Capítulo 74

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—Futuro ex esposo y no me lo tienes que recordar eh. Tengo novio pero no quiere decir que estoy ciega o algo parecido.

—Viene hacia acá —susurró Amanda y Alex sintió cómo la sangre se le fue al piso.

—Hola, buenas tardes —saludó Thomas dirigiéndose a Alex—. Lamento acercarme así pero en serio tu cara se me hace muy familiar —añadió y las dos se quedaron mudas, se les olvidó hasta el nombre.


—Sí, ya nos conocíamos. Fue hace varios años —respondió Alex tratando de sonreír luego de quedarse congelada unos segundos.

—Ya me parecía a mí.

—Mucho gusto, Amanda.

—Lindo nombre —comentó él—. Mi nombre es Thomas —se escuchó que lo llamaban del otro lado de la piscina—. Y ella —dijo señalando a la adolescente que lo llamaba."¡Dios! ¡Es una niña!" pensó Alex dejando volar su imaginación—. Es mi hermana menor. Muy insistente por cierto.

—Espero verlas luego —se despidió.

—Te aseguro que nos veremos —dijo Alex segura. 

Las dos soltaron el aire que habían retenido cuando él estuvo a una distancia prudente. No dejaban de mirarlo y su hermanita adolescente se dio cuenta de ello. Lo tomó del brazo como si fuese de su propiedad y se lo llevó. 

—¡Maldición! Por un momento creí que esa niña era su cita de fin de semana —confesó Amanda viendo cómo se alejaban ambos de la piscina.

—Pensé lo mismo. En mi vida me había quedado congelada. Esperaba que me reconociera pero no que se acercara a la primera.

—¿Y ahora qué?

—Es la mejor pregunta que has hecho en la vida. Cuando sepas la respuesta me la dices. Por favor —contestó ella tapando su rostro con ambas manos.

El fin de semana se les estaba terminando y no habían podido acercarse a Thomas gracias a su hermanita que estaba pegada a él como chicle. Ni de broma le dirían frente a ella que tenían que llevarlo a New York. Ni siquiera sabían si el plan era ese. Lo único que sabían es que tenía que divorciarse y lo antes posible. El investigador que había contratado Elliot y Olivia no había podido empezar la búsqueda y decidieron contratar otro que empezaría el lunes. El domingo en la mañana las rubias se separaron para que Amanda distrajera a la hermana de Thomas y Alex hablara con él y le explicara la situación. Amanda se dio cuenta que la joven estaba encantada con el hijo del instructor del gimnasio del hotel así que hizo que la invitara a tomar algo. Claro que primero le preguntó su edad y era menor así que hizo de cupido mientras la fiscal hacía lo suyo.

—Hola —saludó Alex ingresando en su habitación.

—¡Vaya! Nunca pensé que te vería en mi habitación —dijo Thomas que estaba solo con una toalla en su cintura—. ¿Cómo conseguiste la llave?

—Tengo mis contactos —contestó respirando hondo, para nada iba a decirle que la joven que la ayudó antes había accedido a darle la llave.

—Creí que el hotel era seguro.

—Oye, oye, tampoco es que te vaya a secuestrar —le aclaró cruzando sus brazos—. ¿Puedes sentarte?

—Esto se pone interesante.

—Tenemos que hablar.

—Eso no es divertido. Se me ocurren otras...

—Vas a escuchar una pequeña historia en silencio. No se te ocurra interrumpirme —interrumpió ella entrecerrando sus ojos al verlo. Levantó las dos manos en señal de paz e hizo una seña de que había cerrado su boca hasta que ella le dijera.

Alex empezó a contarle lo poco que recordaba del fin de semana hace varios años. El poco a poco fue recordando ese fin de semana porque a Olivia sí que la recordaba siempre. Había sido la primera mujer que no caía ante sus encantos y eso nunca iba a olvidar. Cuando llegaron al punto del matrimonio en la capilla del hotel, él saltó de la cama. Eso no recordaba y como no había llegado la mujer perfecta pues nunca se había interesado en casarse. Seguía soltero y sin planes de matrimonio en un futuro cercano. Sonrió al pensar que esa mujer hermosa y misteriosa era su esposa pensó en que quizás ella sí que era la adecuada pero Alex lo bajó de la nube cuando mencionó el divorcio. Él pegó un grito. No quería divorciarse o por lo menos quería hablar con ella antes. Desde que la conoció esperaba volverla a encontrar en aquel hotel o en los casinos que visitaron pero nunca regresó. Alex le dio su dirección en New York y su número de celular. Le pidió que fuera lo antes posible para agilitar el divorcio creyendo que lo había convencido pero por la cabeza de él solo pasaba que vería a Olivia de nuevo y que intentaría algo con ella ya que no tenía nada que perder y al contrario, mucho que ganar si esa hechizante mujer seguía siendo su esposa.

—¿Cómo está tu madre, Amanda? —preguntó Liv a Amanda el lunes por la mañana.

—¿Mi madre? ¡Ah! ¡Mi madre! Ella está bien. Igual que siempre.

Liv la miró confundida ya que se suponía que su detective y amiga pedía permiso para ir a Atlanta y ayudar a su madre que había enfermado y demandaba la ayuda de su hija mayor.

—Creí que estaba enferma.

—Oh si pero ya está bien. Es un poco dramática. Ya la conocerás. O mejor es que no —bromeó Amanda y ella asintió. 

Se dirigió a su oficina a seguir con el papeleo del último caso. 

—Estás algo rara —aseguró Fin—. Pero me alegra que regresaras. Hubieron más casos en la semana que lo que hubo el mes pasado.

—Un caos, imagino —echó a reír.

—Sí, búrlate de tus compañeros. Parecía que nuestra Sargento estaba a punto del colapso.

—Elliot la habrá calmado.

—Por suerte lo hizo

Elliot llegó minutos después a la estación. Había dejado a Olivia en la puerta y él se había ido a comprarle unas donas de chocolate. 

—Buenos días.

—Veo que el fin de semana te trató bien, Stabler —comentó Fin.

—Claro, veo que a ti no tanto —bromeó él y extendió la caja de donas para que tomara una la cual agradeció—. ¿Qué tal tu viaje, Amanda?

—Bien y gracias por la dona. Ahora Fin va a preparar café para todos así se le sube el ánimo —dijo ella y todos rieron, le ofreció una dona a Carisi y luego entró a la oficina de Liv. 

—Sargento, ha llegado su encargo.

—Tu hija te lo agradece y yo ni se diga.

—¿Te preparo un té? 

—No, ya desayuné en casa ¿lo olvidaste? —respondió sonriendo como una niña eligiendo un caramelo.

—Está bien. Nada de té —dijo riendo al ver su cara—. Te ves hermosa —añadió y se acercó a ella muy despacio, miró hacia afuera de la oficina cerciorándose que nadie veía hacia dentro y la besó.

—Creo que te mereces más de un beso pero estamos en el trabajo —susurró ella con una sonrisa.


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Hola!!!! Buen inicio de semana. Como ven, las cosas entre Elliot y Olivia no va mal después de cancelar la boda. Esperemos a la llegada de Thomas para comprobarlo.

Sweet ♡

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