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Keyla entró a la Clave de Sol, esta vez podía sentir que era diferente a las otras veces que solía pasarse luego de sus clases, esa vez era diferente porque tenía un tema de conversación con Evan, tenía la confianza de poder hablarle.

Lo observó al entrar, estaba atendiendo a una pareja en la caja registradora, sonreía de la manera más linda que había ella visto antes. Sus ojos brillaban y su perfil se veía más atractivo que otros días, ¿cambiaba algo? ¡Lo cambiaba todo! Se sentía con confianza en ese momento y caminó hacia él, esperó que terminara de atender a la pareja para luego darle una sonrisa suave.

—Hey Evan—lo saludó, Evan la miró con una sonrisa.

— ¿Cómo estás linda? —le respondió con un tono diferente, era atractivo, eso la hizo querer suspirar de lo linda que podía llegar a ser. Le gustaba que él la llamara de esa forma.

—Todo bien ¿y tú?—preguntó—. ¿Pasas un buen rato aquí?

Evan rio.

—Es genial trabajar aquí—mencionó—, me dejan tomar café en mi tiempo libre.

—Eso es una buena dosis de motivación—el chico se rio por su comentario y luego asintió estando de acuerdo.

—¿Qué quieres tomar?

—Un café de vainilla, por favor—este asintió anotando su pedido en la pantalla.

—Lo invita la casa, Keyla—mencionó y luego empezó a preparar el café.

—Gracias—le dijo y se dedicó a mirarlo preparar el latte.

Observó sus brazos con las mangas recogidas, recorrió su rostro y pudo ver cómo un par de pecas se mostraban en sus mejillas. Sus ojos estaban concentrados en el café pero lucía con un brillo que todos podían notar. Evan Brown era lo más cercano al hombre de sus sueños.

—Sabes Keyla—habló haciendo que ella regresase a su realidad—, eres una chica interesante, me gusta que...me gusta esa esencia que tienes.

Keyla lo miró sin entender a qué se refería, se miró y creyó que hablaba de su manera de vestir.

—Cuando era más pequeña me molestaban porque me vestía como un chico—le dijo.

—No creo que lo sea—mencionó—. Me gusta tu chaqueta—la señaló—. Está genial.

—Gracias—Evan le entregó su café.

—Espero lo disfrutes.

Era el momento perfecto para invitarlo. Se puso nerviosa, ¿cómo podía decirle? Tenía que pensar con claridad, ¿qué le aconsejaría Gastón en ese momento?

«Simple y conciso, no lo pienses tanto»—escuchó su voz, era algo que él diría.

—Me preguntaba si...¿te gustaría salir conmigo?—le dijo—. Otra vez.

Evan la observó por unos segundos. Su silencio bastó para que se pusiera nerviosa y abrió la boca para intentar acomodar lo que había dicho, pero él habló primero.

—Sería genial—le sonrió y ella volvió a tomar la confianza que había creído perdida— ¿Quieres que vayamos a patinar? Mi papá es amigo del sueño y...

—Patinar está genial—lo interrumpió, Evan asintió.

—¿Este viernes está bien?

—Sería perfecto.

—Vale, paso por ti, ¿a las cinco?—ella asintió—. Excelente, entonces...nos vemos el viernes.

—Será divertido—le dijo y tomó su café. Observó el carro de su padre pasar frente a la cafetería—. Mi padre me está esperando, nos vemos.

—Nos vemos, linda.

Ella se despidió y se marchó con su café para buscar el auto de su padre. Se subió y miró al hombre a su lado.

—¿Y bien?

—Tengo una cita el viernes.

...

Observó a Gastón de pie frente a la entrada del parque, tenía sus manos metidas en los bolsillos de su chaqueta y veía con atención uno de los letreros que estaba en la entrada. Ella se acercó y lo tomó del brazo sorprendiéndolo.

— ¿Cómo te fue?

— ¡Me dijo que sí! —dijo emocionada, Gastón alzó una mano y chocaron las palmas. Keyla envolvió sus dedos con los de él y bajó el brazo.

— ¿Y eso por qué? —le preguntó el pelinegro mirando con el ceño fruncido sus manos.

— ¿No puedo tomarte la mano?

No era que no podía hacerlo, pero hacerlo le causaba confusiones a él.

—Es algo que harías con alguien especial.

—Tú eres alguien especial—Gastón comenzó a caminar, miraba hacia el frente intentando no verla a ella.

—No me refiero a eso—respondió—, sino con...con alguien que te guste. Como Evan te gusta. A ese especial.

—Pues ahora será especial como lo es un chico llamado Gastón para mí.

Gastón mostró una sonrisa que rápidamente intentó ocultar, no dijo nada más sobre el tema, era mejor no sobrepensarlo.

— ¿Me ayudarás con mi ropa mañana?

—Mmm...¿tengo que hacerlo?—volteó a verla—. No es algo que me guste, ver ropa. Puedes decirle a Alexa o a Nina.

—¿Y si quiero la aprobación masculina?

—Tienes a tu papá.

—No es lo mismo—Gastón se rio por la expresión que ella llevaba en el rostro, Se detuvo un momento y le apretó las mejillas suavemente.

—No intentes comprarme con ese rostro, no funciona.

Keyla hizo un puchero y él negó una vez más.

—Jeans y tu camisa roja de flores. Eso se te ve lindo—mencionó.

—Eres el mejor, Gastón —lo abrazó y él acarició su cabeza.

—Para eso están los amigos ¿no?

Keyla asintió, nunca había tenido un amigo como Gastón y le gustaba mucho pasar tiempo con él. Él también se sentía igual, cualquiera que lo conociese bien podría notarlo a leguas lo mucho que disfrutaba pasar tiempo con Keyla.

Para ambos era así, Gastón era el chico con el que más confianza ella se sentía y eso era increíble. Para ambos lo era. 

Lo Que Quieren Los ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora