Capítulo 29 ▶ No era mi carta de Hogwarts

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Estaba ansiosa, muy ansiosa

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Estaba ansiosa, muy ansiosa. El sábado pasado había conocido a mi padre, el domingo habíamos pasado el día juntos viendo viejas fotografías de mi niñez, comiendo pizza y hablando sobre nosotros en la sala de mi casa. Ayer fuimos por un helado después del colegio, paseamos por un parque y luego recogimos a mamá para ir a cenar juntos.

Me encontraba en una nube, y una parte de mí tenía miedo del momento en el que tuviera que bajar de ella.

Mamá no parecía feliz de tener a mi padre alrededor, daba la impresión de que ella contaba los minutos para que él se fuera de regreso a Las Vegas. Por lo contrario, yo comenzaba a preocuparme porque estaba deseando que él se quedara más tiempo. Me estaba volviendo codiciosa y eso no era bueno, pero no podía evitarlo. No podía dejar de imaginar lo que habría sido crecer con él alrededor, pero ese pensamiento no era algo que compartiría en voz alta porque no quería herir los sentimientos de mamá haciéndola pensar que ella no había sido suficiente.

—Entonces... ¿Qué dijo tu padre? —le pregunté a Nick, estábamos sentados bajo la sombra de un árbol en el patio de Hawking.

Él hizo una mueca, chasqueando la lengua, y tiró de un mechón de su cabello negro.

—Bueno... más bien la cosa es que no ha dicho mucho.

—¿Nada de nada?

—Nada de nada —asintió—. Está tan molesto que no me habla, lo cual no es precisamente algo malo, ¿sabes?

Suspiré. Dos cartas de las universidades a las que su padre le obligó a aplicar habían llegado ayer, en ambas su solicitud había sido rechazada.

—¿Qué crees que vaya a pasar ahora, Nick?

—Si tengo suerte me dejará marcharme, entonces iré a Hoboken con mamá, repetiré el último año para conseguir un mejor promedio y entonces aplicaré en alguna universidad en la que pueda estudiar escritura creativa —finalizó con una media sonrisa y me dio un suave codazo—. Pero no te preocupes, tengo planeado hacer mis viajes de regreso para visitarte, compañera.

Esas últimas palabras consiguieron sacarme una pequeña sonrisa.

—Estaré contando con esas visitas, Reeve.

—¿Sí? ¿Estás segura?

—¿Por qué no lo estaría? —Fruncí el ceño.

—¿No te avergonzarás de salir con un tipo que seguirá en el colegio cuando tú estés en la universidad?

Lo miré a los ojos. A pesar de que lo dijo como si fuera una broma, pude ver que una parte de él hablaba en serio. Puse mi mano sobre la suya.

—Tú me aceptaste con todo el equipaje que traigo conmigo, Nick, yo te acepto con el tuyo. No seas tonto sobre eso.

Fruncí la nariz y bajé la mirada, dándole palmaditas en el dorso de la mano. Por un instante solo nos quedamos así, en silencio.

—¿Compañera?

Contra dragones y quimerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora