Gastón observaba el campo de fútbol desde las gradas, ¿cómo había terminado ahí? Siempre había sido un amante del baloncesto pero nunca entró a un equipo y se quedó en el fútbol porque era lo único interesante que su Instituto le ofrecía, pero ahora podía escoger otros caminos, ¿por qué había vuelto a escogerlo?
¿Será que realmente le gustaba?
Sintió la presencia de alguien a su lado y notó que era Evan, se quitó los audífonos, le había dicho algo que no había escuchado.
—¿Qué dijiste?
Evan rio.
—Te pregunté si estabas pensando, pero parece que sí—le dijo—. Tenías una cara de concentración enorme.
—Ah, no era nada—comentó, Evan lo miró esperando que le dijese algo más, conocía a Gastón desde hace mucho, sabía que realmente lo que pensaba era algo importante para él.
—Vale—le dijo—, Keyla me ha invitado a salir.
Gastón asintió lento.
—Lo sé—murmuró.
— ¿Te molesta si acepto salir con Keyla?—el chico volteó a verlo, admitía que sí le molestaba un poco, pero no era algo que iba a decir en voz alta.
— ¿Por qué debería molestarme eso?
El castaño lo miró con una ceja alzada, se cruzó de brazos y esperó a ver alguna señal o gesto en su rostro.
—Pensé que ustedes tenían algo.
—Si te invitó a salir es porque no tenemos algo—le quitó la mirada de encima, eso era algo que Evan no podía dejar pasar tan rápido —Acepta la cita si eso deseas.
¿A qué jugaba su amigo?
Se notaba a leguas que le incomodaba hablar sobre eso. ¿Por qué le decía que aceptase?
Estaba seguro que a Gastón le gustaba, sólo que quizás él no se había dado cuenta de ello.
Quizás debía molestarlo un poco.
—Me causa un poco de curiosidad su forma de ser.
—Te entiendo, me sucede lo mismo—notó una mueca en su rostro, ¿era una sonrisa? El pelinegro frunció el ceño y luego continuó hablando—. ¿Ya terminaste de hablar? Me gustaría seguir leyendo mi libro.
—No estabas leyendo nada cuando llegué.
—Pero ahora quiero hacerlo.
—Y yo quiero entender lo que te pasa—le dijo, Gastón lo miró sin comprender—. Estás a la defensiva.
—No lo estoy—el chico bufó.
—Te conozco desde niños, ¿de verdad crees que no noto que te gusta Keyla?
Gastón se quedó en silencio por un momento, quizás buscaba las palabras exactas para responder o quizás estaba aturdido con lo que le había dicho como para saber qué decirle.
Sí le gustaba ella, toda su personalidad era brillante para él. Le gustaba conversar con ella y pasar el rato juntos pero no la veía como algo amoroso, no la veía de la manera en que Evan decía.
—Creo que estas confundiéndote—le dijo—. Keyla te ha invitado a ti a salir, ¿no te gusta?
El castaño chasqueó su lengua y prefirió no continuar con eso.
—Nunca cambias—le dio dos palmadas a su espalda y se levantó de donde estaba—. Te veo en un rato en el campo—le dijo—, y si quieres saberlo, aceptaré la cita con Keyla, ya que a ti no te gusta ella.
El pelinegro lo vio marcharse, un suspiro de cansancio salió de su boca. Sacó su celular para enviarle un mensaje a su amiga informándole que lo más probable es que Evan aceptara a salir con ella.
Ni siquiera sabía por qué lo hacía.
Keyla no respondió el mensaje, cosa que le extrañó pero no le tomó mucha importancia. Continuó observando el campo de fútbol, habían muchas cosas en su vida que le gustaban y no estaba completamente al tanto de ello.
Era algo raro, siempre se describía como un chico transparente, las personas fácilmente podían ver lo que estaba pensando por los gestos de su rostro, ¿por qué a veces dudaba tanto de sí mismo entonces?
Sintió un peso sobre él que lo abrazó por la espalda sobresaltándolo por completo.
—No puedo creer que me diga que sí—se calmó cuando escuchó la voz de Keyla cerca de su oído—. Es el sueño de toda chica con crush.
La tomó de los brazos para que se soltase de él.
—Espacio personal, Keyl—le dijo apartándola, ella se rió.
—Algún día Gastón conseguirás a una chica y no te importará que esté tan cerca de ti, es más, te encantará que lo haga—le dijo y lo soltó, se sentó a su lado en las grandas.
—La única chica que me interesa en este momento no me da ni la hora, así que a menos de que a ella le gusten los de mi tipo, eso nunca pasará.
—Nunca digas nunca.
—Nunca—repitió, Keyla rodó los ojos y le dio un pequeño golpe en el hombro—No necesitaba el golpe, gracias.
—No sé si eso es sarcasmo o no, es que siempre hablas con ese tono tan sin emociones.
—No sabía que era una persona inexpresiva, gracias por hacérmelo saber—le dijo. —. Eso sí era sarcasmo, por si tienes la duda—le aclaró, Keyla se rió y posó la cabeza en su hombro.
Esa sensación le daba calma.
— ¿Podemos ir hoy a ver a Kenzie? Yo ya le hablé a Evan, deberías seguir tu propio consejo.
—No pasará—se negó a la idea, Keyla le sonrió y se acercó para besar su mejilla. Gastón se sorprendió por eso pero hizo como si no hubiese sido algo importante—. Eso no ayuda a que cambie de opinión, y hablo en serio con lo del espacio personal.
—Espacio personal, espacio personal—lo remedó, Gastón se rio por eso y prefirió no decirle nada más.
Keyla observó el campo y se dio cuenta que Evan estaba ahí, la estaba mirando también desde lo lejos. El chico le sonrió y la saludó con la mano, ella le devolvió el saludo tímidamente; Evan era demasiado lindo, le daba vergüenza incluso sostenerle la mirada.
—Me quedaré aquí para verte entrenar.
—¿Me lo dices a mí o se lo dices a Evan?
Keyla miró a Gastón y le sonrió cómplice.
—Obviamente a ti—tomó su brazo.
—No te creo en nada—le dijo.
La chica regresó la mirada a Evan y luego miró a su amigo. Podía ver a los dos practicar, no tenía que escoger a uno solo.
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Lo Que Quieren Los Chicos
Teen Fiction¿Qué quieren los chicos? El objetivo de Keyla desde que llegó a su nueva ciudad fue conquistar al lindo chico que atiende cada día en su cafetería favorita, pero no sabe cómo acercarse por lo que prefiere recaudar información sobre ellos para usarl...