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Lo había planeado toda la mañana, Sierra estaba con él revisando las cosas que faltaban para que todo saliera bien. No buscaba la perfección porque sabía que no podría encontrarla, sin embargo sí quería que Keyla tuviera un buen recuerdo de esa noche.

—¿Escogiste qué flores comprar?

—¿Es realmente necesario?

Sierra le dio una mirada de desaprobación. Gastón se echó hacia atrás tumbándose en el sillón, la chica se sentó a su lado.

—Creo que a Keyla le gustarían las flores, me da esa vibra.

—Sí, seguro sí le gustan—murmuró entre dientes—, pero yo soy malo para eso.

—Para eso estoy aquí—le dijo—, yo te ayudaré a escoger. Por lo que me has dicho de ella, estoy segura que le gustarán los tulipanes.

—Vale, tulipanes—anotó mentalmente.

—Y hay que escoger el color.

—¿El color? ¿Qué tiene que ver el color?—preguntó sin entender a qué se debía todo eso.

—El color representa muchas cosas. Creo que unos rojos o azules simbolizan perfectamente tu amor hacia ella.

—A Keyla le gusta el color naranja.

—Podría también funcionar el naranja—dijo y se levantó del sillón—. Tenemos esas tres opciones.

—Vale, hablé con Evan y me ayudó a reservar una mesa en uno de los restaurantes de su papá.

Desde la última conversación que había tenido con Evan, en donde ambos se sinceraron en relación a lo que sentían por Keyla, el chico se había mostrado muy abierto en ayudarlos. A veces se le hacía muy extraño a Gastón pero en ese momento le agradecía el apoyo.

—Ventajas de tener un amigo rico—se rio Sierra, Gastón asintió—. ¿Cuál es el lugar?

—Toby's—mencionó—, es un lugar sencillo, no van muchas personas y la comida es muy buena.

—¿Fue ahí en donde celebramos su cumpleaños el año pasado?

—Sí, ahí mismo—respondió, Sierra le pareció un buen lugar. Tenía una buena idea de lo que era el lugar, recordaba la comida y fue completamente de su agrado.

Gastón le echó un vistazo a su celular y se dio cuenta de que Stuart le había enviado las actualizaciones de su plan. Evan lo había ayudado a escoger el lugar, Stuart se había encargado de recolectar información sobre las cosas románticas que más le gustaban a Keyla y Charlie le había dado una lista de las mejores citas que podía tener con Keyla.

—Stuart dice que me pasó por correo una lista de cosas que Keyla ama.

—¿Cómo es que Stuart tiene esta información y tú no?

—No hablo con Keyla sobre sus placeres culposos en películas románticas.

—Eso no responde a por qué Stuart sí sabe.

Gastón le dio una mirada obvia, sabía que ella podía entender por qué Stuart conocía esa información.

—A veces me asusta lo mucho que puede investigarte si se lo propone.

—Mientras no haga nada ilegal, estaremos bien.

Gastón revisó su bandeja de correo electrónico desde su celular y le enseñó a Sierra la lista que Stuart había creado, eran más de treinta opciones y cosas que a Keyla le gustaría hacer en pareja y que a la vista de Gastón, no estaba muy difícil.

—Maratón de películas románticas, día de spa, tour por un museo de arte, besarse bajo la lluvia.

—No me sorprende de Keyla—dijo, Sierra lo ignoró y siguió leyendo en voz alta.

—Hacer un picnic, ir a ver las estrellas fugaces en Asderma, hacer camping juntos, ir a un concierto de Kloss y que te dediquen una canción.

—¿Cómo rayos voy a lograr que Kloss le dedique una canción?

—Podemos hacerles spam un día antes de su concierto—se rio por la idea, jamás haría eso—. Bueno, te prometo que cuando sea famosa con mi serie, pediré conocer a Kloss y les diré que te ayuden con eso.

—Me gusta el museo, puedo llevarla antes de ir a cenar.

—Me parece una bonita idea.

—Eso, las flores, la cena y el collar. Tengo todo listo.

—¿Cuál collar?

—Lo compré con Charlie y Stuart ayer, ¿quieres verlo?—Sierra asintió y Gastón fue a buscar el collar que tenía puesto sobre su escritorio.

Se lo entregó a Sierra y ella lo abrió con cuidado para poder ver lo que era, el color lila resaltaba en la piedra.

—Es un péndulo—dijo ella—, está muy lindo. Seguro le va a gustar.

—Sí, tiene su aura—mencionó recordándola—, no dudé en comprarlo, apenas lo vi supe que era perfecto para ella.

—¿Sabes qué le dirás?

—Voy a improvisar.

—Deberías de pensar en algo.

—Soy muy malo para esas cosas, improvisar y hablar con la verdad se me hace más fácil.

En realidad sí lo había pensado un poco, no quería estar en blanco porque sentía que era mucho peor, sin embargo, era cierto lo que le había dicho a Sierra, él no era la mejor persona para crear un discurso o una lista de cosas que tenía que decir, se le hacía mucho más fácil hablar en el momento, improvisar y serle completamente sincero a la chica.

Quería decirle lo mucho que la quería y lo que realmente deseaba poder construir con ella. Gastón no era un chico romántico, pero se esforzaba para poder serlo para ella, sabía que a Keyla le gustaba y quería dárselo.

Lo Que Quieren Los ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora