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Lo único que quizás no le gustaba de esa nueva ciudad y de iniciar la universidad eran cuatro de sus compañeras de clases. Keyla no era una chica muy sociable, o tal vez sí lo era pero no a todos le gustaba su forma de serlo. Por esa razón solía ser insegura de sí misma al momento de conocer a una nueva persona, le incomodaba que un grupo de chicos la mirara y solía pensar que la razón principal de eso era para burlarse de ella.

No tenía mucha confianza en su físico y se le hacía muy difícil mostrar su forma de ser tan rápido a otra persona porque creía que a ésta no iba a agradarle del todo y por ende se fuera. Quizás por eso había pensado que la idea de irse a otra ciudad le vendría muy bien para mejorar la seguridad en ella misma, pero no se esperó que las chicas con las que estudiase fuesen igual de molestas que las chicas de su vieja ciudad.

—Linda camisa, Keyla—dijo una de ellas pasándole por un lado, las otras tres rieron.

Keyla suspiró cansada. Cada vez que ella entraba al salón, sentía la mirada de esas cuatro chicas enfocadas en lo que estaba vistiendo.

—Ignóralas, parece que se quedaron en la secundaria—dijo Alexa, una de sus compañeras, se le sentó a un lado en el escritorio.

—Sí, intento hacerlo—mencionó ella. Alexa asintió.

—¿Cómo vas con tu investigación?

—¿Ah?

—El proyecto de tu padre—respondió, Keyla recordó lo que le había dicho la última vez.

—Ahh, sí—murmuró—, estoy haciendo una encuesta.

—Vaya, que genial. ¿Sobre qué es?

Se encogió de hombros tímida, no sabía si debía decirle o no. Se veía como una persona agradable, y siempre se había portado bien con ella desde que la conocía.

—Sobre los chicos—mencionó—, sobre lo que le gustan y lo que no, lo que quieren en una relación o buscan en una chica.

—Es interesante, ¿qué has averiguado? Necesito consejos también—rio, Keyla sonrió, ella era agradable.

...

No vio a Gastón esa tarde ni al día siguiente pero sí el sábado. Había decido esa mañana salir a caminar un rato al parque, estuvo dando varias vueltas cuando lo vio sentado en uno de los bancos leyendo un comic y con los audífonos puestos.

—Gastón, corazón de melocotón—le dijo al llegar a su lado con una pequeña risa risueña, Gastón intentó ocultar una sonrisa y fingió un gesto de fastidio.

—Vaya, pero parece que tú no tienes amigos.

—Las desventajas de ser nueva en la ciudad—se rió—. ¿Qué haces a esta hora en el parque? ¿No es muy temprano para ti? Tienes pinta de que te gusta dormir.

— ¿Es parte de tu cuestionario? —ella negó—. Entonces no te respondo.

—Gastón, vamos. Déjame ser tu amiga—abrazó uno de los brazos del pelinegro fingiendo un llanto, Gastón rodó los ojos y suspiró.

—Vine a ver a Kenzie—ella sonrió. Le había dado al clavo.

— ¿Y Kenzie es linda?

—Muy linda—ella volvió a sonreír y soltó el brazo del pelinegro. Se acomodó en el banco recostando su cabeza en el hombro de él y suspiró.

—Pensé que eras un chico amargado a la que no le gustan las personas.

—Soy un chico amargado a la que no le gustan las personas—afirmó con una sonrisa, Keyla rió y se acomodó de nuevo para verlo. Pasó su mano por la cabellera negra del chico acomodando un poco su peinado.

—Me agradas—le dijo, Gastón asintió—. Tienes que decir que yo también te agrado.

— ¿Para qué si ya lo sabes? Te dejo hablarme, eso es una señal rápida de apreciar.

—Pero debes decirlo, no rompas el momento.

El chico la miró fijo, acarició suavemente su cabeza.

—Me agradas, Keyla.

— ¿Puedo acompañarte a ver a Kenzie? Quiero ver cómo le coqueteas, tigre—él negó.

—Puedes quedarte pero te aseguro que ni voy a hablarle, prefiero observarla desde lejos. Una vez intenté mandarle notas de amor pero todo salió mal—le dijo. —Pasé mucha pena así que prefiero no volver a hacer algo por el estilo.

—Cobarde.

—Pues mira quien lo dice, la chica que le pide consejos a un desconocido porque no se atreve a hablarle al chico que le gusta.

— ¡Le he hablado!

—Para pedir la orden solamente, así no puedes hacer las cosas Keyla. Si te gusta ve e invítalo a salir.

— ¿Y si cree que soy fea?

—Eres linda, Keyla—le dijo provocando que ella se sonrojara un poco.

— ¿De verdad crees que soy linda?

—Lo creo.

La chica bajó la mirada con timidez, sentía sus mejillas calientes, no le gustaba estar de esa forma, no quería que Gastón se sintiera incómodo por ello. Así que intentó bajar la tensión con una broma.

— ¿Más linda que Kenzie?

—Tampoco exageres—ella se rio y volvió a recostarse en el hombro de su compañero—. Te ayudaré con ese chico, vamos a la cafetería esa que dices.

Keyla asintió y ambos de levantaron del banco para caminar hasta la famosa cafetería. Esperando, que las cosas comenzaran a cambiar poco a poco.

Lo Que Quieren Los ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora