Sábado 16 de febrero 2016. Tokio, Japón.
El lugar estaba lleno, gente salía y otra entraba. Una sola mesera no daba a basto con tanta gente, aunque no podía quejarse mucho, a pesar de ser un día ajetreado al final tendría su recompensa, buenas propinas.
Cafetería la plaza, era un lugar no muy grande por lo cual no era muy lujoso o conocido, ubicado a tres cuadras del centro. Aún así contaba con muchos clientes, algunos días menos personas otros días más como era el caso ese día. Una chica de veinticinco años —cabello negro el cual llevaba atado en una coleta baja, ojos de color café claro, tez blanca—, iba y venía con la ordenes de los clientes, cafés, postres o algo de comer.
—Kikyo —la llamo la dueña del lugar, una mujer de unos cincuenta años.
—¿Qué sucede, señora Kaede? —pregunto seria acercándose a la caja donde se encontraba la mayor.
Kaede le había dado trabajo desde hace tres años, un año después que llego a esa cuidad. Era una señora muy amable y le estaba muy agradecida por el apoyo que le brindaba, era como si su madre aún estuviese con ella.
—Deberías descansar un poco —dijo Kaede con media sonrisa—. Yo me hago cargo.
—Hay mucha gente, no puedo simplemente sentarme a descansar mientras usted lleva y trae café —dijo seria—. Así que usted siga cobrando —volvió a sus deberes.
Kaede suspiro y se dedico a ver a la joven caminado de aquí para allá, mostrándole a la gente una sonrisa amable, pero sus ojos expresaban otra cosa, tristeza. No sabía porque, pero desde que la conoció se le veía triste, incluso supo que intento quistarse la vida antes de empezar a trabajar ahí. Hasta la fecha no sabía el motivo que la había llevado a tomar esa decisión y tampoco insistió en preguntar, sabía que Kikyo sólo confiaba ciegamente en una persona, llamada Rin.
La puerta el local se abrió, se trataba de un joven de unos treinta años tez morena y ojos oscuros. Se acerco a Kikyo.
—¿Me mandaste llamar? —pregunto serio. Ella lo miro de reojo.
—Kohaku —lo guió a una mesa hasta el fondo—, espera un poco, por favor.
—Bien —tomó asiento.
Paso una media hora cuando Kikyo apareció frente a él, le llevo pay de manzana y un café. Tomo asiento frente a él y se aseguro de que nadie la escuchara.
—Necesito de tu ayuda —dijo en un susurró.
—¿De qué se trata? —pregunto curioso. Kikyo se removió en su asiento.
—Veras, en México tengo un par de joyerías, quizás los locales estén abandonados. Pero me gustaría que me ayudaras a venderlas.
—¿Rin sabe de esto?
—No, aún no se lo digo. ¿Me ayudaras?
—Claro, tengo unos contactos que pueden ayudarme con ello pero, ¿no seria más fácil que las vuelvas a poner en función? Ganarías más dinero así.
—Tal vez, pero para ello tengo que estar allá para hacerme cargo y no esta en mis planes volver a México —dijo decidida.
—Esta bien —resopló—. Por cierto, hay algo que debes saber respecto a...
—Espera —puso su mano en frente de él—. Cuando llegue Rin, me lo dices —no podía soportar lo que Kohaku le diría si estaba sola.
—¿Rin vendrá? —sonrió de lado y Kikyo asintió—. Haberlo dicho desde el principio.
—Debo volver a trabajar —se puso de pie—. Cuando llegue Rin, hablamos.
—Bien, esperare a Rin.
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I miss you {NarakuxKikyo}
FanfictionUna boda que no llego a realizarse, ella nunca apareció dejándolo con una enorme tristeza. ¿Por qué se fue? Sí era el día más esperado por ambos. ¿Se volverán a encontrar? ¿Estarán juntos de nuevo? No lo sé, nadie lo sabe. Ni ellos mismos. ...