❀Sakusa Kiyoomi.

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-Pst, Kiyoomi~—Susurraste desde afuera del gimnasio

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-Pst, Kiyoomi~—Susurraste desde afuera del gimnasio.

Sí, tu novio era el asombroso Sakusa Kiyoomi, uno de los tres mejores aces del voleibol.

-¿Qué sucede, ______?—Preguntó saliendo discretamente del gimnasio.

-Quería preguntarte si podríamos salir el sábado en la tarde...—Volteaste hacia otro lado ligeramente sonrojada.

-Pudiste haberme preguntado por mensaje de texto.—Suspiró. -Alguien nos puede ver, lo sabes.

-L-Lo sé, pero también quería verte.—Hiciste un adorable puchero.

-Deja de ser tan adorable.—Revolvió tu cabello mientras sonreía un poco.

-Umh.—Hiciste otro aún más adorable .

Él aprovechó la forma en la que estaban tus labios y unió los suyos en un corto y tierno beso.

-Entonces te espero el sábado a las 3:00 p.m. en tu casa, ¿sí?—Preguntó mientras te acariciaba el cabello.

-¡Sí!—Sonreíste. -Entonces nos vemos mañana.

-Esta bien.—Giró su cuerpo con la intención de volver a adentrarse en el inmenso gimnasio.

-Espera, ¡Kiyoomi!—Le llamaste. -Ven un momento.

-¿Qué sucede?—Se posicionó al frente de ti.

-Inclínate un poco.—Pusiste tus manos en posición, como si de contar un secreto se tratase. -Te amo.—Susurraste dulcemente en su oído.

El rostro de tu novio se volvió rojo, como un tomate.

-Yo también.—Intentó sonar decidido, pero su voz tenía un toque de nerviosismo.

-Adiós~—Y sin más te marchaste de ahí.

(...)

El sábado había llegado rápido, claro.
Ya que lo anteriormente narrado pasó el viernes.

Estabas lista, pues solo faltaban 5 minutos para que fueran las 3:00 p.m.

Mirabas nerviosa tu celular, esperando que esos 5 minutos pasasen rápido. Hace semanas que no salían a una cita.

Ding-dong.

Al fin esos malditos minutos pasaron y justo a las 3:00 p.m. el timbre sonó.

-Ya voy~—Caminaste rápidamente a la puerta.

Le abriste y ahí estaba, tan guapo como siempre. Con unos jeans negros, una camisa azul marino, zapatos negros y su chaqueta igual negra.
Algo inusual era que no tenía su cubreboca hoy, eso era un gran sacrificio.

-Te vez preciosa.—Se inclinó a tu altura y te besó dulcemente.

-¡Tú sí que te ves genial!—Gritaste haciéndolo sonrojar.

-Bueno, ¿nos vamos?—Extendió su brazo.

-Claro.—Gustosa lo tomaste.

(...)

Entraron a un restaurante familiar, aunque tu novio no era fan de las multitudes, pero hacía todo por ti.

-Ahí hay una mesa vacía, vamos.—Sugeriste.

-Claro.—Se acercaron hasta aquella mesa.

Al poco tiempo se acercó un mesero —muy guapo— a ustedes, con la intención de tomar su orden.

-Buenas tardes, ¿ya saben lo que van a pedir?—Sonrió amablemente.

No había pasado ni un minuto, así que nisiquiera habían podido ver la carta.

-Todavía no, pero gracias.—Sonreíste.

-Esta bien, cuando haya escogido no dude en llamarme.—Sonrió como antes y se marchó.

Kiyoomi estaba algo enojado, sabía las intenciones de aquél tipo contigo, aunque no dijo nada.

-No sé que escoger, todo se ve delicioso, ¿verdad?—Preguntaste entusiasmada.

-La verdad que sí.—Sonrió al ver tal entusiasmo.

(...)

-Te amo, Kiyoo~.—Le besaste en la punta de la nariz.

-Y yo a ti, _______.—Imitó tu acción.

Al final todo salió bien. La comida estuvo deliciosa, aquél odioso mesero ya no estaba, pues su turno había terminado, en resumen, todo salió perfecto.

Hasta que..

-Oye, ¿ese no es Sakusa?—Preguntó un chico.

-¡Sí! ¿está con una chica?—Pregunto otro.

Oh no, los chicos del club de voley con los que jugaba tu novio estaban ahí.

La pareja se tensó al verlos acercarse.

-¿Kiyoomi?—Esta vez fue Motoya, amigo de Sakusa. -¿Por qué no nos dijiste que tenías novia?~

-Es muy bonita~—Alagó otro de los chicos.

-Es verdad, su cabello se ve tan suave y brillante~—Uno de ellos tocó tu cabello.

-Basta, chicos.—Habló con voz fuerte el pelinegro. -Por eso no quería que supieran de ella.

Así como lo oyen, el gran Sakusa Kiyoomi temía perder a su novia si la presentaba al equipo.

-¿Acaso estabas celoso?~—Se burló Motoya.

La cara de Kiyoomi parecía un poema ahora mismo que analizaba sus palabras.

-Awww~ que tierno, Kiyoo.—Besaste su mejilla.

Ahora todo el equipo estalló en risas al escuchar el apodo con el que le habías llamado.

Al parecer el calculador y orgulloso Sakusa también tenía su toque tierno, y hasta divertido.

Fin.

Pido disculpas si no quedó como esperaba la personita que me hizo este pedido:(

𝚟𝚘𝚕𝚎𝚢 𝚕𝚘𝚟𝚎| hq!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora