Amor sin mentiras

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Seís años despues

La noche era algo fría pero muy hermosa. La música se oía por todas partes y podía ver a muchas personas bailando en el centro de la sala. Mis ojos se detuvieron en los novios.

Stanley lucía radiante con aquel traje sastre color gris oscuro, en su sonrisa ya no había ni una sola pieza de metal, pero aun así continuaba luciendo encantador. Pegada a él, siguiendo con ritmo la canción, se encontraba aquella doctora que le había robado el corazón hace años atrás. Valeria estaba espectacular, se veía hermosa en aquel vestido estilo princesa, realmente no creí que le gustará ese estilo, pero apenas lo vió en la boutique corrió hacia el como una niña pequeña.

¿Quién hubiera creido que estaría presenciando la boda de dos de las personas que me apoyaron durante aquel tiempo que viví encerrada en una mentira?

--Lia—aparte la mirada de los novios y encontré el rostro de mi marido

Maison era tan guapo como lo conocí la primera vez en aquel improvisado almuerzo en casa de los Hawkins.

El rubio se acercó hacia mi y una sonrisa cruzó mi rostro cuando sus manos acunaron mi rostro. Sus dedos acomodaron mi cabello, el cual se hallaba algo desarreglado por culpa de los vientos de invierno. Maison se alejó lo suficiente para retirarse el saco y dejarlo sobre mis hombros para asi cubrirme, aunque para ser sincera no sentía tanto frio, tal vez porque llevaba más de quince minutos afuera del salón que Stanley y Valeria habían rentado para celebrar su boda, o tal vez porque tenía el pequeño abrigo que Maison me habia obligado a llevar.

--No es necesario—dije mientras me acomodaba el saco—aunque es un lindo gesto—me gire para apoyar los brazos en la fría roca de aquel balcón que dejaba una vista increíble a un jardín

--¿Qué haces aquí Lia? Deberias estar adentro, disfrutando de la fiesta—los brazos de Maison se enrollaron en mi cintura y su barbilla se recargó en mi hombro derecho—¿no te gustó la fiesta?

--la fiesta esta muy bien, solo necesitaba tomar un poco de aire—los labios de Maison dejaron un corto beso en la línea de mi mandíbula

--¿En que piensas?—preguntó con tono suave—hace un momento tenias la mirada perdida en alguna parte. Dime que te molesta

--Nada me molesta, de verdad, solo pensaba...es que yo...--mi vista siguió a una pequeña hoja que era arrastrada por el viento helado—aun no puedo creer que esto sea real—solté después de varios segundos en silencio—las cosas, el tiempo, todo fue muy rápido. Ayer estaba a punto de morir y hoy estoy...estamos en la boda de Stan y Val, pero mi mente aun piensa en Mathew, en Howard, en Rebecca—cerré los ojos y sentí una lagrima solitaria descender por mi mejilla

--Julia, amor, no llores—Maison me hizo dar la vuelta para quedar de frente a él—amor, todo estaba bien, no tienes que seguir pensando en eso—subi las manos a sus hombros y traté de distraerme arreglando el cuello de su camisa—todo eso ya quedó atrás, no debes seguir preocupándote por ellos

--Maison, no entiendes—respire hondo un par de veces antes de mirarlo a los ojos—esto no era mio, nunca lo fue, solo me pertenece porque Rebecca ya no esta y eso me tiene mal. No puedo evitar pensar en ella, en todo lo que paso. Rebecca Hawkins fue una victima May, y a los ojos de muchos aun sigue siendo una villana

--no es algo que tu puedas solucionar—las manos de Maison sujetaron mi rostro y sentí mi corazón doler—Lia, no debes preocuparte por Rebecca, ella ya no sufre más ni lo hará. Ella esta tranquila porque los que le hicieron daño ahora están pagando—en eso tenía razón, Howard y Melissa aun se encontraban en prisión y estarían ahí por varios años más—no pienses en eso, no te hace bien, suficiente tienes con las pesadillas, no agregues más angustia a tu vida

Desde aquella primera llamada de Mathew en el elevador del viejo edificio donde solia vivir con Maison, no habia podido dormir tranquila de nuevo. Las pesadillas se hacían presente por las noches. Recuerdos de aquella noche donde pude a ver muerto a manos de Howard, los golpes de Mathew en el corredor del edificio, mi encierro en el elevador, todo se repetia en mi cabeza y aunado a ello, mi imaginación también me traicionada, creando escenas aun mas aterradoras que las reales. Viendo a Mathew golpeando para luego convertirse en Maison, mi familia de rodillas con los hombres de George apuntando en su cabeza, mis manos cubiertas de sangre de la difunta esposa de Mathew y de Rebecca. Si, mi vida no era la misma, y aunque fuera a terapia, esos temores y culpas que no me pertenecían, seguían ahí, arruinando un dia tan feliz como lo era la boda de Stanley.

--aun tengo miedo—admití rompiendo en llanto. Maison me sujetó contra él mientras escondia mi rostro en su pecho dejando a las lagrimas mojar su camisa—solo quiero que las pesadillas se vayan

--no tienes nada que temer, yo estoy contigo, voy a cuidarte siempre cariño, a ti y a nuestro hijo—bajé la mirada al vientre de cuatro meses que tenia y sonreí aun con lagrimas en mis mejillas—deja de llorar, por favor—pidió Maison mientras se agachaba a buscar mi mirada—no te dejaré sola, lo prometo—sus ojos azules se encontraron con los mios y me alegré de que aun me mirara con los mismos ojos de amor de hace seis años

--prometo intentar que esto no me afecte—el rubio sonrió y acercó sus labios a los mios para dejar un beso en ellos

--no debes llorar ni angustiarte, y mucho menos tener esas pesadillas en tu estado—Maison bajó sus manos y las colocó en mi panza de embarazo—a nuestro pequeño no le hace feliz que su mamá lloré siempre—el rubio se hincó y acercó sus labios a mi panza—¿verdad pequeño, que no te gusta que mamá llore? ¿verdad que quieres que mamá sonria todo el tiempo?—una risita escapó de mis labios al ver al hombre con el que me habia casado hace cinco años, y con el cual tendría una familia en un par de meses

--creo que se movió—informé aun sin dejar de sonreir.

Los ojos de Maison me miraron y pude ver un brillo en ellos. Era tan lindo cuando se emocionaba por el bebé. Era como si fuera un niño, en lugar de un hombre, aunque para ser sincera, el actuaba como niño la mayor parte del tiempo, solo se comportaba como un adulto cuando estaba en la oficina, cerrando tratos o informando a sus socios la nueva obra que iniciarían.

--Te amo May may—una sonrisa cruzó el rostro del chico al oírme decir su apodo—no sabes lo feliz que me hace estar contigo—Maison se puso de pie y deslizó sus manos por mis brazos hasta llegar a mis manos, las cuales sujeto con fuerza

--Yo te amo más mi pequeña Lia—sus labios se acercaron y dejar un beso en mi frente—eres la mejor mujer que he conocido jamás, y con la única con la que quisiera vivir hasta que me salgan canas y arrugas—sonreí y enrollé mis brazos a su cintura—me hiciste feliz cuando aceptaste ser mi esposa, y me has hecho aun más feliz con este bebé. No sabes cuanto ansió tenerlo ya con nosotros

--ya falta menos para que puedas abrazarlo—levanté la mirada y me encontré con sus ojos azules brillando bajo la luz de la luna

Me estire un poco para poder unir mis labios a los suyos en un beso tierno pero cargado del más sincero amor.

--Deberiamos regresar adentro—murmuró Maison en mis labios

--si, ya me duelen los pies—una risa escapó de sus labios mientras se alejaba y sujetaba mi mano para regresar juntos a la fiesta

--¡May may, Lia, vengan a bailar!—gritó Stanley apenas nos vio


Un amor por el que dejaría todo con tal de conservarlo conmigo.










Entre Amor Y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora