El año pasado sucedió algo.
Bueno, en realidad pasaron muchísimas cosas, pero hubo una en particular que me ha marcado para siempre. Estoy hablando del fenómeno de #LaOtraFantasíaMedieval. Laura Morán lo explicó estupendamente en su blog (tenéis el link en el enlace externo), pero yo me voy a remitir al fragmento que ha logrado grabarse a fuego en mi cabeza:
Este tipo de escenas nunca me han gustado. Ni para leerlas ni escribirlas, así que tampoco es que me haya dedicado a incluirlas a mansalva en mis historias, pero sí he metido muchos micromachismos. Demasiados. Puede que lo hiciese con la intención de criticarlos, pero también porque creía que eran una pieza más del decorado. Tenían que estar ahí con las armaduras, los tapices y los castillos. Lo cual, pensándolo ahora, es absurdo dado que todo lo que escribo es sobre realidades alternativas, mundos fantásticos y dimensiones creadas por brujas.
Después del impacto de esta revelación, tan simple que nunca me la había replanteado, me lancé sin pensarlo para participar en la futura antología de La Otra Fantasía Medieval.
Aquí es cuando me toca hablar de mi proceso de creación y cómo cree un cuento medieval sin machismo, pero no os voy a engañar: no me comí para nada la cabeza. Fui a mi biblioteca de ideas y me puse a pensar cuál era la mejor para escribir con temática medieval. Eso fue lo más difícil: todo lo que tenía era sobre robots, inventos demasiado modernos o futuros postapocalípticos. Al final me salvó un sueño, así que mi historia fue sobre eso: sobre sueños.
Y me puse a escribir.
El hecho de tener ya desarrollado un universo sin apenas machismo me ayudó bastante. Solo tuve que limpiarlo de porquería y centrarme en la historia del cuento (que fuera sobre dos chicas lo hizo todo más fácil). Ya lo he dicho, en algunas cosas me complico muy poco la vida: basta con coger todos los tópicos y enviarlos a la papelera. Tras años leyendo tantas historias con clichés o escenas machistas, localizarlas se vuelve sencillo. Es algo que a mí por lo menos me molesta mucho, por lo que en el momento que siento que algo me chirría, me pongo las gafas violetas y ahí los encuentro, arruinando una buena historia.
Sonaré exagerada, pero La Otra Fantasía Medieval ha cambiado mi manera de enfocar las historias (y de verlas, como me pasó hace poco con Drifters). Y agradezco muchísimo a ver descubierto de qué iba justo cuando estaba desarrollando el mundo de Las esquirlas de Miscelánea (una novela supermaja que podéis leer en mi perfil de Wattpad ;D). Gracias a ello, ahora no hay sitio para machismo con tantas brujas, espejos encantados y bestias.
Y quien dice fantasía medieval, dice fantasía a secas, trascurra en la época que transcurra. Como si es en el año 2368. Aunque fuese para criticarlo (en un uso muy aburrido de la vía clásica) ya escribí en el pasado demasiadas historias tiznadas de machismo. Ahora toca avanzar un poquito y disfrutar de aventuras libres de algo que tampoco quiero en la realidad.
A fin de cuentas, ¡cuando escribo mando yo!
Bueno, se supone que esto es un recopilatorio de consejos, así que, ¿cuál es el consejo de hoy? Que escribir ficción sin machismo se puede y encima es maravilloso.
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Consejos para escribir
Random¡Hola! Soy Celia Añó, dibujante y escritora de fantasía. Aquí os cuento mi experiencia en el largo camino de la escritura, mucha motivación, trucos, errores en historias y cómo aprender a publicar tus propios libros.