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/Lo reescribiré próximamente\
-¿Por qué todo acabó así?—Te lamentabas mientras intentabas cubrir uno de los muchos moretones.
(...)
______ _______, una dulce niña a la cual le encantaba ir a jugar con su mejor amigo.
Matsukawa Issei, un niño serio, al cual le gustaba que aquella niña hiciera lo que dijera.
-¡Issei-kun! Juguemos a la casita.—Sugirió la niña.
-Está bien.—Aceptó.
La niña simuló hacer algo de comida y se la entregó.
-Mamá cocinó para ti.—Le entrego el "plato" de comida.
-A papá no le gusta tu asquerosa comida.—Le miró con burla.
-¿Entonces que hago para ti?—Le miró preocupada.
-Quiero ir a beber, no fastidies.—Y sin más se fue.
Sin duda, no era solo un "juego".
Los años pasaron, y sus ellos nunca perdieron conexión.
Todo había pasado muy rápido y su boda estaba a la vuelta de la esquina.
-Te amo, Issei.—Sonreíste.
-Yo también.—Te besó.
¿A dónde se había ido ese amor que decía tener?
(...)
Hacía días en las que él no llegaba a dormir a casa, comenzaba a preocuparte.
Pero no podías preguntarle nada.
-Suelo irme con otras, pero ella ni lo nota.—Dijo a sus compañeros de copas.
-¡Eres un campeón!—Le respondieron.
-Hey, ¿estás soltero?—Dijo una mujer de la vida galante.
-Eso no importa, belleza.—Sonrió.
(...)
Al despertar viste una rosa en la mesita de noche, la primera vez fue un lindo detalle que alegró tu día, pues creías que el amor no había muerto entre ustedes.
Pero ahora sabías que cada rosa significaba cada infidelidad.
-Lo siento, de verdad.—Te tomó de las manos. -¿Podrías perdonarme, mi amor?
Tú solo asentiste con lágrimas en los ojos.
(...)
-Quiero vivir...—Susurraste mientras sollozabas.
Issei acababa de golpearte otra vez, ya era la 3ra vez esta semana.
-Este cuento no es eterno, debo salir, ponerle un fin.—Te repetías para darte ánimo.
El cuál se iba al verlo llegar a la habitación.
-Oye, mi amor. Vamos a pasarla bien, ¿quieres?—Se tambaleó hasta la cama.
Venía borracho, como siempre.
-N-No tengo g-ganas...—Te encogiste de hombros.
-Solo por hoy, preciosa.—Insistió.
-De v-verdad, no q-quier-.—Fuiste interrumpida.
-¡TE DIJE QUE VAMOS A PASARLA BIEN, JODER!—Te tomó a la fuerza.
Esa noche fue muy brusco contigo, como todas las noches.
(...)
Cada día rogabas por que el anterior hubiese sido una horrible pesadilla.
Pero no lo era.
-Sé que me quieres, mi vida. Yo sé que no habrá más heridas...—Decías a la vez que tocabas tu mejilla golpeada. -Mañana será un nuevo día y otra vez seremos felices de nuevo.
-¿Qué tanta mierda dices?—Entró al cuarto de baño.
-N-Nada...—Volteaste la mirada.
-Mírame cuando me hables.—Tomó tu cara con una mano obligándote a verle.
-Sí...—Le miraste asustada.
-Muy bien, así me gusta.—Sonrió.
Comenzaste a llorar.
Odiabas y amabas esa sonrisa a la vez, era la sonrisa que te enamoró pero también la que te hizo odiarlo.
-¿Por qué lloras, estúpida?—Preguntó.
Pero tú no respondiste.
-¡TE PREGUNTÉ ALGO!—Reafirmó su agarre.
-N-No es nada...—Sollozaste.
-Eres tan estúpida.—Te soltó brúscamente.
Chocaste con la pared, golpeando tu cabeza. La cual comenzó a sangrar un poco.
-Oh, lo siento.—Te miró preocupado. -Te amo, mi amor.—Te abrazó.
Correspondiste su abrazo tontamente.
Mientras él sonreía burlón.
(...)
-¡SI NO ERES MÍA, NO SERÁS DE NADIE, ¿¡ENTIENDES!?—Tiró su botella hacia la pared, justo al lado de tu cara.
Un ex compañero de Aoba Josai había venido a visitarte horas antes, y no pasó por desapercibido.
-Eres tan idiota.—Sonrió con amargura. -Ahora te enseñaré a quien le perteneces.
Esa noche aparte de abusar de ti, golpeó cada parte de ti "marcando su territorio", sin duda era una bestia.
-Seré solo un mal día en la prensa local...—Murmuraste antes de morir desangrada.
Viviste con el enemigo todo este tiempo, viviste con una bestia.
