30. Harry.

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"Now you were standing there right in front of me,
I hold on it's getting harder to breathe.
All of a sudden these lights are blinding me.
I never noticed how bright they would be."

Eso fue apenas lo que salió de mi boca. Sentí que no lo hacía muy bien, pero aún así, me gustaba la sensación de que alguien me escuchara. No había otra persona en el mundo a la cuál quería mostrarle mi canción.

Ella me miraba, y sus enormes ojos miel brillaban más de lo normal. Su boca estaba levemente abierta, como si estuviera sorprendida. Mordió su labio inferior y pestañeó varias veces. Reí suavemente, por inercia, ella podía ser adorable cuando quería.

Me quedé mirándola, con una sonrisa amplia en mi rostro, esperando que Becca dijera algo por fin. Alcé una ceja, divertido, ella parecía estática, embobada. Me gustaba verla de ese modo, era la primera vez que la veía así... por mí.

-¿Y?- espeté-¿No vas a decir nada?

-Y-yo... Harry e-eso- aclaró su garganta y bajó su mirada- Eso fue muy lindo. Enserio, tienes talento.

Otra vez ella estaba frente a mí con sus mejillas color carmín y con esa sonrisa que me desarmaba por completo. Quité mi vista de su persona antes de que hiciera eso demasiado evidente.

-¿Más whisky?- preguntó ella con la botella en la mano. Asentí.

El tiempo había pasado rápido en mi mente, pero entonces miré la hora. Ya eran pasadas las tres y media de la madrugada. Becca había tomado más de lo que su cuerpo soportaba para mantenerse cuerda. La vi caminar por el salón tambaleando sus piernas. Su risa tan particular era lo poco que escuchaba de ella, además de alguna que otras frases sin sentido.

Yo, en cambio, me encontraba perfectamente consciente. Un poco mareado, a decir verdad, pero nada fuera de lo normal. Era costumbre para mí tomar, pero lo evidente era que ella no estaba preparada para tanto alcohol en una noche.

La castaña divisó un reproductor de música en una de las mesadas que se encontraban allí y no dudó en presionar divertida el botón 'play'. Una de las canciones de la radio empezó a sonar. "Moves like Jagger" para ser más específico. Becca soltó un grito de felicidad, atontada, y comenzó moverse por toda la sala. Eso apenas parecía un baile, pero se divertía moviendo sus caderas al compás de la canción y estirando sus brazos por el aire. La acompañé con una risa. A nadie le venía mal bailar, ¿no?

Ésta vez, ella no sólo sostenía un vaso en su mano, sino que tenía la botella y tomaba del pico de la misma.

Me acerqué a ella para quitarle la bebida. Becca corrió divertida, escapándose de mí. Mi sonrisa había sido remplazada por una mueca de disgusto, ella no cedía, y no podía permitirle que diera un sorbo más, le haría mal, ni siquiera estaba siendo capaz de pararse sobre su propio eje sin tambalearse. Me sacó la lengua divertida y se echó a reír a carcajadas una vez más.

Por fin la tomé dela cintura y la mantuve aferrada a mí. Su perfume se hizo presente en su cuello, que estaba ubicado justo a la altura de mi cabeza. Había logrado que se quedara quieta, y callada. Lentamente, solté una de mis manos de su cadera y la llevé hasta la botella, pude quitarla y dejarla sobre el desayunador de la cocina. Sonreí triunfante y me alejé de ella, quién ahora me miraba haciendo su mejor cara de perrito mojado. No iba a lograr nada con eso, de ninguna manera.

Caminé y apagué la música. Era hora de tomar un café y ir a dormir. Por primera vez, estaba siendo el más sensato de los dos.

Me encontraba preparando una especie de cama en el sofá cuando sentí una mano tibia entrelazarse con mis dedos.

-¿Pasa algo Becca?- pregunté mirando sus ojos.

Ahora su mirada se veía cansada y triste. Sí, eran las etapas de la ebriedad. Sus grandes orbes miel estaban levemente cristalizadas.

-Bésame, Harry- dijo casi en una súplica- Bésame y haz que me olvide de todo.

RudeBoy |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora