Tres años después que Elliot saliera de la vida de Olivia sin ningún aviso o explicación, ella es secuestrada varios días por William Lewis. Toda la policía de New York está buscándola, incluido su eterno amor, que al enterarse de su secuestro regre...
Habían pasado tres semanas desde que pasó lo de Rollins y su supuesto trabajo encubierto. Varias veces había tratado de arreglar las cosas con Olivia pero ella se había negado. Seguía distante con ella. Con el pasar de los días había desaparecido la barrera y el trato cortante con Fin y Carisi pero con ella seguía igual.
Casey y Alex habían sido las mejores madrinas que se pudo conseguir en la vida. Ya tenían listo todo para la boda que sería la siguiente semana. Vestido, zapatos, accesorios, maquillaje, peinado, flores, comida, pastel, todo lo que había en una boda. Olivia les había recordado más de 10 veces que era una boda íntima pero ellas no querían que un día especial pase desapercibido.
Liv ya tenía 5 meses de embarazo. Su vientre había crecido bastante y esperaban buenas noticias del doctor. Estaban fuera del consultorio en el hospital esperando su turno. Ambos estaban nerviosos pero Elliot trataba de disimularlo para que ella estuviera relajada.
—Olivia Benson —llamó una enfermera y ellos se pararon enseguida—. Pueden pasar. El doctor los espera.
—Todo va a salir bien cariño. Pase lo que pase estamos juntos en esto —susurró Elliot antes de entrar.
Ella lo miró, respiró profundo y asintió. El doctor los recibió muy amable, atendía a muchas parejas y mujeres embarazadas pero está en especial era su favorita y no sólo por ser amigos de Jack y su novia, no, él sentía que había una conexión especial entre ellos, como si fueran una sola persona y le encantaba verlos interactuar.
—Ya sabes lo que tenemos que hacer Olivia —dijo el doctor poniendo el gel en su vientre y pasando el aparato de ultrasonidos por el.
—¿Cómo está?
—Elliot, déjame encontrarla primero —respondió sonriendo—. Aquí está la princesa.
—¿Está bien? —preguntó Liv.
—Si y sus medidas mucho mejor —respondió y a Olivia se le iluminó el rostro de la felicidad—. Escuchemos su corazón —indicó el doctor luego de un rato de tomar las medidas del bebé.
—¿Se está chupando el dedo? ¡Dios! Sí, lo está haciendo —dijo Elliot emocionado al ver a su hija.
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—Tú te respondiste sólo. A veces olvido que no eres padre primerizo.
—No puedo decir nada a mi favor —sonrió y se acercó a Liv que estaba metida en sus pensamientos sin quitar la mirada de la pantalla—. Hey.
—Hola... es hermosa. Es nuestra bebé y está bien.
El doctor le pidió a Olivia bajar de la cama y subirse a la balanza. Había subido de peso más de lo de la última vez. La bebé era un poco pequeña pero estaba muy sana al igual que su madre. Esperaba que con el pasar de los meses y descanso de Olivia creciera un poco más pero no tenían que alarmarse. Las dos estaban bien.
