Enfrentando la verdad

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Mi familia estaba con vida. Realmente estaban con vida.

Me era imposible conciliar el sueño después de todas estas emociones. Todo este tiempo creí que ellos habían muerto a manos de George, esa fue una de las razones por la que mantuve esta mentira, para no estar sola, para tener quien me cuidará.

--Todo este tiempo, pude haber vuelto a casa—solté mientras miraba los rostros sonrientes de mis padres y mis hermanos—lucen tan diferentes—las manos de Maison acariciaron mis hombros suavemente y sonreí—míralos Maison, dime que realmente los estoy viendo—pedí incapaz de creerlo

--No mi amor, no es una ilusión, realmente los estás viendo—recosté mi cabeza en su hombro y sonreí—tu...estoy seguro que querrás regresar con ellos—lo mire confundida y pude notar su expresión de tristeza

--Son mi familia, ellos deben creerme muerta—me alejé de él y lo mire curiosa—¿Qué ocurre? ¿No te alegra que ellos estén bien?

--claro que me alegra—Maison sujeto mi rostro entre sus manos y dejó un beso corto en mis labios antes de juntar su frente a la mía—estoy más que feliz por saber que tienes a tu familia para ti nuevamente

--¿entonces? ¿Por qué tus ojos están tristes?—ladeé el rostro y Maison apretó los labios—¿Maison?

--te iras a Nueva York—esperé—yo tengo que dirigir la compañía de mi padre, no podré hacerlo desde Nueva York—sus manos sujetaron las mías y sentí mi corazón más confundido que nunca—no me mal entiendas, deseo que estés de nuevo con tu familia, pero...

--me quedaré contigo—el rubio sonrió y vi tristeza en su expresión—Maison, no voy a dejarte aquí solo

--quiero que estés con tu familia, que vayas a la escuela y te olvides de todo este infierno que viviste—negué con la cabeza y aferré mis manos a su ropa—podré visitarte en algunas ocasiones

--no quiero visitas, te quiero a ti, siempre—Maison me abrazó y enterré mi rostro en su pecho—no voy a dejarte solo, y no quiero que tú me dejes sola nunca

--no lo haré nunca mi amor, pero tal vez eso sea lo mejor—mis ojos se llenaron de lágrimas que no tardaron en rodar por mis mejillas

Permanecimos abrazados hasta que nos dormimos. No fue sino hasta que la doctora Valeria llegó para una revisión, que despertamos. La mujer nos regañó por dormir ambos en la cama asegurando que eso no me ayudaría a mejorar más rápido, sin embargo no le dimos mucha importancia a eso cuando aceptó dejarme salir de mi encierro.

--¿Necesitas ayuda para vestirte?—me dedicó una sonrisa ladina y sentí mi rostro enrojecer

--puedo hacerlo sola, no tienes que preocuparte—tomé mi ropa y me dirigí al baño—pero te tendré en cuenta cuando deba quitármela—le guiñé un ojo y cerré la puerta detrás de mi

--por favor, tengan cuidado—volvió a decir Valeria con aquel tono maternal que tenía—sé que se aman y que sus hormonas están hasta el tope de su capacidad—bajé la mirada sintiendo mis mejillas arder ante las palabras de la chica. A nuestro lado, Stanley se reía por nuestra tímida reacción—al menos tenga un poco de cuidado, no sean tan...bruscos

--eso va para ti May May—agregó Stanley golpeando el hombro de su primo—no te preocupes Val, yo me encargó de echarles agua cuando el ánimo se encienda—Valeria soltó una risa que hizo que Stanley sonriera como idiota

--Vámonos ya, Valeria debe estar muy ocupada, no debemos seguir molestándola—Maison tomó mi mano y comenzamos a caminar hacia la salida

--Adiós Val—se despidió Stanley dejando un beso en la mejilla de la doctora

Entre Amor Y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora