Aunque un calor prominente se hacía presente en la ciudad de Londres esa tarde, el agua de la pequeña laguna frente a la cabaña se convertía en una brisa que el viento trasladaba de un lado a otro. Como el terreno estaba elevado podía verse desde allí gran parte de la ciudad ya iluminada, era un paisaje realmente hermoso. Tan cerca y tan lejos a la vez. El único olor que podía sentirse en el ambiente era aquella mezcla de tierra mojada y ese exquisito perfume varonil de Harry. Y el único sonido, el del latido feroz de su corazón bajo mi cabeza hundida en su pecho. Ambos recostados sobre ese césped abundante, mirando hacia el cielo, hablando de nada y riendo de todo. El lugar el perfecto, el momento era perfecto, la compañía era algo más que perfecta.
-¿En qué piensas, gatita?- preguntó sacándome de mi trance, mientras con las yemas de sus dedos acariciaba suavemente mi mejilla sonrojada.
-No lo sé- reí- Es sólo que... todo esto es tan irónico- lo miré con intensidad a los ojos. Él tenía ese algo en sus ojos que me daba la vuelta al mundo.
-No entiendo- admitió confundido.
-Es que... piénsalo. Cuando te conocí eras esa persona egocéntrica y idiota, esa persona que hubiera preferido evitar. Y ahora... no digo que hayas cambiado- reímos- Pero ahora eres la única persona que quiero a mi lado.
Vi las mejillas de Harry tornarse de color rojo y sus ojos brillar más de lo normal. Una sonrisa indeseada se había dibujado en su rostro y se mantuvo así por unos segundos, hasta que empecé a reír descontroladamente. No sé por qué. Me daba gracia pensar que aquél chico rudo era ahora un ser vulnerable y encantador. Se veía tan adorable que sentía ganas de comérmelo vivo. Tomé sus cachetes y los apreté acercándome a su perfecta boca para depositar allí un corto beso.
-Pues yo tampoco te soportaba los primeros días- dijo desviando su vista de mí.
-Oh, vamos, ¡me amabas Harold! ¡Admítelo!- chillé- Es por eso que siempre me provocabas. Por que te enamoraste de mí desde el primer momento- reí triunfante.
-Ya cállate- me silenció sin borrar su sonrisa- No puedo creer lo que causas en mí, maldita- dijo divertido pero dulce al mismo tiempo.
Comenzó a llenarme de cosquillas y yo me volvía loca de risa. Harry solía hacerme reír todo el tiempo. No importaba si me sentía mal, si estaba enojada, él lograba sacar de mí una sonrisa aunque eso le costara su dignidad.
¿Problemas? Oh no, habían desaparecido en el momento que ese rizado me mostró su sonrisa. Pues esa era su magia.
Mi risa cesó cuando sus ojos se detuvieron frente a los míos. Mi miraron de ese modo que él sólo podía. Me miraron de esa forma que me desarmaba por completo.
-No tienes idea lo feliz que me haces, Rebecca- dijo para luego besar mis labios tan intensamente que dolía. Pero se sentía tan jodidamente bien.
Sí, cualquiera puede llamarte por tu nombre. Pero sólo una hace que suene especial.
-¡Te quiero tanto, idiota!- grité fuerte, con una sonrisa en mi rostro. El rió y me abrazó.
-Creo que jamás escuché a alguien decirme eso... de esa forma- bajó la cabeza con la voz algo quebrada, pero con su perfecta sonrisa de lado.
-¿Qué, idiota y te quiero en una misma oración?- reí.
-Te quiero- mordió su labio inferior y sentí que algo se rompía en mi interior al escuchar esas palabras.

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RudeBoy |H.S|
FanfictionEl chico rudo, el peligroso, el que jamás se enamora. ¿Habrá alguien capaz de demostrar lo contrario? ¿Habrá alguien capaz de sacarle la mascara? Adaptada creditos a la autora.