Aires de tristeza

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La espera era aun más horrenda que cualquier tortura, pero era necesaria.

No habia nadie conmigo. Stanley estaba afuera de la estación de policías. Habia dado ya su declaración, y después de una llamada, Valeria se encontraba junto a él tan preocupada como aliviada de encontrarlo en una sola pieza.

Después de que la policía llegará al departamento, la ambulancia llegó y se llevó a Howard al hospital. Le tratarían las heridas y lo interrogarían sobre lo sucedido. A nosotros cuatro nos trajeron a la estación de policías a declarar en contra de Howard. Se necesitaron cinco oficiales para sujetar a Maison y Stanley, quienes apenas vieron a Mathew, saltaron sobre él. Otros dos hombres se llevaron a Mathew a ser interrogado y me quedé con los chicos intentando calmarlos y explicándoles lo que sucedió.

No lo creyeron al principio, pero después de tanto insistirles que Mathew no tenia del todo la culpa, decidieron aceptarlo.

Stanley fue interrogado justo después de Mathew, a él, la policía se lo llevó a una celda para que no causara problemas ya que tenían sus antecedentes en el sistema. Me quedé con Maison, pero despue de un rato fui llamada para atestiguar. Al principio entré convencida de que no hablaría de Mathew, solo de Howard, pero termine contando todo. Cada detalle, desde el momento en que aquellos hombres me secuestraron en Nueva York. La policía no me creyó, pero después de investigar un poco, descubrieron mi foto en la lista de desaparecidos. Les entregué el diario de Rebecca y hablé de Howard y lo que nos confeso a Mathew y a mi.

--¿Por qué deberíamos confiar en ti? ¿Y en el? Es un asesino

El detective tenia razón, había mentido el tiempo suficiente para que la gente desconfiara de mi, y Mathew no era el mejor ciudadano del mundo, pero aun así, seguíamos siendo personas, teníamos derecho a que nuestras palabras fueran tomadas en cuenta.

--¿Qué ganaría yo diciendo todo esto señor?—fue lo único que respondí

Ahora me encontraba en espera de que Maison saliera de su interrogatorio. No faltaría mucho, pero comenzaba a impacientarme.

--Ahí esta

Y todo se volvería aun más estresante.

--¿Dónde están mis hijos?—gritó la Sra. Derricks mientras me tomaba del brazo y sacudia mi cuerpo con fuerza—¿Dónde están?

--Tía ya basta—la reprendió Stanley mientras alejaba a la mujer de mí—Maison esta dando su testimonio y Mathew esta en una celda

--¡¿Una celda?!—repitió con hipocrecia—mi hijo es inocente, es esta mentirosa la que deberían tener en una celda—la mujer me miro y soltó un escupitajo en mi rostro

--¡Melissa por favor!—la reprendio el Sr. Derricks. Valeria se acerco a mi y me ofrecio un poco de papel para limpiarme el rostro

--¿no le da vergüenza?—me levanté de mi asiento y mire a la mujer de sociedad que tenia frente a mi—venir aquí a decirme que yo debería estar en una celda, cuando fue usted la que colocó a su hijo en una

--¿Qué cosas tan estúpidas dices?—gruño la mujer

--No permitó que le hables de esa forma a mi mujer—habló el Sr. Derricks con voz firme

La puerta de la sala de interrogación se abrió y de ella salieron Maison y los dos detectives que se encontraban haciendo las preguntas.

--Mamá, papá—Maison vino a mi lado y me miró confundido

--¿Qué sucede aquí?—preguntó uno de los oficiales

--Vengo a exigir que dejen ir a mis hijo inmediatamente y que encierren a esta lacra mentirosa en la celda más oscura y putrefacta que tengan—soltó la mujer con desdén en la voz

Entre Amor Y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora