De cómo llegué a escribir más de mil palabras todos los días

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Esta entrada lleva persiguiéndome desde el año pasado. Es algo que quiero contar desde hace mucho, concretamente, desde que conseguí algo que se me escurría una y otra vez de entre los dedos. Que no sé el resto de gente que escribe, pero cuando descubrí lo que era una rutina y se me juntó con un bloqueo de los gordos, pues lo pasé muy mal plantándome delante del ordenador para arañar dos frases.

Ojo, escribir dos frases todos los días al final dan para mucho. Pero yo quería (y quiero) ser requetehiperproductiva y a dos frases por días pues sentía que no llegaba a ningún lado. Y aquí insertemos batallitas conmigo misma, problemas de proyectos, derrotismo y etecé durante un par de años hasta llegar al 2017, donde me dije que esto se iba a acabar. Y lo conseguí.

CONSEJOS ÚTILES PARA CONSEGUIR UNA RUTINA DE ORO

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CONSEJOS ÚTILES PARA CONSEGUIR UNA RUTINA DE ORO

1-Las musas dan ideas, pero no inspiran párrafos enteros. Te tienes que sentar con ganas o sin ellas, con sueño o cansancio, y escribir sin pensar en otra cosa. Adiós internet, adiós mundo y escribe durante el tiempo que te marques. A mí me cunde a partir de media hora, pero esto es cosa ya de cada uno. Y si el borrador sale patata, no te preocupes, que luego se puede corregir, reescribir, embellecer o mutilar. Tu escribe, que antes que quede bonito necesitas algo que pasar por quirófano.

2-Resérvate un hueco que sea siempre el mismo. Así acabarás asociando que ese momento al sentarte es el momento de escribir y costará menos meterte en la historia. También es útil tener horas alternativas por si el día se trastoca y no puedes escribir cuando te toca.

3-Comparte lo que haces. Yo estuve el año pasado en un grupo de Facebook organizado por Gabriella Campbell y fue maravilloso. Todos los días, al acabar, iba a dar el parte y comentaba en los posts de los demás. Teníamos una retroalimentación preciosísima y conocí a escritoras geniales. Hablar con los demás, gritarle al mundo que has hecho 888 palabras, tener un grupo... Todo sirve para sentarte con más ganas a escribir para demostrar lo que vales (o para que luego te preguntasen qué clase de vitaminas tomas para escribir tanto. Esa broma me hizo muy feliz en el grupo y hacía que escribiese aún más).

4-Y el que es tan obvio que casi se me olvida: ¡piensa de antemano lo que vas a escribir! Cuanto más claras tengas las ideas, más fluida irá la sesión. Parece muy tonto, pero es la mejor manera de superar la maldición de la hoja en blanco. Y esto sirve tanto a brújulas como a mapas. Ni siquiera necesitas tener una escaleta hecha, solo tener en tu cabeza el esquema de lo que vas a escribir.

MI GRAN TRUCO BRUJERIL

De este truco ya he hablado. Hace un año dije que lo probaría a ver que tal y me ha funcionado tan bien, que me he dedicado a recomendárselo a más gente. Y ya era hora de dedicarle un hueco en el blog.

Lo llamo el truco de las cien palabras y a mí, por lo menos, me ha servido muchísimo.

Empiezas un mes con cien palabras diarias. Ese es tu mínimo y es uno muy fácil de conseguir, así que con poco ya te puedes acostar satisfecha: lo has conseguido. Al siguiente mes, cien más, es decir, doscientas palabras diarias. Es una pizca más, el cambio no se nota casi, así que sigues acumulando días escribiendo. Y así trescientas al siguiente mes, luego cuatrocientas, luego quinientas... Hasta llegar a mil doscientas palabras diarias el último mes.

El año pasado, por junio yo ya hacía más de mil palabras todos los días. Llegué incluso a dos mil o cinco mil según si me tocaba capítulos de Las esquirlas de Miscelánea o estaba muy motivada con algún cuento para concurso. Este año se lo he propuesto a mi hermana, y ya hace entre setecientas y mil todos los días a pesar que su mínimo sean doscientas.

El caso es que por poco que hagas, aunque solo escribas el mínimo que te toca, si haces doce meses al final habrás escrito unas 390798500 palabras. Pero por experiencia te digo que acabarás haciendo más. Porque al final, entre una cosa y otra, ya no necesitarás ni mínimos ni excusas: te sentarás, te pondrás a escribir y después de tantos días, las palabras saldrán solas.

¡Así que mucho ánimo! Las excusas se han acabado: a escribir.

¡Así que mucho ánimo! Las excusas se han acabado: a escribir

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