El momento habia llegado, y los nervios no se hicieron esperar.
Pasajeros con destino a Nueva York, favor de abordar en el andén número quince.
Una mano presionó la mia con fuerza y necesite de mucho autocontrol para no romper en llanto en aquel momento.
--es mi vuelo—dije lo más neutral posible. Me levanté de mi asiento y mire a Maison, quien aun permanecia sentado con los ojos en el suelo—¿me devuelves mi mano?—pregunté con tono cauteloso, el aun no estaba feliz
--vamos May may, haras que pierda el vuelo—lo regañó Stanley mientras obligaba a su primo a soltarme. El chico de ojos verdes se paró frente a mi y sonrió, mostrando esos lindos braquets—mucha suerte y que tengas un excelente viaje—sus manos que se encontraban en mis hombros, bajaron conforme me acercaba a el para abrazarlo
--gracias Stan—cerré los ojos e intenté mantener las lagrimas dentro de mis ojos—cuida de él mientras no estoy—susurré en su oído antes de alejarme—no trabajes mucho o Valeria podria enojarse
--ella trabaja más que yo, nunca sale de ese hospital—se quejo el rubio como si fuera un pequeño—quizo venir a despedirse pero tuvo una operación
--claro, prefirió salvar una vida que venir a despedirse de mi—Stanley sonrió y le regresé el gesto sin dudarlo. Mis ojos se desviaron a Maison y mi sonrisa desaparecio—¿no vas a decirme nada?—pregunté algo temerosa de que realmente no se despidiera de mi.
Stanley y yo aguardamos un momento, pero Maison no hablo, ni siquiera me miro. Su primo soltó un suspiró y se alejó de nosotros. Me plante frente a Maison y tomé sus manos para poder obligarlo a ponerse de pie, pero ni siquiera así pudo mirarme.
--serán unos días. Hablaré con ellos, les explicaré todo y regresaré—repetí las mismas palabras que llevaba diciendo los últimos dos días, aun sabiendo que el no lo creía
--tus padres no te dejaran volver—soltó con voz baja—yo no quiero dejarte partir, imagínate ellos—en eso tenia mucha razón
Habia pasado meses fuera de casa, y ellos habían pensado lo peor que pudiera ocurrirme, no seria fácil convencerlos de dejarme volver, pero lo haría, regresaría. Aunque tal vez no les hablaría de la boda, o tal vez si lo haría, aun no estaba segura. Papá jamas me dejaría casarme a los diecinueve años, y menos sin haber terminado mi carrera.
--Maison—tuve que sujetar su rostro para que asi se dignara a mirarme por primera vez en toda la mañana. Sus ojos lucían apagados, y no podía evitar que eso me doliera—Maison, habrá momentos donde pasemos todo el día juntos, abrazados, en cama, solos tu y yo, sin que nada ni nadie nos moleste—el chico frunció los labios y su expresión se tornó triste—pero también existirán días donde no podamos ni vernos, viajes de negocios o yo que se, pero eso no significa que nuestro mundo se vaya a acabar por completo
--te necesito conmigo—murmuró con las lagrimas cayendo por su mejillas
--lo sé amor, pero entiende que esto es necesario—Maison cerró los ojos y bajo la mirada—He estado para ti los últimos cuatro meses, tiempo en el que mi familia pensó que estaba viviendo una tortura. Debo ir con ellos, calmar sus penas y hacer que vuelvan a vivir tranquilos
--Me dejarás solo
--¡Por Dios Maison! tienes a tu primo, tienes a tu padre, no estas solo—solté algo cansada de su actitud—¿realmente quieres que me quedé aquí contigo? ¿Aun sabiendo que mi familia lloró noches enteras por mi?—los ojos azules del chico me miraron más despiertos a la realidad que antes—dimelo, pero dimelo de verdad. Dime que no quieres que vaya con mi familia—lo miré con toda la seriedad y firmeza con la que jamas habia mirado a alguien y espere
ESTÁS LEYENDO
Entre Amor Y Mentiras
RomanceUn extraña noche Julia sufrió el mayor cambio. Su vida paso a ser la de alguien que nunca conoció antes. Un error la llevó al otro lado del mundo solo para mentirle a gente inocente y peor aun, enamorarse de un chico que no le pertenece.