I miss you {NarakuxKikyo}

Capitulo 6 *Te extraño*

Hakudoshi e Inuyasha anotaron todo lo que Kikyo y Rin dijeron respecto al hijo de la pelinegra. En ese momento dejaron el coqueteo para ponerse serios y enfocarse en las preguntas para su trabajo. Por ello eran los mejores de su agencia ya que sabían apartar la vida laboral y personal. Una vez que terminaron —cerca de las once de la noche—, pagaron la cuenta y se fueron a descansar. O al menos intentarlo.

Ellos se pusieron a trabajar enseguida, encendieron sus portátiles y comenzaron a buscar información, para armar teorías e ir descartado a medida que avanzara la investigación.

Kikyo se dio un baño y se recostó mirando el techo, aún no podía creer que volvió a ver a Naraku. ¿Qué pasaría ahora? Estaba segura en que ellos ya no podían volver a estar juntos —por más que ella quisiera—, porque si, deseaba estar con él, pero había muchas mentiras de por medio y Sango se encargo de que las creyera. Se sentía tan tonta por haber creído las palabras de esa mujer, que desde un principio le dejo en claro que Naraku era suyo y que no dejaría que nadie se lo quitara, sólo que nadie supo eso ya que no le tomo importancia a sus palabras.

—Soy una tonta —susurró. 

Tomó su celular y vio que eran las tres de la mañana, ¿tanto llevaba pensando? Resopló y se levanto. Salió para ir por vaso con agua. Al caminar de regreso a la habitación, vio de reojo la puerta de la recámara de Rin. Entro con cuidado de no despertar a la castaña, se acerco al mueble donde estaba el bolso que uso ese día. Se sentía como una ladrona al hacer eso, pero necesitaba el número de Naraku. Una vez que encontró la tarjeta del ojos carmín salió de la habitación.

Rin sonrió al abrir un ojo y verla salir, la había escuchado cuando entro. Aunque parecía tener el sueño muy pesado, no era así. Con cualquier ruido se despertaba enseguida, por ello podía darse cuenta cuando a pelinegra lloraba en la madrugada. Dio la vuelta en la cama para seguir durmiendo pero, la curiosidad era más grande. Tenía la sospecha de que le llamaría al ojos carmín a esa hora. Con cuidado de no hacer ruido, se levantó y salió para quedarse quieta tras la puerta de Kikyo.

La pelinegra estaba sentada en la orilla de la cama, en su mano derecha tenía su celular y en la otra la tarjeta, ya había registrado el numero, ¿debía llamarlo? Eran las tres y media de la mañana, de seguro estaba dormido. Miro al techo y suspiró, su celular se resbalo de la mano y sin querer presiono llamar. Sus ojos se abrieron a más no poder la llamada estaba entrando. 

¿Qué debía hacer?

Se sentía como una adolescente, colocó el móvil cerca de su oído. Esperaría unos segundo mas y colgaría. Sus  ojos se abrieron a más no poder al escuchar la voz del otro lado de la linea.

—¿Bueno? —se escucho la voz de Naraku—. ¿Quién habla?

—N-naraku —hablo tímida.

—¿Kikyo? 

—Sí...

—¿Ocurre algo? —pregunto en tono tranquilo.

—¿Tomaste? 

—Un poco —suspiró—. Tenemos mucho que hablar. 

—Lo sé. Creo que te dejare dormir —estaba por colgar.

—Kikyo...

—¿Qué?

—Te extraño... —confesó y ella sonrió.

—Yo también —susurró y escucho la leve risa de Naraku.

—Buenas noches —le dijo Naraku en voz suave.

—Buenas noches —susurró Kikyo.

Colgó y recostó con una sonrisa en los labios. Al paso de unos minutos se quedo dormida. Rin, quien había escuchado todo, no pudo evitar dar un salto de felicidad. Ahora que los escucho, haría lo posible porque ellos volvieran a estar juntos.