9. Simplemente lo sé.

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Yo. Embarazada. Estoy embarazada. 

Espera, ¿qué? ¿Desde cuándo? 

No. No es posible. Me niego. No ahora. Ahora no. Queda terminantemente prohibido que este embarazo sea real. Estoy soñando. ¿Verdad?

-Dime que estoy soñando. Que no es más que una pesadilla de la que en unos segundos despertaré. Por favor, Ángel, dime que no es cierto.-Mis palabras salieron solas, y no me di cuenta hasta que él ya se había ido dando un portazo, de que igual no había sido la mejor opción para decir. Digo, él estaba feliz por ser padre, ¿pero yo? Horrorizada es decir poco. 

No puedo estar embarazada. Y no sólo porque sea demasiado joven para mi gusto, sino porque un maldito mafioso quiere verme muerta y no creo que cambie de idea porque le diga;

<<¡Hey, Baggio! No me mates que estoy embarazada.>>

Mmm...no, me temo que eso le daría más ganas de acabar con mi vida. Al fin y al cabo yo maté a su hijo, supongo que para él sería una justa venganza. Y me niego a tener un hijo para que un estúpido mafioso acabe con su vida antes de siquiera llegar a nacer.

Pero, si aborto...¿no estaría haciendo lo mismo y agravado? Soy su madre. No puedo matarlo antes de nacer.

Pero lo matará él.

Pero lo puedo proteger.

Y os matará a los dos.

Pero...

-¡Hél!-La voz de Cristian me sacó de mis pensamientos. Corrió hacia mí y me abrazó con suavidad. Al fin y al cabo además de embarazada estoy herida.-¿Cómo estás? ¿Y por qué Ángel ha salido de mala hostia? ¿No me digas que le has dejado? No puedes hacer eso, sin ti él...

-Ya, calla. No lo he dejado.-Silencio. Un silencio extraño. ¿Sabrá él que estoy esperando un hijo?-Cristian...
-Me llamaron.-Dijo cambiando el tono de voz a uno más animado, desacorde totalmente con el silencio.
-¿Dónde está Álex?-Si. Ya. Igual esperábais que preguntara por Ángel, o que le preguntara si él sabía algo. Pero ya sabéis, siempre pregunto cosas en el momento menos lógico.
-¿Perdón?¿Acabas de hacer salir a tu novio enfadado de la habitación y preguntas por otro?-Me miró sin entender nada. No estaba molesto, sólo confuso.
-Tú has vuelto, has arreglado las cosas con los chicos. Pero él...¿Dónde está? ¿Por qué no ha vuelto?
-Hel...deberías saber algo...-Su tono bajó, al igual que su mirada. Parecía un tema serio, por lo que mi cerebro empezó a divagar con cosas horribles.

-Vamos, Cris. Dime que está pasando.-Supliqué. Él suspiró.

-Está bien. Alex quiere matar a Fiorella pero no por el mismo motivo que yo.-Fruncí el ceño. ¿De qué narices estaba hablando?

-¿Entonces?-Insistí al ver que los segundos pasaban y el silencio se hacía más largo.

-¿Conociste a alguien de la familia de Alex además de su hermana?-Susurró aún sin mirarme a los ojos.

-No. ¿Pero...?

-Yo tampoco, Hel.-Me interrumpió.-Lo que quiero decir es que nadie conoce a su familia porque no tiene. Fiorella y su hermano se encargaron de ellos mucho antes de que mataras a Giovani. ¿entiendes? Ni su hermana sigue viva...ni su bebé.-Bajé la mirada.

-¿Hel?-Esa voz...

Mi corazón se aceleró al escucharle. Mi mirada viajó hasta la puerta y las lágrimas empezaron a caer. El sonido de la puerta al cerrarse fue como el pistoletazo de salida para mi respiración y mis lágrimas. Sé que no debería llorar delante de él, pero sentía tantísimo no haber estado más pendiente de él... Podría haberle ayudado a superar esto si tan solo hubiera salido de mis problemas y le hubiera preguntado por los suyos, aunque solo fuera una jodida ver.

~Mi Lucifer~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora