Capítulo 21 ▶ El fiel compañero de batallas

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Resoplé mientras tamborileaba con mis dedos sobre el mostrador, esperando a Gwen

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Resoplé mientras tamborileaba con mis dedos sobre el mostrador, esperando a Gwen. Fuimos juntas a ver al consejero, el señor Norman, y cuando íbamos de salida nos encontramos con Frank. Así que ella estaba en el pasillo hablando con su novio y yo la esperaba dentro de la oficina de servicios escolares porque no quería incomodarlos quedándome demasiado cerca mientras conversaban.

La señorita Deakin, al otro lado del mostrador, tecleaba algo en su ordenador, muy concentrada, pero cada tanto se detenía para acomodar sus lentes sobre el tabique de su nariz y enviarme una rápida mirada acompañada de una sonrisa algo incómoda. Ya me había preguntado dos veces en qué me podía ayudar, y las dos veces le había dicho que en nada. Era una mujer extremadamente servicial, creo que le inquietaba tenerme allí y no poder hacer nada por mí.

Por fortuna para ambas, el director le llamó por el intercomunicador y le pidió que fuese a su oficina no mucho más tarde, por lo que pudimos dejar de preocuparnos la una por la otra.

—Vuelvo enseguida —me dijo mientras tomaba un tablón con papeles y se apresuraba a dejar su silla para ir con su jefe.

Le respondí con una sonrisa y suspiré con alivio cuando la vi perderse en el interior de la oficina del señor Palmer. Entonces eché una miradita hacia donde estaban Gwen y Frank, y luego mis ojos vagaron por la habitación donde yo me encontraba hasta caer sobre las listas del alumnado que la señorita Deakin había dejado ahí... tan a mi alcance.

Hmm... La tentación era demasiada como para evitarla. Desde que Nick me había contado sobre su medio hermano, no podía dejar de pensar en quién sería ese chico. ¿Lo conocía yo? ¿Cómo podía ser posible que no supiera con certeza quién era? Por lo que Nick me había dicho, ellos compartían papá, así que tendrían que llevar el mismo apellido.

Esa mañana le había preguntado a Gwen si por casualidad ella recordaba a algún otro chico que se apellidara Reeve entre los de nuestro curso. Ella se lo pensó un momento antes de decirme que no, encogiéndose de hombros, y me preguntó por qué quería yo saber eso. Para librarme del asunto, le inventé que mi curiosidad se debía a que el apellido de Nick me parecía poco común. Gwen era una de las personas en las que yo más confiaba, pero no se sentía correcto contarle algo que era tan privado de Nick.

Eché un vistazo rápido hacia la puerta de la oficina del director y, sin pensarlo más, tomé la lista. Estaban los nombres de todos los alumnos de último año, así que el nombre del hermano de Nick tenía que estar allí sí o sí. Encontré la hoja donde empezaban los apellidos con la letra R y puse mi dedo sobre el primero, descendiendo sobre los demás.

Radcliff... Ralston... Ramírez... Raskop... Readdie... Reagan... Reenberg... Reece... ¡Reeve!

Ahí estaba el de Nick. Pero solo el suyo, él era el único con ese apellido en Hawking, debajo de su nombre estaba el de una chica apellidada Smith. Fruncí el ceño.

—¿Qué haces?

—¡Ay! —pegué un brinco, lanzando las hojas de la lista al suelo, y encontré a Gwen en la puerta. Ella enarcó las cejas hacia mí—. ¿Cometiendo un delito sin mí, amiga mía?

Contra dragones y quimerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora