Capítulo 30 ▶ El problema de los corazones

22.8K 3K 1.3K
                                    

Unté mermelada en mi tostada y le di una mordida mientras sonreía sin poder evitarlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Unté mermelada en mi tostada y le di una mordida mientras sonreía sin poder evitarlo. Comenzaba a pensar que anoche había obtenido una sonrisa permanente en mi cara, porque era difícil dejar de sonreír.

—No es que me moleste, pero ¿por qué pareces tan feliz? ¿Algo bueno pasó? —me preguntó mamá, dándome una rápida mirada antes de beber un sorbo de su café y seguir leyendo el periódico.

—Me divertí mucho anoche... —confesé, encogiéndome de hombros. No quería hacer que sus alarmas se dispararan por mi culpa, pero no podía evitarlo.

Anoche por primera vez ella había aceptado salir a cenar con papá y conmigo, para festejar por mi carta de Penn State. La atmósfera fue algo tensa al principio, pero las cosas mejoraron conforme avanzaba la noche. Estaba muy segura de que yo no había sido la única que pasó un gran rato en esa cena.

Mamá dejó el periódico a un lado y me dio una mirada, enarcando las cejas.

—Saskia... —comenzó, pero yo negué con la cabeza.

—No, no. No lo arruines, ¿sí? Porque fue lindo, fue simplemente lindo tener una cena de verdad con mis dos padres por primera vez. Se sintió casi normal. Y tú puedes decirme muchas cosas, excepto que no lo disfrutaste también.

Ella suspiró, haciendo una mueca.

—Lo disfruté porque tú estabas ahí, cariño.

—Te reías de sus bromas tontas, mamá...

En serio papá tenía un buen repertorio de bromas que no daban mucha risa si lo pensabas bien, pero que de algún modo te hacían reír cuando él las contaba.

—Mátame por tener sentido del humor, Kia. Por favor, detén esto, ¿de acuerdo? Te di lo que querías, has conocido a Kendall, él ha pasado aquí los últimos días contigo... ¿Qué más quieres de mí?

Nos miramos a la cara. Su frente estaba arrugada y sus ojos pedían una tregua. Bajé la mirada, avergonzada.

—Lo siento. —Dejé mi tostada en el plato, mi hambre desapareció de repente—. Solo pensé...

—Kia, por favor. Mira, Kendall es un hombre increíble, pero nosotros no... Las cosas no funcionan de esa manera.

Ella cree que él es increíble, fue todo lo que pude pensar. Sabía que era tonta por solo enfocarme en una parte de lo que decía... ¡Pero no era mi culpa! No lo era, en serio. Cualquiera que viera a ese par juntos... Oh, lo juro, no se trataba de un capricho mío.

Mamá riendo de las bromas tontas de papá y él mirándola de esa manera rara, como si creyera que ella era la más bonita estrella en el cielo... No lo sé. La cosa es que ellos dos encajaban juntos de la forma en la que muchas parejas no lo hacían, y no creía que se tratara solo de mi imaginación. Pero, ¿entonces por qué se separaron? ¿Por qué mamá nunca le contó sobre mí, hasta ahora? Era un misterio... pero tal vez uno que se podía resolver.

Contra dragones y quimerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora