Leydi Stanford

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El silencio era molesto e incómodo, tan incómodo como lo fue la primera vez. Las ventanillas del auto permanecían arriba, siempre. No me gustaba, prefería viajar con los cristales abajo y el viento enredando mi cabello, aun cuando después tuviera que sufrir para desenredarlo, prefiera eso, que el frio interior sin ni una brisa.

Afuera llovía, otra cosa que era muy común aquí. Las gotas de lluvia golpeando el cristal era algo que me entretenia ver. Siempre lograba inspirarme de aquellos pequeños momentos, asi que tomé mi teléfono y comencé a escribir. Habia estado haciéndolo desde que tenia catorce. Escribia y escribia todo lo que se me viniera a la mente, incluso después de entrar a la universidad, seguí escribiendo. Amaba la literatura, aun cuando me encontraba estudiando diseño, mi sueño siempre fue ser escritora. Tenia algunas historias guardadas en mi computadora, obviamente se quedaron en casa, perdidas. Ahora habia tenido que empezar de cero una nueva, pero el trabajo no me dejaba mucho tiempo para escribir, ademas de que me cansaba demasiado.

--¿no piensas bajar?—levanté los ojos del teléfono y descubrí que estábamos en el estacionamiento. No me habia dado cuenta de cuando habíamos llegado—date prisa, tengo una reunión—dijo mientras caminaba velozmente al ascensor

--no me esperes, vete si tienes tanta prisa—solté con indiferencia mientras caminaba y tecleaba al mismo tiempo

No me moleste en ver si me habia esperado o no, aunque sabia que no lo habia hecho. Me recargue en la pared mientras esperaba a que el ascensor bajara de nuevo y seguí escribiendo. Vi la hora y descubrí que ya era tarde, Thomas era bastante estricto con el horario. Presione el botón del ascensor con desespero hasta que por fin llego. Di un paso para entrar pero una mujer se atravesó en mi camino para entrar ella primero. La ignoré totalmente y entre al cubículo de metal.

El viaje de subida fue largo y bastante apretado. Al llegar a mi piso, espere a que saliera la mayoría y camine rápidamente a la salida deseando aire puro, pero nuevamente la misma mujer se cruzó en mi camino haciendo que me tropezara, por suerte no cai a suelo, sino hubiera sido muy vergonzoso.

--llegas tarde—habló Thomas desde el otro lado del escritorio

--lo siento, me dejaron abandonada en el estacionamiento—el chico me miró con duda y sonreí—¿Qué tenemos para hoy?

--lo de siempre. Descarga facturas, imprime, saca copias, engrapa y archiva—asentí y comencé a trabajar—hay una reunión y tengo que ir, asi que te dejare sola un rato

--esta bien, no te preocupes, no romperé nada—Thomas dejo la oficina, llevándose consigo unas tres carpetas con varios papeles

Abri youtube en la computadora y tecleé Spring day de BTS, eso me animaba a trabajar. No puedo hacer mucho ruido en la oficina porque eso molestaría a otras personas, asi que me puse los audífonos y seguí trabajando. No me di cuenta de las llamadas de Maggie, la asistente de Thomas, hasta que ella misma vino y toco mi hombro.

--¿Qué sucede Maggie?—pregunte apenada porque me oyera cantar

--el señor Thomas pidió que le llevara las carpetas con los estados de cuentas y retiros del mes

--claro, en un momento lo llevo

Quite la música y fui directo al archivo a buscar las carpetas que pidió Thomas. Habían tantas que no supe cuales agarrar, asi que decidi agarras todas. Me dirigí a la sala de reuniones con paso rápido, no sabia cuanto tiempo llevaban esperando por las carpetas, espero que no mucho.

Al llegar, simplemente abrí la puerta en silencio y sin interrumpir la explicación de uno de los analistas de riesgo de la empresa, y fui directo con Thomas.

--¿Por qué tardaste demasiado?—pregunto en mi oído

--lo siento, estaba...en el baño—sonreí nerviosa y le entregue las carpetas—me voy—murmuré solo para el

Me enderecé y vi como el señor Derricks, mi suegro, me miraba con ojos críticos. Sonreí levemente y agache la cabeza para comenzar a huir

--muchacha, llévate esto—era la misma mujer del ascensor. La mire con incredulidad mientras algunos de los presentes aguardaban para que hiciera lo que ordenó la extraña—¿no oíste?—rodé los ojos y fui por la taza de café vacia que estaba frente a ella. Salí de la sala de reuniones y dejé la taza en el área de café para luego regresar a mi cueva

Me puse los audífonos de nuevo y seguí con mi trabajo. Thomas regreso después de una hora y media, y me regaño porque me encontró haciendo nada, aunque en teoría estaba cantando, asi que si hacia algo.

--Maison quiere que vayas a su oficina—giré mi silla lentamente para quedar de frente a el con una expresión de sorpresa. Me señale con mi dedo índice y el solo sonrió—si, tu, asi que date prisa

--¿pero que querrá mi amorcito lindo?—Thomas soltó una carcajada y fue asi como abandone la oficina—¿me llamaste?—dije entrando sin siquiera tocar—señor Derricks, que bueno verlo—salude amablemente mientras entraba a la oficina

--Rebecca, cada vez luces más hermosa—ese hombre siempre me halagaba y me hacia sentir bonita. Junto a el se encontraba la mujer del ascensor—bueno, me retiro, tengo unos pendiente por resolver, con permiso Leydi, fue bueno verte de nuevo

--igualmente Augusto—la mujer se puso de pie y se despidió de beso del señor Derricks

--hasta luego Rebecca

--que tenga lindo dia—sonreí a mi suegro y cambie a una expresión seria cuando pose la vista en Maison—¿Qué necesitas?

--¿Qué forma de dirigirte a tu jefe es esa?—habló la mujer con tono ofendido. Fruncí el ceño pero ni siquiera la míre—los empleados de ahora, cada vez más impropios—siguió cacaraqueando pero ni asi Maison alejó los ojos de la pantalla

--Maison—llamé con desespero

--es el señor Derricks—me corrigió la mujer

--en la placa dice otra cosa—dije sin mirarla—Maison tengo trabajo, si no te molesta, deja tu computadora un segundito y dime que es lo que necesitas

--quiero presentarte a nuestra nueva inversionista, Leydi Stanford, será la encarga de un nuevo proyecto que tenemos—mire a la mujer y le mostré la mejor sonrisa que pude—Leydi, ella es Rebecca Hawkins—la mujer me miró con ojos expectantes y he de admitir que estaba en la misma situación—mi asistente

La sonrisa presuntuosa de Leydi me hizo enojar, simplemente aparté los ojos de la mujer en cuestión y fije mi mirada en Maison, seguía sin mirarme.

--un gusto conocerte...Rebecca—Leydi se levantó de su silla y fue con Maison—nos vemos luego Maison—el rubio se puso de pie y beso la mejilla de la mujer—nos estamos viendo—asentí y espere a que se fuera

--eso no me lo esperaba—Maison me miro confundido y tuve que contenerme para no golpear su cara de idiota—¿tu asistente?—repetí molesta

--la chica renuncio hace unos días y se me ha olvidado conseguir una nueva—levanté las cejas indignada—solo será por unos días, realmente necesito ayuda—llevé las manos a mi rostro frustrada—te comprare toda la ropa que quieras

--¿Qué?—no sabia si reir o golpearlo por aquel comentario

--ropa, zapatos, bolsas, lo que quieras, lo comprare—opté por reir—¿Por qué te ries?—preguntó con tono molesto

--¿me estas sobornando con ropa?—el solo repetirlo me hizo reir aun más—es lo más tonto que se te pudo haber ocurrido

--¿Por qué? Te gusta la ropa—dijo señalando mi atuendo

--si por mi fuera vendría en mezclilla y tennis—solté con seriedad. Maison me miro confundido y luego comenzó a mover las manos como si eso lo ayudara a pensar—ya no importa, supongo, pero solo será por unos días

--solo mientras consigo una nueva asistente—asentí y di media vuelta para irme—por un momento...no te rias—me detuve y lo mire—pero por un momento crei que te molestaste porque no te presente como mi prometida

Claro que si idiota

--por supuesto que no—solté restándole importancia

Entre Amor Y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora