Rescate

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Las horas pasaban lenta y tortuosamente, Aome seguía en la casa de Rin para ayudarle a cuidar a Kai, le niño estaba distraído jugando con el hijo de Aome. Rin estaba en su habitación con Sesshomaru, él se encontraba sentado en la orilla de la cama y la castaña sentada en sus piernas.

No hablaban, cada uno estaba distraído en sus pensamientos, pero no dejaban de abrazarse con fuerza. Acordaron no decirle nada a sus padres de lo que estaba pasando, al menos no por el momento, no estaban de humor para responder a tantas posibles de sus familiares y amigos. Ya estaban demasiado estresados como para aguantar llamadas cada cinco minutos, lo único en lo que podían pensar en Mei y en lo mucho que debía estar sufriendo. 

Las nueve de la noche eran cuando Sesshomaru salió del baño, se había dado una ducha rápida y se alisto para irse, no sin antes darle un beso a Rin y hablar un poco con Kai.

—Ve con cuidado —dijo Rin angustiada cuando él estaba por salir.

Sesshomaru asintió levemente y se fue de allí. Rin abrazo a Kai con fuerza y él correspondió al abrazo de su madre, también extrañaba a Mei y podía sentir que ella estaba triste y llorando, pues a ratos, sin que pudiera controlarlo, las lágrimas salían de sus ojos.

Sesshomaru subió a su auto y se dirigió a la casa de Inuyasha, no podía ir a la comandancia ya que no estaban seguros si Dean los vigilaba o no. Así que acordaron verse en ese lugar, la policía era comandada por Hakudoshi, quien estaría siguiéndolos a una distancia prudente y con las sirenas apagadas para que Dean no los viera venir y no huyera. 

~O~O~O~

Dean tuvo que atar a la pequeña y cubrirle la boca ya que en un momento que se distrajo y dejo la puerta abierta, la niña quiso salir corriendo.

—Para ser tan pequeña eres muy inteligente —susurró al dejar a Mei en el rincón de la habitación.

Mei se quedo dormida después de un rato de estar llorando, su estómago gruñía tenía hambre y se negaba a comer algo, ella quería estar con sus papás y su hermano.

Dean se dejó caer en el sofá, llevaba en su mano una cerveza. No estaba acostumbrado a beber ese tipo de bebidas, él siempre había tomado de los mejores vinos.
Sin querer se perdió en aquellos recuerdos donde era uno de los mejores modelos a nivel mundial, muchas chicas estaban tras él. Los contratos para ser la cara de un nuevo producto no le faltaban, pero todo eso termino cuando entro a aquel casino donde conoció a una joven pelinegra, muy bella, sus ojos eran verdes y su piel blanca. Quedo hechizado desde que la vio, pero las cosas no salieron bien, pues ella la esposa del dueño del lugar y aun así tuvieron una relación. Ella lo alentó a apostar, le decía que dejaría a su esposo para irse con él, cosa que nunca paso.
Cuando menos lo espero ya estaba hasta el cuello de deudas y ella le había dado la espalda diciendo que no lo conocía.

Logro cubrir un pequeño porcentaje de la deuda, pero aun así debía mucho dinero. El dueño del casino comenzó a amenazarlo de muerte si no pagaba, por ello había comenzado a buscar algo o alguien que le ayudara con esa deuda.

Un fuerte golpe en la puerta lo saco de sus pensamientos. Frunció el ceño pues, ¿quien podía ser a esa hora? Además de que nadie sabía que él estaba allí, a excepción de los chicos que le ayudaron en el secuestro de Mei, pero quedo que se vería con ellos en una semana y a penas habían pasado dos día.

—¿Y si vienen a matarme? —se pregunto a si mismo, mientras se dirigía a abrir. 

A penas abrió la puerta y los chicos entraron sin siquiera dejar que él abriera bien la puerta. Dean los miro con molestia, ellos parecían muy tranquilos. 

I miss you {NarakuxKikyo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora