44. Rebecca.

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Terminé de acomodar mi largo cabello en una trenza de lado. Me miré en el espejo. Mis ojos aún estaban algo cristalizados. Respiré hondo y cambié mi expresión por un débil sonrisa.

Acababa de enterarme que mi madre había sufrido otro coma alcohólico y que ahora se encontraba internada y eso me quebraba por completo. Pero algo dentro de mí me susurraba que todo estaría bien pronto. Me convencía de el tiempo haría lo suyo y ella podría salir de esto, como lo había hecho otras veces. No iba a dejar que eso me derrumbara, tenía que ser fuerte.

Al caminar por los largos pasillos del amplio Instituto con los libros aferrados a mi pecho, pude sentir algunas miradas sobre mí. Los murmullos se hacían más fuertes a medida que pasaba. Nadie se molestaba en disimular que yo era su principal tema de conversación aquella mañana. No era para menos, el chico más codiciado del lugar había golpeado a mi acompañante esa noche por una única razón: celos. Lo que significaba que él sentía algo por mí. Y por lo cuál, claramente, muchas de sus perritas falderas me odiarían.

Sin embargo, todo eso había pasado esa noche, pero aún no sabía cómo reaccionaría Harry ante todos esos comentarios. Quizá sólo me ignoraría en los horarios de clase y luego volvería a ser ese Harry que admite que me quiere. Quizá el dejaría todo su maldito orgullo de lado para mostrarlo sin importar lo que se diga de él. Sindud, esa última sonaba mejor.

Mi rubia amiga, Lily se acercó a mí en busca de una explicación. Quería saber todo con detalles. Pero antes de que pudiera abrir mi boca lo vi llegar.

Él estaba distinto, pero tan perfecto como siempre. Su sonrisa era diferente, más sincera, más real. Llevaba como de costumbre la mochila al hombro y venía acompañado de sus dos mejores amigos, Niall y Louis. Sus rizos se movían en su frente al compás de sus pasos. No sé si era sólo impresión mía o él realmente caminaba en cámara lenta.

Un chasquido de dedos me sacó del trance, lo había estado mirando como si estuviera hipnotizada y él ni siquiera se había percatado de mi presencia.

-¡Eh, eh!- siguió Lily haciendo que le prestara atención- Se te van a salir los ojos, querida amiga- sonrió divertida.

Esperé que Harry se acercara pero no lo hizo. Sentí una gran decepción. Si Harry ni siquiera podía acercarse a mí y hacer entender a todos que eramos más que amigos, entonces, ¿qué podía esperar de él? ¿Qué dejara a "sus chicas" de lado por mí, realmente?

Pero entonces sentí un cuerpo notablemente mayor que el mío y unas tibias manos cubriendo mi rostro, por detrás de mí. La risa de Lily se hizo presente y escuché que se alejaba.

-Si adivinas quién soy, te ganas un beso- susurró una voz inconfundible en mi oído de manera provocadora. Sonreí.

-Harry- musité algo desganada, pero sin borrar mi sonrisa. No es que no me gustara que él estuviera así conmigo. De hecho, lo amaba. Simplemente, no me sentía del todo bien.

-¿Está todo bien?- preguntó viendo fijamente a mis ojos.

-Sí Harry- susurré y él me fulminó con la mirada- Mírame- dije sonriendo forzadamente.

-Veo- dijo entrecerrando los ojos con un gesto de 'no te creo nada'- Espero ver una sonrisa así, pero de verdad esta tarde cuando veas mi sorpresa- se alejó de mí guiñando un ojo.

RudeBoy |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora