I miss you {NarakuxKikyo}

Capitulo 23 *Sed de venganza*

Naraku apretaba la mano de Kikyo, ya que ella estaba contando lo que paso desde el día de la boda.
Los padres de Naraku escuchaban atentamente lo que la pelinegra decía.

Tsubaki sintió un nudo en la garganta al saber todo lo que le paso a Kikyo tras perder a su hijo, pues ella también era madre y se hubiera puesto muy mal si alguien le hubiese robado a Naraku.

—¿Por qué no contactaste a Naraku? —quiso saber Tsubaki.

—Porque yo pensaba que estaba casado, así que no le vi el caso molestarlo.

—Debiste llamarnos a nosotros —agregó Onigumo.

—Dudo mucho que atendieran mis llamadas —dijo sincera.

—Tienes razón —dijo Tsubaki—. Tengo entendido que se casaron, ¿verdad?

—Sí —respondió Naraku.

—¿Sólo al civil? —ambos asintieron—. Falta la boda religiosa, pero debe ser en México, así poder organizar todo mejor.

—No estabamos planeando algo en grande —dijo Naraku, mirando con seriedad a su madre.

—No lo haré en grande si no quieren, pero si debe ser algo inolvidable.

—Pero eso tendrá que esperar —intervino Kikyo.

—Es verdad —dijo Naraku—. Por su embarazo no puede salir ni del departamento.

—No seas exagerado —le murmuró Kikyo dándole un leve codazo.

—No exagero, es la verdad.

—Entonces... —hablo Onigumo para evitar que ellos discutieran—. ¿Volverán a México cuando nazca el bebé?

Naraku y Kikyo cruzaron miradas, no esperaban esa pregunta. De hecho hasta Tsubaki se veía ansiosa por la respuesta.

—Lo hablaremos —dijo Naraku, pues no podía tomar la decisión solo. Tenían que estar de acuerdo los dos.

—Esta bien —dijo Tsubaki no muy convencida.

—Entonces, ¿aceptan a Kikyo de nuevo? —pregunto Naraku, quería estar seguro.

—A mi siempre me agrado —respondió Onigumo con sinceridad.

—Por mi no hay problema, si la quieres no voy a oponerme —dijo Tsubaki con media sonrisa, de nada le serviría oponerse.

—Gracias —susurró Kikyo.

—Creo que nos vamos, tenemos que buscar un hotel — Onigumo se puso de pie y le extendió la mano a su esposa para ayudarla a levantarse.

Kikyo miro de reojo a Naraku y este se encogió de hombros.

—¿Por qué no se quedan aquí? —pregunto Kikyo con algo de timidez.

—No quisiéramos causar molestias —dijo Onigumo.

—No seria molestia —aseguro la pelinegra.

—¿Tienen espacio?

—Sí, esta la otra habitación.

—¿No es donde duerme Kagewaki? —pregunto Tsubaki.

—No —respondió Naraku—. Él duerme con nosotros.

Después de algunos minutos de tanto insistir, los padres aceptaron y se instalaron de en la habitación que estaba libre. 
Luego salieron para comprar algunas cosas, pues habían decido quedarse un par de semanas, querían acercarse más a su nieto. Y fueron a comprar algunos juguetes.