Desde hace unos días están las redes revueltas cual mar infecto de tiburones por el tema de los lectores sensibles/lectores para la sensibilidad/sensitivity readers/como cada uno los llame. Y aunque el tema ya empieza a calmarse y Dragón mecánico se me ha adelantado con la entrada, quería hablaros un poco de mi experiencia con los lectores sensibles.
No os lo negaré: la primera vez que escuché hablar de lectores sensibles me parecieron una tontería. Hay que cosas que para mí son tan de cajón que no entendía ni el revuelo (porque también hubo revuelo hará un año, aquí hay temas que parecen tener la periodicidad de la gripe) ni porqué tantas personas lo defendían a capa y espada. Me hice a un lado de la polémica y seguí con mis cosas sin darle más importancia. Pero después de eso comencé a meterme en el mundillo de los lectores beta o lectores cero: tanto a pedir su consejo cada vez más a menudo como a ofrecerme de lectora beta. Así es como me enteré que Sonia Leronés acababa de terminar un libro en el que su principal tema era la depresión y para su revisión buscaba tanto a gente que supiese de la depresión como que la hubiese vivido. Me pareció y me sigue pareciendo estupendo: más allá de perfilar su manuscrito, Sonia quería reflejar una realidad y que la gente se indentificarse con la historia. Creo que hizo un trabajo estupendo y solo por eso su libro ya tiene muchos puntos para mí.
Así entendí qué era realmente un lector sensible. La historia no acaba aquí, pues sin darme cuenta, yo empecé a hacer de lectora sensible. Soy feminista y me es imposible quitarme las gafas lilas cuando leo. Me fijo en muchísimos detalles y por eso me ilusiono cuando una historia lo aprueba todo, al igual que me entristece cuando me encuentro misoginia entre líneas o micromachismos camuflados. Así que cuando beteo cosas de mis amigas o compas, quieran o no, me fijo en una serie de detalles:
-La cantidad de personajes femeninos y su relevancia.
-Si la historia aprueba el test de Bechdel.
-Micromachismos.
-Misoginia oculta.
-Ciertos comportamientos.
Si veo algo a destacar, pues lo comento. Y aquí está la gracia del lector sensible: los lectores sensibles somos especialistas en un campo y ayudamos a evitar errores y corregirlos. Yo les doy mis impresiones y ya si eso deciden si hacerme caso o no. Si te advierto que tu historia no pasa el test de Bechdel puedes ignorarme, pero también puedes ver cómo solucionarlo o pedirme consejo, que no me cuesta nada darlo. Los lectores sensibles no censuramos: asesoramos, damos consejos y recomendaciones. De la misma manera que alguien se documenta sobre bacterias o astrofísica, pues también puedes pedir consejo para ciertos temas. Aprovecho para comentar que además de feminismo también podéis pedirme consejos sobre microbiología, que luego se me pone la sangre púrpura al leer ciertas cosas.
"¿Y por qué hay quien dice que esto es censura?"
Pues no lo sé. Como lectora feminista yo no le diría a Rafael de la Rosa que eliminase a sus personajes machistas de Hijas de Lilith. Eran un asco de gente, gentuza donde las hubiese, pero eso no significa que la historia fuese machista. En cambio sí que me hubiese encantado que José Antonio Cotrina lo hubiese tenido más en cuenta para Las fuentes perdidas, que aunque es una preciosidad de libro y me encanta, tiene un problemoncio con la representación femenina.
Los lectores sensibles son lectores cero. Y como cualquier beta, está para ayudarte a que tu historia sea lo más bonita y perfecta que pueda ser, y luego disfrutemos leyéndola. Ya si eso cada uno decide si usarlos o no.
¿Cuál es vuestra experiencia con los lectores sensibles? ¿Qué opináis? ¿Los conocíais? Y lo más importante: ¿te ha quedado alguna duda? Muchas de las quejas que he leído son por desconocimiento, así que si hay algo que explicar, por mí encantada.
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Consejos para escribir
Random¡Hola! Soy Celia Añó, dibujante y escritora de fantasía. Aquí os cuento mi experiencia en el largo camino de la escritura, mucha motivación, trucos, errores en historias y cómo aprender a publicar tus propios libros.