¿Por qué?

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--Gracias por invitarme el almuerzo—dije por milésima vez—mañana te haré de cenar lo que me pidas

--¡Que cosas dices! no fue nada—Stanley pasó un brazo por sobre mis hombros y sonrió—pero te aceptaré un poco de salmón, como prefieras prepararlo

--asi será—Las puertas del elevador se abrieron, y me apresuré a subir justo—¿seguro que no subirás?—pregunté con algo de desaire. Stanley siempre solia quedarse con Maison en la oficina, pero hoy no quería

--me temo que tengo una reunión con un cliente y me es imposible cancelar, asi que no podré ver a May May—asenti fingiendo una mueca de risteza, cosa que lo hizo reir—dile a ese tonto que vine a verlo

--yo le digo, no te preocupes—presioné el botón del piso y las puertas se cerraron

Estaba tan concentrada intentando no hiperventilar ahí encerrada, que no puse atención al timbre de mi teléfono, hasta que estuve fuera del cubo de acero. Tomé el teléfono y me encontré con la sorpresa de cinco llamadas perdidas de Maison. Camine confundida hasta llegar a mi escritorio justo a tiempo para oír el teléfono de la oficina sonar. Me apresure y contesté.

--Oficina del Sr. Maison Derricks, buenas tardes—la voz de la secretaria de uno de los clientes de Maison sonó del otro lado de la línea—el Sr. No se encuentra, pero le informare en cuanto llegue del tramite que quiere emprender el Sr. Meyer—la puerta de la oficina se abrió y no me gusto la forma en la que Maison me miraba—no, gracias a usted por confiar en nosotros, que tenga linda tarde

--entra—ordenó mientras abria la puerta para que yo entrara. Colgué el teléfono y arrojé mi bolsa al suelo para ocultarla debajo del escritorio—rápido

--¿Qué tienes?—pregunté al oírlo cerrar la puerta—¿Dónde está la odiosa de tu inversionista? ¿Se dignó a irse?

--¿Dónde estabas?—preguntó con un tono de enfado que me sorprendió en ese mismo instante—te estuve llamando como mil veces y nunca atendiste el maldito teléfono ¿para qué lo tienes si no contestas?—lo miré confundida por su enfado y su dramatismo—regreso de mi junta y encuentro el escritorio vacío y a Leydi en mi oficina ¿Por qué la dejas entrar a mi oficina?

--okey, bájale un poco a tu entusiasmo—pedí, cosa que lo hizo enojar aún más

--¿A dónde demonios fuiste y con fuiste? Leydi dijo que vino por ti un sujeto demasiado guapo—me cubrí el rostro con las manos y deje escapar un suspiro—¿Acaso se te olvida que estas comprometida?

--te dije que te calmes—esta vez fui más firme al hablar—primero, yo no la dejé entrar, ella entró y no la saqué porque luego te andas quejando que la trato mal y todo eso—Maison desvió la mirada por un momento y la regreso a mí—segundo, no deberías estar oyendo chismes de esa mujer, porque todo lo que sale de su boca es menosprecio hacia mi

--¿Quién era ese sujeto? ¿Es tu nuevo amante? ¿De nuevo andas de puta?—no podía ser cierto. Este sujeto era demasiado idiota. Desvié la mirada y una sonrisa se formó en mi rostro—¡Contesta!—mi mano voló a su rostro. Estaba tan molesta. Los ojos de Maison se abrieron el doble y me miraron con rabia

--¡No me grites!—Maison levantó la barbilla y cuadro los hombros, pero hice lo mismo

--¡Dime quien era ese sujeto!

--¡Era Stanley! Ayer dijo que vendría a buscarte para almorzar, pero estabas en la reunión, así que vino a buscarme para no almorzar solo. Con el estuve un rato y luego se nos unió la mujer que pidió me uniera a su campaña de moda ¿algún problema? ¿Acaso crees que tu primo se metería conmigo?

Entre Amor Y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora