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Despertó temprano por la mañana, cuando escuchó el ruido de la licuadora en la cocina de su casa. Se dio una vuelta en la cama y se fijó en el chico que se encontraba a su lado durmiendo. Gastón se veía tan tranquilo, tan relajado durmiendo, que no quiso despertarlo y sólo quedarse así.

Keyla observó al chico, podía notar las pequeñas pecas que tenía en la nariz y se acercó un poco a él para fijarse más. Quería experimentar esa sensación todos los días, despertar a su lado y sentir sus abrazos en la noche.

Ya se sentía mucho mejor, la fiebre había pasado y había asumido que el chico se había quedado dormido junto a ella por lo tarde que era. No supo si había pasado mucho tiempo mirándolo, pero este se despertó de golpe y la miró.

Su corazón latió rápido al sentir que la habían descubierto mirando.

El chico sonrió y la abrazó acercándose a ella.

—Buenos días Key—dijo con una voz ronca, notándose claramente que acaba de despertarse.

—Buenos días, ¿dormiste bien?

Gastón asintió con los ojos cerrados.

—¿Tú cómo te sientes?

—Mucho mejor—le dijo—, mi papá ya está aquí, puedo escucharlo en la cocina.

—Tu papá sabe que estoy aquí—le dijo, Keyla lo miró confundida, ¿cómo sabía él eso?—. Me he levantado cuando llegó y pensé en irme, pero me ha dicho que era tarde y que me quedara.

Se sorprendió que su padre la dejara quedarse con Gastón. Aunque sabía que este le tenía mucha confianza al chico y lo consideraba parte de la familia desde el día uno con ella.

—Entonces vamos a desayunar—le dijo, Gastón se acercó para darle un beso en la mejilla y luego la dejó levantarse de la cama para ir al baño.

Keyla se cepilló los dientes y se lavó la cara. Se miró en el espejo y miró su cabello todo despeinado por dormir, sabía que Gastón lo había visto pero esperaba que el chico no le importase en absoluto.

Luego de unos minutos, salió del baño y notó al chico sentado en la cama.

—Aquí debo tener un cepillo de dientes nuevo—le dijo y fue hacia su mesa de noche para buscarlo entre las gavetas. Encontró un cepillo en una de ellas y se lo entregó al chico.

—Gracias guapa—le dijo—, te veo en unos minutos—tomó el cepillo y fue hacia el baño.

Keyla aprovechó para peinarse un poco el cabello y luego colocarse un suéter para así bajar hacia la cocina. Ahí se encontró a su padre junto a Kenzie, una sorpresa para ella ya que no esperaba que él estuviese ahí.

Su padre la miró y la saludó con alegría.

—Hey cariño, ¿cómo amaneces?—le preguntó, Kenzie volteó a verla y le sonrió.

—Buenos días—dijo ella—, buenos días Kenzie.

—¿Cómo te sientes?—le preguntó ella—, tu papá me dijo que te sentías mal.

—Estoy mucho mejor ahora.

—Porque su novio ha venido a ayudarla—respondió su padre, Kenzie se rio—, por ciento, ¿en dónde está él?

No tuvo el tiempo para contestar porque Gastón apareció detrás de ella, se fijó rápido en Kenzie y se acercó a saludarla con un abrazo, Keyla miró la escena recordando que, un par de meses atrás, Gastón tenía un pequeño enamoramiento con ella. ¿Eso le causaba celos? No realmente, se le hacía gracioso cómo todo había terminado.

Lo Que Quieren Los ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora