Capítulo 12 ▶ Navidad, año nuevo y varicela

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Caminaba dando vueltas en la habitación de Gwen, golpes continuos en la pared de al lado retumbaban con fuerza en la parte trasera de mi cerebro

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Caminaba dando vueltas en la habitación de Gwen, golpes continuos en la pared de al lado retumbaban con fuerza en la parte trasera de mi cerebro. En mi interior, deseé que la mamá de mi amiga llegara pronto para que Paislee volviera a comportarse como el dulce angelito que aparentaba ser frente a sus progenitores.

Gwen le gruñó a su hermana menor (a la pared, en realidad), y rodó los ojos.

—Ignórala, mamá no tarda en venir. ¿Quieres contarme de nuevo lo que pasó con Nicholas Reeve?

—Ya te dije —gruñí, exasperada—. Estábamos hablando, entonces él se puso raro, dijo cosas sin sentido. Creí que bromeábamos y... ¡Agh! —Enterré por unos segundos mi cara en mis manos, frustrada, y luego le di una mirada a Gwen—. Me besó. Tan aturdida como estaba, lo único que hice cuando alejó su rostro del mío fue parpadear y ponerme en pie para irme. Atravesé el gimnasio sin darme cuenta, recogí mi abrigo de las manos de la señorita Dabney y caminé hasta mi casa.

No estaba tan lejos, pero de todos modos ir a pie de Hawking a casa no había sido la mejor de las ideas. Cuando mamá me vio llegar sola me puso una regañina.

—¿Y él no te siguió?

—No.

Gwen se lo pensó un momento.

—Tal vez estaba en shock por lo que hizo, igual que tú. No creo que haya querido dejarte ir sola, ni nada...

—No intento justificarlo, Gwen. Estoy, de hecho, aliviada de que él no me siguiera.

—Um...

¡Bam! ¡Bam! Los golpes en la pared seguían sonando. Hoy Paislee estaba fastidiándome más a mí que a su hermana. Apreté mis sienes, traté de relajarme.

—No sé por qué arruinó las cosas de repente. ¿Ahora cómo lo voy a ver a la cara? Compartimos clases juntos, por Dios, volver a Hawking va a ser una pesadilla.

—No seas dramática, él sigue siendo tu amigo, todo será igual —me reprendió Gwen, cruzándose de brazos.

—¿Hablas en serio? ¿Mi amigo? Soy una gigantesca bola de confusión en este momento, por si no lo has notado. Si Nick... —La garganta se me secó—. Ay, Gwen. Él insinuó cosas sobre sentimientos entre nosotros dos y yo me reí en su cara. Después me besó y simplemente lo dejé sin decir media palabra. Creo que podría aborrecerme, ¿sabes? Y eso no es lindo. Éramos amigos. Él me caía muy bien.

—¿Ya no lo hace?

Bufé.

—¿De qué sirve eso? Una amistad solo funciona si las dos partes están interesadas.

—Como cualquier relación.

—Pues sí. Y ahora no creo que esté interesado en ser mi amigo. Ni siquiera yo misma me hablaría si estuviera en sus zapatos.

Contra dragones y quimerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora