Hoy en Cosas que aprendió Celia en el 2017 llega: los borradores tienen derecho a ser más feos que Quasimodo.
Yo cumplía estas cuatro (Y alguna más) y era TERRIBLE. No avanzas nada y encima estás todo el tiempo de bajona porque nada de lo que escribes te deja satisfecha. Es un círculo interminable de no avanzar y encima sentirte un fracaso.
Hasta que me dí cuenta que escribir es como dibujar.
Cuando empiezas a dibujar no lo haces por los detalles. No coges los colores y empiezas a pintar desde cero, no te sale una mano perfecta, ni siquiera sabes si te va a salir la idea que tienes en la cabeza o la vas a cambiar por la marcha. Cuando empiezas a dibujar primero trazas un esbozo con el que miras el espacio que te va a ocupar, si te sale lo que querías o cambias de idea.
Lo mismo sucede con cualquier cosa que vayas a escribir. Todo empieza con un primer borrador.
Escribimos como dibujamos, con derecho a recrearnos en nuestros errores y pasar un buen rato. Olvidemos la perfección, que no existe, y disfrutemos de ese momento en el que podemos plasmar lo que tenemos en la cabeza. Es un borrador y algunas cosas saldrán mejor y otras no tanto, ¿y qué más da? ¡Estamos a tiempo de corregir lo que queramos! Y una vez lo tienes, entonces ya matizas, añades tooooodo lo que tienes pensado, pero también esos detalles que se nos han ocurrido por la marcha. Y da lo mismo si es feo o bonito, lo importante es que estamos avanzando y que en cualquier momento podemos coger la goma y eliminar todo lo que no nos gusta. Solo cuando estás dibujando, cuando llevas la mitad de la historia, sabes cómo acabará, hasta entonces es una imagen idealizada en tu cabeza que, en fin, no deja de ser eso, un pensamiento.
Así que no pares, no empieces de nuevo. Acaba, que ya corregirás luego. Estamos escribiendo con lápiz trazos de una historia que es solo para nosotros. Y solo puedes colorear con un borrador que ya esté terminado.
Hay noches en las que escribo y siento que lo que estoy haciendo es una patata. Me entran ganas de dejarlo o de empezar otra cosa, pero ese borrador es mi patatita así que sigo. Y así es como en un año la Celia del presente ha terminado un montón de proyectos mientras que la Celia del pasado no conseguía nada.
Moraleja: hay que darle amor a nuestros borradores por feos que sean.
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Consejos para escribir
Random¡Hola! Soy Celia Añó, dibujante y escritora de fantasía. Aquí os cuento mi experiencia en el largo camino de la escritura, mucha motivación, trucos, errores en historias y cómo aprender a publicar tus propios libros.