Capítulo 15 ▶ Espejismo idealista del recuerdo feliz

31.5K 3.5K 1.5K
                                    

Tierra trágame

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tierra trágame. Tierra trágame. Tierra trágame.

Por supuesto, la tierra no me tragó por más que le rogué. Y tampoco tuve la buena fortuna de volverme invisible, así que no me quedó más que aferrarme a mi asiento hasta con las uñas mientras trataba de ignorar el hecho de que Evan, también conocido como mi exnovio, caminaba desde el frente del autobús escolar con la mirada fija en mí y en el asiento vacío que estaba a mi lado. ¡Maldición! ¿Dónde habría dejado su viejo y traqueteante auto? ¿Y desde cuándo había comenzado a mirarme a la cara de nuevo, por cierto?

Me ordené calmarme. Había pasado más de un año desde que hablamos por última vez, así que seguro yo solo estaba actuando paranói... ¡Mierda! Apreté los puños con fuerza sobre mis piernas, cada músculo de mi cuerpo se tensó. Clavé la mirada en la ventanilla. Él acababa de sentarse a mi lado. ¡Esto no me podía estar pasando! Parecía un mal chiste. Uno bochornoso. Insufrible. Insufribornoso.

Los siguientes quince minutos iban a ser demasiado insufribornosos, pero me dije que podía sobrevivir a ello. Claro que podía. Fuimos amigos y novios alguna vez, luego se terminó todo. No acordamos seguir siendo amigos. Y honestamente yo no era tan madura, o lo que se necesitara ser, como para querer ser amiga del chico que alguna vez lastimó a mi corazón.

Lo oí carraspear la garganta y maldije para mis adentros por haberme olvidado de mis audífonos en casa, esos preciosos bebés eran mi método infalible para ignorar al mundo.

Me hice la sorda ante un segundo carraspeo, pero llegó un tercero y dos golpecitos en mi hombro, ¿cómo se suponía que ignorara eso?

Pesarosa, giré lo suficiente para verlo a la cara. Evan me dio una sonrisa tímida.

—Hola, Kia...

—Saskia —le corregí sin pensarlo.

El rostro se le puso rojo.

—Cl-claro, claro —balbuceó, desconcertado—. ¿Cómo... has estado?

Lo miré con incredulidad. ¿De verdad íbamos a hacer esto?

—Bien —respondí.

Él asintió.

—Me alegra mucho saber eso.

—Bien —repetí sin emoción.

Quizás el hecho de que él hubiese comenzado a salir con otra chica a los pocos días de haber terminado conmigo no ayudaba mucho a mis ganas nulas de mantener esta conversación. Su pobre excusa de "es que nunca tienes tiempo para mí" se fue a la basura después de eso, él podría haber sido honesto diciendo que le gustaba alguien más.

—M-mi auto se averió, así que ahora debo venir en el bus... —comentó.

—Ah...

—Umju... Es un desastre, no creo que vaya a arreglarse pronto.

Contra dragones y quimerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora