Observaba a mamá con detenimiento mientras ella me contaba alguna cosa graciosa que le había pasado en el trabajo. Por lo general, me encantaba oír sus anécdotas... pero esa noche no me podía concentrar.
—¿Kia? —Sus cejas se elevaron y varios surcos aparecieron en su frente mientras me miraba, esperando una reacción de mi parte.
—Eh... ¿Sí?
Parpadeé como una tonta.
—¿Qué ocurre contigo, cariño? Estás muy distraída.
Oh, contarle iba a ser un dolor en el trasero.
—¿Lo estoy? —titubeé.
Mamá enarcó una ceja hacia mí, esbozando un gesto que claramente decía "no intentes verme la cara de tonta". Suspiré y ella comenzó a servirse otro poco de ensalada en su plato.
—¿Por qué pareces preocupada?
—Yo... hmm... tengo algo que contarte.
Me dio una mirada cautelosa antes de soltar el servidor de ensalada y tomar su cubierto.
—¿Es algo malo? —inquirió al tiempo que fruncía el entrecejo.
—No... bueno, creo que no.
La parte mala podría ser su reacción al enterarse. Pero al menos la única persona que sufriría por ello sería yo. Fantabuloso.
—Comienzas a ponerme nerviosa, cariño.
—Lo siento...
—¿Es sobre la universidad? —preguntó, viéndome con real pánico en sus ojos—. ¿Llegó la carta? ¿Ellos no te...?
—¿Qué? ¡No, no! —le aclaré, apurada—. No es eso, mamá. Cálmate, por favor. Se supone que la carta llegará algún día de la próxima semana, esto no es sobre eso.
Mamá inhaló profundo. Se tomó un momento para quitarse los anteojos, limpiar los cristales con la tela de su blusa y luego volvérselos a poner para darme la mirada que pedía explicaciones.
—¿Entonces? —Empujó su plato hacia el frente y colocó ambas manos en la mesa, una sobre la otra, mientras me otorgaba su completa atención.
Sentí que me comenzó un tic nervioso en el ojo izquierdo. Raramente teníamos temas difíciles de tratar entre nosotras, pero contarle las novedades sobre Nick me costaba porque ella era la clase de mamá que podría tener una reacción exagerada y embarazosa.
Aun así, quería contárselo, porque nuestra relación se basaba en la confianza. Yo nunca le había ocultado nada, ni siquiera mis intenciones de conocer a mi padre, aunque sabía bien que ella no aprobaba la idea. Podría haber fingido que me olvidaba del asunto cuando lo hablamos la primera vez y me dijo que no estaba de acuerdo, podría haber ahorrado sin explicarle para qué y simplemente soltarle en el verano que me iría a Las Vegas. Pero esa no sería yo, no sería la hija que ella crio.
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Contra dragones y quimeras
Teen FictionSaskia está decidida a conocer a su padre durante el verano, pero antes tendrá que sortear algunos obstáculos: convencer a su madre, sobrevivir a su último año de instituto y ahorrar para un boleto de avión. *** Saskia puede enumerar cinco cosas sob...