Para el jueves, todas las ampollas que me quedaban se habían secado y tenían costra. En teoría podía ir el viernes a clases ya, pero mamá fue benevolente al permitir que me incorporara hasta el lunes. La comezón ya había desaparecido casi por completo y, aunque había hecho todo lo posible por no rascarme, me quedarían un par de pequeños recuerdos de mi guerra contra la varicela. Nada demasiado escandaloso como para vivir horrorizada.
Contemplé la tarjeta en forma de bota navideña que había escrito para mi papá la pasada Navidad y la deposité en la caja de madera donde guardaba también la borrosa fotografía de él y mamá. Había más tarjetas y cartas, no solo de Navidad, que esperaba poder entregarle este año... si las cosas salían bien. Mi estómago daba un vuelco violento cada vez que pensaba en las posibilidades.
Apreté la caja de madera contra mí y cerré los ojos, nerviosa ante lo que me deparaba el futuro. Luego la deslicé debajo de mi cama y fui a la cocina a servirme algo de cereal con leche. Había comido lo mismo para el desayuno, pero no tenía muchas ganas de preparar nada más elaborado que vaciar cereal en un tazón.
Mi teléfono sonó mientras me llevaba una cucharada de las hojuelas azucaradas a la boca. Como era solo un mensaje de HeyText, llevé la cuchara a mi boca de todos modos y luego dejé el tazón sobre la mesita baja, tomando el móvil en su lugar.
Era Gwen.
Gwen: Hoooola, floja. Cómo va todo?
Yo: Súper duper!!
Gwen: Vienes mañana a H?
Yo: Nope! :) Mamá dijo q mejor el lunes.
Gwen: Envidia! Aunque... no, la vdd no.
Yo: Tontaaaaaaaaa!
Gwen: LOL. Hoy vi a Nick otra vez. No dijo nada sobre ti. Lo ves? Todo normal.
Yo: Ajá...
Gwen: Quieres q vaya a verte?
Yo: Ya no temes contagiarte?
Gwen: Después d todo puedo esperar hasta el lunes, tienes razón. Te amo.
Yo: Me pierdes, Gwen Patterson!!!!
En realidad mi amiga no esperó hasta el lunes. Cinco minutos después de su último mensaje, el timbre sonó. Apareció en mi puerta con la nariz roja por el frío, el cabello húmedo y un gran termo de chocolate caliente en las manos.
▶▶▶
El sábado el cielo amaneció de un color blanco grisáceo y tempestuoso. Una gruesa capa de nieve cubría los tejados de las casas y las calles, mamá estuvo quejándose todo el rato antes de envolverse en tres abrigos para irse al trabajo. Al menos solo estaría fuera por medio día.
Yo estaba haciendo todas las tareas que habían dejado el viernes mis profesores, que por suerte no eran demasiadas. A las once de la mañana me encontraba terminando de escribir mi redacción de dos cuartillas sobre el consumismo que encargó la profesora de Ecología y medio ambiente. Releí todo cuando terminé, para asegurarme de no haber escrito sinsentidos, y luego guardé todo en mi mochila, que estaba lista para enfrentar nuestro regreso a Hawking el próximo lunes.
ESTÁS LEYENDO
Contra dragones y quimeras
Teen FictionSaskia está decidida a conocer a su padre durante el verano, pero antes tendrá que sortear algunos obstáculos: convencer a su madre, sobrevivir a su último año de instituto y ahorrar para un boleto de avión. *** Saskia puede enumerar cinco cosas sob...