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Keyla despertó en medio de la noche por el malestar de fiebre que tenía, tomó rápido su teléfono y se dio cuenta de que eran las dos de la mañana pero se sentía tan mal que no pensó dos veces en buscar a su padre.

Su habitación se encontraba vacía, eso significaba que todavía no había llegado de su cita con Kenzie. ¿Qué podía hacer? ¿Llamarlo? No quería estropear la relación de su padre, más cuando le había costado mucho tiempo poder salir con alguien.

Así que pensó en llamar a Gastón. Marcó su número y consideró la idea de que él no contestara, era de madrugada, posiblemente se encontraba dormido. Para su sorpresa, el chico atendió..

— ¿Aló? —escuchó la voz ronca de un somnoliento Gastón al otro lado de la línea.

—Disculpa por llamar a esta hora y despertarte—le dijo ella con un poco de miedo, escuchó cómo el pelinegro suspiró.

—Tranquila Key, de todas formas no podía dormir—mintió, él odiaba que lo despertaran pero el hecho de que había sido Keyla logró que no le importara realmente. Era amor, estaba más que seguro—. ¿Qué sucedió?

—No me siento bien—confesó.

—¿Y tu padre?

—No ha llegado a casa—respondió ella, no escuchó respuesta alguna del pelinegro— ¿Gastón? ¿Te dormiste?

—Llego en cinco minutos—le dijo para cortar la llamada.

Keyla se echó a su cama y suspiró llevándose una mano a la cara. Podía sentir cómo su cuerpo estaba caliente por la fiebre, no solía enfermarse y eso le hacía sentir peor. Odiaba estar enferma, odiaba la sensación que eso le causaba.

Esperó veinte minutos— porque Gastón no llegó tan rápido—y sintió el auto llegar a su casa. Bajó las escaleras y abrió la puerta para ver al chico con un maletín en las manos.

—Gracias por abrirme la puerta, la otra opción era subir por ese árbol y ser spiderman no va conmigo—se acercó a ella y la tomó de la mano—. ¿Estás bien? —ella lo abrazó.

—No me gusta estar así—confesó, Gastón la abrazó.

—Lo sé, Key—le dijo—, tranquila, ya se te va a pasar—la hizo entrar a la casa y cerró la puerta.

—Creo que voy a vomitar—Gastón se echó para atrás.

—Pero hazlo en el baño porque eso es asqueroso—le dijo con una mueca de asco, Keyla se rió—. Te haré una infusión de hierbas, eso siempre ayuda al malestar general. Mi mamá siempre lo toma porque no le gustan las medicinas de ahora.

— ¿Y cómo prepararás eso?

—Traje todo en mi botiquín, cariño—le respondió—. Hoy decidí ser enfermero y no abogado—besó su mejilla y tomó su mano para salir de la habitación y entrar a la cocina.

Sacó el paquete de té, y tomó una olla pequeña para hervir un poco de agua y así preparar la infusión. Cuando todo estuvo listo, apagó la hornilla y tomó una taza para echar toda la infusión en ella y entregársela a la chica.

—Toma, bébelo que esto te hará sentir mejor—Keyla tomó la taza y con duda probó un poco del contenido en ella.

—Está rico—le dijo para luego volver a tomar otro sorbo.

— ¿Quieres más? Son las tres de la mañana pero igual puedo hacerte algo de comer si deseas, tú solo dime y lo tendrás—le dijo mirándola un poco preocupado, Gastón no era de la clase de chico que se preocupa por el bienestar de alguien más pero justo como él le había dicho, ella logró que él lo hiciera.

Y eso era algo muy lindo, era admirable en realidad, porque no siempre se corre la suerte de conseguir a alguien que intente dar una mejor versión de sí mismo por ti.

—Tranquilo, estoy bien—le respondió—. Gracias por preocuparte—él le sonrió.

—Me preocupa que mi novia se encuentre mal—besó su mejilla, Keyla volteó a verlo sorprendida—, ¿qué?

—Me llamaste tu novia.

—Pero si eres mi novia.

—No sueles llamarme así, me gusta como sale de tu boca eso—el chico se rio, la miró y le pareció tan linda, sólo quería abrazarla hasta que se sintiera mejor.

—Lo eres, te lo recordaré siempre—se acercó para darle un beso en la mejilla—. ¿Has hablado con tu padre?

—No.

—Deberías enviarle un mensaje.

—No quiero que venga y que se arruine su cita.

—Dudo que su cita se arruine porque su hija está enferma, deberías decirle que estás conmigo, así que no se preocupará mucho.

Ella sonrió y asintió buscando su celular para enviarle un mensaje a su padre, a pesar de sentirse horrible, se sentía feliz por tener a Gastón con ella.

Sólo quería quedarse así con él para siempre.

Lo Que Quieren Los ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora