En realidad voy a hablar más de empatía que de gritos agonizantes. Y de lo importante que puede ser maltratar un pelín a los personajes mientras que el mal trato debería estar prohibidísimo. Ni a las mascotas ni a los regalices ni a las chuches, ¡di no al mal trato de personajes!
Dicho esto, vamos a separar conceptos:
MALTRATAR A UN PERSONAJE
Básicamente, darle de hostias. Literal o metafóricas, que poco se habla de los mazazos psicológicos que pueden tirarle al suelo y dejar que se replantee unas cuantas cosas. Que desmembrar, apuñalar y convertir a los personajes en alfileteros es cada vez más común, pero no solo con violencia puedes hacerle daño.
¿Qué puedes conseguir? Sensación de peligro y empatía.
TRATAR MAL A UN PERSONAJE
Que la trama le ignore vilmente, que sus acciones se contradigan, que los demás personajes pasen de él porque tienen un objetivo inflexible y el papel de este desgraciado esté encorsetadísimo. Suelen acabar convirtiéndose en villanos por obligación o muriendo sin apenas trascendencia.
¿Qué puedes conseguir? En bichos raros como yo, empatía por ese personaje y que acabe cogiéndole manía a los demás, aunque sean los protagonistas. Es un síntoma común de historias aquejadas de protagoniscentrismo, con títeres en vez de personajes y trama mal llevada.
¿Están las diferencias claras? ¿Sí? ¿No? Bueno, yo voy a seguir igualmente que hay mucho jugo en ambas ideas que exprimir. Y si algo no queda claro, con suerte se irá explicando (¡Y sino a los comentarios!)
APROVÉCHATE DEL MALTRATO EN TUS HISTORIAS
Hay un concepto que adoro. Yo lo llamo sensación de peligro aunque supongo que cada uno le pondrá el nombre que quiera. Es el anzuelo que muchas veces te hace seguir leyendo o que no te puedas quitar la historia de la cabeza. Porque no sabes qué va a pasar, si será bueno o malo. Dudas porque la historia ya te ha enseñado que no siempre las cosas acaban de rositas. Esta vez puede ser que sí o que no. Quizás estés temblando porque tu personaje favorito está en la cuerda floja o quizás estés bailando la macarena porque te mueres de ver algo de sufrimiento. O ambas cosas, que somos personas que sentimos de todo. En definitiva, pase lo que pase, esa trama en cuestión no te es indiferente.
Parte del existazo de Canción de hielo y fuego es que tiene una sensación de peligro brutal. Porque da igual que el personaje sea bueno, protagonista, te caiga bien o narre. El autor les corta las manos, la nariz, los tortura y hasta los mata. En ningún momento sabes cómo acabará todo ni quién estará menos chafadito al final del libro. Eso es el maltrato máximo. Y funciona, todos lo sabemos, pero también hay gente a la que no lo gusta y prefiere no leerlo. A veces un exceso puede ser contraproducente, eso ya que cada uno lo vea mejor para su historia.
Luego están esas otras historias, donde los personajes están asustados, lloriquean un poco y repiten una y otra vez que la situación es jodidísima. Pero no te lo crees porque en una saga de cinco libros a lo sumo se han roto la uña del pie. O todas las heridas gravísimas-de-peligro-mortal-de-esas-escenas-que-te-quitan-el-aliento-cuando-las-lees-porque-no-te-crees-lo-que-ha-sucedido se han curado con un chasquido de dedos (De eso hablaré otro día). En ningún momento compartes la angustia de los personajes porque sabes que no les pasará nada. Y al final, no pasa nada. Un ejemplo sería Los héroes del Olimpo. Es una saga entretenida, pero que nadie me diga que sufrió pensando en lo que iba a suceder porque es de las que los buenos triunfan siempre, las derrotas son "derrotillas" y los finales son más bien predecibles.
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Consejos para escribir
Diversos¡Hola! Soy Celia Añó, dibujante y escritora de fantasía. Aquí os cuento mi experiencia en el largo camino de la escritura, mucha motivación, trucos, errores en historias y cómo aprender a publicar tus propios libros.