Debemos hablar

2.5K 147 0
                                    

Hablé. Dije todo y no me detuve.

Le conté a Maison de mi vida, de mi familia, mi verdadera familia. Le hablé de Julia, la chica de diecinueve años que estudiaba ingeniera a voluntad de sus padres, que amaba la literatura y el café. Le dije todo, y por primera vez en meses me sentí yo misma, no Rebecca, sino yo, Julia.

Verlo mirarme con aquellos ojos llenos de atención y curiosidad, con aquella sonrisa en su rostro cada que le contaba alguna torpeza que había hecho, todo eso era mágico. Nunca creí que un día pudiera contarle todo eso a Maison, y hasta ahora, no me había dado cuenta de cuanto deseaba que el supiera todo esto. Quería que él me quisiera a mí, tanto como yo lo quería a él.

Pero no todo era alegría.

El momento de contarle como llegué aquí fue triste. Recordé cada detalle de esa noche de tormenta y a aquellos hombres. Sentí cada una de esas emociones de nuevo y quise llorar, pero no lo hice, por que era tonto llorar por cosas del pasado, situaciones que ya no podían cambiarse no importa cuanto lo deseara.

Le hablé de Lucas y lo segura y comoda que me sentía con él hasta que todo se fue a la basura. Lucas era un buen chico, era amable y atento, le gustaba su trabajo y siempre me trataba bien, el pudo haber sido el primero en saber que no era Rebecca, alguna vez pensé en decírselo, pero no creo que su reacción fuera buena. El amaba a Rebecca, la deseaba para el únicamente, era un amor enfermo que, estoy segura, Rebecca alimento durante años.

También le conté acerca de mi decisión de quedarme con los Hawkins, creyendo que podria vivir una vida tranquila con ellos, pero todo se volvió un infierno.

Le dije todo, o...casi todo.

--Lo siento tanto—sus brazos me pegaron a él en un intento por reconfortarme, y de alguna forma funcionó

--no es tu culpa, llegué aquí por error—admití con una sonrisa triste—pero ahora no me siento tan mal—me alejé de él y lo mire a los ojos—fuiste un dolor de cabeza muy fuerte, y estoy segura de que lo seguiras siendo, pero aun asi quiero quedarme contigo

--¿Piensas seguir siendo Rebecca? ¿No te importa tener que soportar a Howard y sus reclamos?—preguntó con enfado

--No tengo otra cosa que hacer—dije resignada—ser Rebecca me ha traido muchos problemas, pero admitir que no soy ella, me traerá muchos más

Bajé de la cama y fui a la cocina por un vaso de agua. Oí los pasos de Maison seguirme y eso me hizo sonreir. Las cosas estaban bien ahora y queria mantenerlas así por mucho tiempo más.

--¿Puedo preguntar una ultima cosa?—dijo desde el marco de la puerta. Me gire a verlo y asentí—¿Por qué estabas llorando anoche?—el vaso casi escapó de mis manos pero logré salvarlo—Julia—dejé el vaso sobre la barra y comencé a jugar con el dobladillo de la playera

--Maison, no quiero austarte y mucho menos preocuparte—el chico se acercó a mi con expresión seria

--Dime—tragué saliva y traté de pensar en la mejor forma de decírselo, pero era difícil. No todos los días te dicen que estas en peligro de muerte por culpa de tu falsa prometida.

--Maison lo que ocurre es...

--¡Llegué!

Ambos dirigimos nuestra atención a la entrada justo cuando Stanley cruzó la puerta con bolsas con comida. Lucia algo cansado pero aun asi mantenía una sonrisa en su rostro. Gesto que creció cuando nos encontró en la cocina.

--Hola—saludó con una sonrisa burlona mientras sus ojos nos miraban de pies a cabeza—veo que...estuvieron ocupados—sonreí nerviosa y bajé la mirada mientras intentaba hacer que la playera mágicamente creciera

Entre Amor Y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora