Café y lágrimas

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Mi rutina se habia vuelto incluso mas cansada y aburrida que antes. Estando con Thomas podía oir música e incluso podía bromear con él y reirme de algun chiste malo, pero siendo la asistente de Maison todo eso se habia escapado. Pasaba la mayor parte del tiempo sentada contestando el teléfono y haciendo recados de parte de Maison. No podía oir música y no habia nadie con quien reirme.

--Buenas tardes

Y lo peor de todo, tenia que recibir amablemente a la nueva inversionista, Leydi Stanford.

--¿se encuentra Maison?—pregunto con una sonrisa falsa que odiaba

Leydi era una mujer alta y demasiado delgada para ser considerado saludable. Se veía bastante elegante con sus atuendos, pero muchos de ellos le quedaban algo grandes, cosa que no me sorprendia siendo ella un varita andante. Su cabello era rubio, teñido, podía verle las raíces castañas y tenia unos bellos ojos color miel. Ella podria resultar mucho más bonita si su actitud fuera mucho mas amable, pero al parecer eso nunca seria posible. Hasta ahora, en toda mi semana que llevo de asistente, no se ha portado amable conmigo, siempre logra hacerme enojar y querer golpearla, pero la única vez que lo intente, Maison me llamó la atencion, cosa que me enojo aun más, tanto que no le dirijo la palabra en el departamento, cosa nada grave considerando el hecho que no solemos hablar mucho, pero intenta enterarte de los recados que tus socios te dejaron sin que tu asistente te hable.

--esta adentro—respondí fingiendo estar ocupada en la computadora

--traeme un café sin azúcar y con leche light—ordeno antes de desaparecer por la puerta

--un café sin azúcar y con leche light—repetí burlándome de su voz chillona. Me levanté de mi asiento con la excusa de ir por el café—mujer odiosa, como si no estuvieras esquelética ya

Fui al baño y estuve perdiendo el tiempo por un rato hasta que considere que era tiempo de regresar con el café de la odiosa Leydi, además de que no podía descuidar el teléfono o se perderían llamadas importantes. Preparé el café rápidamente y decidi hacerle pasar a la mujer un momento amargo con su café. Entré a la oficina con una sonrisa en el rostro. Maison se encontraba revisando unos papeles mientras Leydi le explicaba el avance que tenia con el nuevo proyecto.

--el diseño es uno de los mejores que he visto pero eso viene aunado con la dificultad de la construcción—explico la mujer

--debemos darnos prisa en levantar la obra lo mas rápido posible—me acerqué al escritorio y deje la taza de café—el teléfono esta sonando como loco—dijo con tono enfadado mientras me lanzaba una mirada rápida

--disculpe señor, pero estuve preparando el café que la señorita Stanford me pidió que le trajera

--no es mi culpa que sea tan lenta—soltó la mujer con una sonrisa de suficiencia justo antes de llevarse la taza a la boca—¿Qué rayos es esto?—Leydi se alejó la taza de la boca y me miro con enfado—claramente dije leche light

Maison miró a su socia confundido y luego a mi como si hubiera cometido un gran crimen.

--¿no es leche light?----pregunte con inocencia. Leydi entornó los ojos y su rostro enrojecio—¡ups! Me equivoque—sonreí burlona y subi una mano a mis labios para ocultar mi gesto

--¡tonta!—Leydi se levantó de su asiento y me arrojó el café a la cara

--señoritas por favor—habló Maison levantándose de su asiento

No me esperaba esa reacción por parte de la mujer, realmente crei que solo se quedaría enfadada por el resto de su visita, no pensé mas alla de eso. Me limpie el café de la cara y mire mi blusa humedecida con café.

Entre Amor Y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora