Salí de la oficina molesta. Con cada dia que pasaba iba descubriendo la horrenda persona que era Howard.
Tienes que estar con él aun cuando te trate mal porque la estabilidad y posición de nuestra familia depende de su matrimonio ¿te quedó claro?
Era capaz de dejar que su hija sufriera violencia solo para no perder su estatus social y su dinero. ¿Qué clase de padre era ese? Mi padre jamas hubiera dejado que alguien me pusiera un dedo encima, pero mi padre ya no estaba.
Fui al elevador y mire el tablero con números. ¿En que piso estaba mi oficina? Maldición
Salí del ascensor y fui con la secretaria de Howard. Me dio pena la mirada confundida que me regalo cuando le pregunte en que piso estaba mi oficina. Este no era mi mundo, tal vez Rebecca estaba acostumbrada a esta vida, pero yo no. No podía dejar que ese hombre me usara para su beneficio ni que la gente continuara mirándome como si fuera una tonta.
Ya de nuevo en el ascensor me di la libertad de hacer un ovillo en la esquina de la caja de metal. Eso hacia que el vértigo se sintiera menos. Las puertas se abrieron y salí lo antes posible. La chica que era mi secretaria dijo algo cuando pase frente a ella, pero la ignoré totalmente. Ojalá la hubiera escuchado.
De pie frente a la ventana se encontraba Maison observando el triste paisaje. Las ventanas no eran grandes como la de él o Howard, las mias apenas y eran una cuarta parte de ellas. Y la vista no era buena, solo oficinas del edificio de junto. Ni un pedacito de cielo, nada más que concreto y cristal.
--Sacalo de aquí—le dije a Lucas, quien se encontraba de pie junto a mi escritorio
--Esa no es forma de tratar a tu prometido—Maison giró sobre sus talones y me miró—no me gusta cuando usas tanto maquillaje
--¿Crees que me importa lo que te gusta?—me dejé caer en mi silla y comencé a dar vuelas en ella
--¿te encuentras bien?—preguntó Lucas con preocupación. Detuve la silla dándole la espa,da a mi escritorio y vi el rostro de Lucas
--estoy bien—dije con una pequeña sonrisa—¿podemos ir por el café ahora?—el chico sonrió y asintió
--aun sigo aquí, cariño—rodé los ojos y gire la silla para verlo. Me miraba con ojos retadores. Le divertia molestarme, eso era seguro—vayamos a almorzar, debemos hablar—sonreí con cansancio y me puse de pie
Tomé mi bolsa y me dirigí a la puerta con Maison por delante y Lucas a mi lado. Bajamos al estacionamiento y vi aquel auto plateado en el que viaje hace unos días, estacionado aun lado de la camioneta en la que Lucas me trajo al trabajo esta mañana.
--sube—dijo Maison mientras entraba a su auto. Me quedé de pie mirándole por un momento y me di la vuelta para subir a la camioneta—¿Qué haces?—preguntó desde su auto
--¿no escuchaste? Ire a tomar un café con Lucas—respondí con frialdad
--crei haberte dicho que teníamos que hablar—esta vez salió de su auto y me miró y luego a Lucas
--tengo cosas mas importantes que hablar contigo—subí el vidrio de la ventanilla y le dije a Lucas que nos fueramos
Ni siquiera mire a Maison después de eso. Estaba molesta y decepcionada de la clase de personas con las que Rebecca tuvo contacto alguna vez. ¿Cómo no iba a escaparse? Todos aquí estaban locos. Solo la usaban a su conveniencia y sin su consentimiento. ¿Qué clase de vida era esa?
--¿estas bien?—preguntó Lucas nuevamente
--no—sentí las lagrimas acumularse en mis ojos y bajar por mis mejillas—quiero irme de aquí. Ya no quiero verlos, prefiero estar sola que dejarme usar por el
Lucas detuvo la camioneta y me acercó a él para abrazarme.
--tranquila, todo estará bien. Yo estoy aquí
Después de llorar un rato en brazos de Lucas, fuimos a la cafetería. Lucas bajo a comprar el café, no tenia ganas de ver gente, además de que estaba segura de que no me via muy bien, y si algo Olive me habia dejado claro, era que soy una figura publica, no puedo andar como quiera por las calles, debo cuidar mi imagen. Asi que Lucas condujo hasta aquel parque lleno de vegetación y poca gente para que podamos hablar.
--el día es muy lindo, ¿no lo crees?—preguntó como si nada
--si, aunque estoy segura que se nublara. Siempre esta nublado aquí—en casa no era asi, habia sol todos los días
--nunca te ha gustado el sol—dijo regalándome una mirada—prefieres los días nublados
--pues hoy quisiera un poco de sol—respondí intentando sonar normal—dime ¿Por qué repentinamente vuelves a hablarme?—pregunte cambiando de tema—crei que me odiabas o algo asi
--no te odio—contestó rápidamente. Lo mire y pareció darse cuenta de que debía explicarse—es solo que...no lo sé
--eso me quedo muy claro—solté divertida
--no te burles—dijo sonriente
Por un momento me quedé como boba viendo su sonrisa. Era tan linda y dejaba una sensación de calidez.
--me gustas cuando sonries asi—la sonrisa del chico se desvanecio y una mueca de sorpresa ocupo su lugar—lo siento—bajé la mirada y di un sorbo a mi café—caliente—alejé el vaso y lleve mi mano a mi boca
--dejame ver—Lucas se puso frente a mi y llevó una mano a mi barbilla
--es...estoy bien—dije algo nerviosa por la cercanía
--no—los ojos de Lucas miraban a los mios y sentí nervios—no lo estas—sus ojos bajaron a mis labios y no pude evitar hacer lo mismo
Su rostro se acercó lentamente al mio y sus labios sabor café se posaron sobre los mios. Era un beso tan dulce y calido, hacia que mi corazón palpitara lento, al ritmo de sus labios. Lucas se separó de mi unos centímetros y lentamente abrí los ojos. Me estaba mirando con su perfectos ojos cafés. Sus brazos se enrollaron en mi y me llevaron a su pecho.
--perdona por no estar estos últimos días contigo, pero no creí buena idea estar tan cerca de ti sabiendo que te casarás con alguien más
¿Qué era eso? ¿Acaso era una confesión?
Me alejé de el para mirarle a la cara. Lucas dejó una mano en mi mejilla y sonrió. Su sonrisa era tan linda pero sus ojos permanecían tristes.
--¿Qué puedo hacer? Te quiero conmigo pero jamás podrá ser
--Lucas—el chico se acercó y dejo un beso en mi frente—quedate conmigo
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Entre Amor Y Mentiras
RomanceUn extraña noche Julia sufrió el mayor cambio. Su vida paso a ser la de alguien que nunca conoció antes. Un error la llevó al otro lado del mundo solo para mentirle a gente inocente y peor aun, enamorarse de un chico que no le pertenece.