Como de costumbre, me encontraba sentado en los últimos bancos del amplio salón, con la compañía de mi buen amigo Louis. La clase de biología siempre había sido una de mis preferidas, pero se me hacía imposible concentrarme últimamente. Mi mirada se fijaba en ella. En la forma en la que mordía la punta de sus lápices y miraba confundida hacia la pizarra, entrecerrando sus enormes ojos miel y frunciendo el ceño. Tal vez ese era el motivo de que mis calificaciones hubieran bajado tanto.
-De acuerdo amigo, creo que deberé traerte un babero- se rió Louis burlándose de mí. Golpeé su hombro divertido y él me devolvió un golpe de la misma forma- Ella te gusta mucho, ¿ah?- dijo poniéndose un poco más serio, mirando a la castaña.
-La quiero. La quiero muchísimo- suspiré, rendido. Ya no tenía sentido mentirle a Louis, y mucho menos mentirme a mí mismo. Era verdad, la quería, y punto- Suena estúpido cuando lo digo en voz alta.
-Te enamoraste, Haz. Debes acostumbrarte a sonar estúpido a partir de hora- rió.
Lo acompañé en su risa y volví a concentrar mi mirada en Becca. Ella giró a verme y nuestras miradas se encontraron. Sonreí de lado y sus mejillas se pintaron de un color carmín. Desvió tímida su mirada hacia el frente otra vez. Me encantaba ponerla nerviosa. Me encantaba ella.
Las horas que restaron pasaron lentas y aburridas, como siempre. Y luego de un rato el agudo sonido del timbre se hizo presente en los pasillos del Instituto. La mayoría salió a las corridas del lugar. Otros prefirieron quedarse un rato más a terminar algunas tareas y demás.
Yo, por mi parte, opté por esperar a Rebecca apoyado en una de las columnas que se encontraban a los lados de la puerta de salida. Esperé algunos largos minutos hasta que la vi salir. Como siempre, la camisa del uniforme ya no estaba dentro de la falda entablada. Su cabello estaba amarrado en una cola de caballo desprolija, debido al calor.
-¡Boo!- la asusté.
-¡Harry!- se sobresaltó.
La tomé por la cintura y la atraje hacia mí para luego posicionar mis labios justo encima de los suyos. Esto era adictivo. El sabor de sus labios lo eran, la forma en la que los movía sobre los míos.
Algunas miradas se posaron en nosotros dos. Miradas despectivas. Y como siempre, los murmullos se hicieron presentes. Pero ¡al diablo con ellos! No me importaba lo que pensaran, lo que dijeran.
Ella sonrió algo sonrojada mientras miraba a su alrededor. Comprendí al ver sus ojos que algo no estaba bien, aunque en sus labios llevara esa sonrisa de comercial que tanto me podía.
La tomé de la mano y la alejé conmigo de toda esa gente curiosa y chismosa que parecía no tener ninguna cosa mejor que hacer.
-Quiero que me acompañes a un lugar- susurré en su oído haciendo que se estremeciera por completo, mientras la tomaba de la mano.
Siempre creí que todas aquellas cosas materiales que mis padres solían comprar para consentirme eran la felicidad. Quise todo y tuve todo. Hasta descubrir que las ampollas de mis pies caminando por un largo rato junto a ella, de la mano, bajo un sol que partía la tierra, su exquisito perfume y su sonrisa eran la felicidad para mí.
Luego de una larga caminata llegamos a aquella cabaña escondida detrás de enormes árboles con copas de un color verde abundante y infinidad de plantas. La cabaña estaba construida únicamente con madera de roble. Era pequeña, pero aún así hermosa.
-Harry esto es hermoso- dijo observando el paisaje con un brillo especial en sus ojos.
-Lo es ¿verdad?- imité su acción. Ella asintió- Es una vieja propiedad de mis padres. Querían demolerla para vender el terreno, pero evité que lo hicieran. Es un recuerdo para mí, ¿sabes? Solía veranear aquí con mis abuelos cuando era pequeño. Era uno de mis lugares favoritos en ese entonces. Ya casi o tenía olvidado- sonreí mientras arrojaba una piedra a esa pequeña laguna que se encontraba allí.
Ella me dedicó una sonrisa sincera y la abracé por la espalda. Besé su mejilla y ella giró su cabeza para besarme en los labios.
-Hoy será un gran día, gatita.
ESTÁS LEYENDO
RudeBoy |H.S|
FanfictionEl chico rudo, el peligroso, el que jamás se enamora. ¿Habrá alguien capaz de demostrar lo contrario? ¿Habrá alguien capaz de sacarle la mascara? Adaptada creditos a la autora.