Epílogo Alternativo

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Narra Ángel

Habían pasado 15 meses desde que todo había terminado.
La madre de Helade había invertido este tiempo para rehacer su vida en Puerto Rico. Venía un par de veces cada 6 meses.

Para los demás también había sido tiempo más que suficiente para tomar decisiones, cambiar rumbos y establecernos.
Tiempo para valorar más que nunca lo que tenemos y dejar de luchar por cosas que no aportan más que dolor y sufrimiento.
Pero tiempo, que algunos de nosotros, también habíamos invertido en pensar mejor las cosas y replantearnos nuestras decisiones.
-¿Qué estás haciendo ahí fuera? - Su voz llenó mi corazón de alegría. Dejé de mirar el amanecer para girarme a contemplar la luz que había alumbrado mi vida durante tanto tiempo.
-Pensar.-Su sonrisa de lado me revolvió por dentro. No entendía cómo después de tantos meses seguía sintiendo todo como el primer día.
-¿Y en qué piensa, Mi Lucifer?-Cuestionó mientras se acercaba hacia mi. Yo solo pude mirarla con la sonrisa más grande que fui capaz.
-Gracias.
-¿Por qué? - Preguntó fingiendo, y he de decir que muy mal, que no sabía de lo que hablaba.
-Por seguir aquí. Por decidir seguir aquí mucho tiempo más. Por no desistir.
-Rendirse es de cobardes. ¿No? - Sonrió mientras ponía sus brazos sobre mis hombros y enredaba sus manos tras mi nuca.
-Nunca fuiste una. - Besé sus labios como si llevara tiempo sin disfrutarlos.
Pero nuestro momento fui interrumpido por los llantos desenfrenados de un niño.
-Te toca.-Dijo ella, separándose lentamente y dejando un último beso en mis labios.
-Tengo la sensación de que Abi va a darme más problemas que tú, y realmente no me has dado pocos. - Dije intentando sonar serio y ofendido, pero no fui capaz. Ella negó con la cabeza y se giró para entrar de nuevo en dirección a la cama.
Su cabello seguía cubierto con un pañuelo.
Tras aceptar por fin el tratamiento y la quimioterapia, le había costado mucho acostumbrarse a su nuevo aspecto, pero ahora que por fin lo estaba superando esperaba con ansias poder volver a ver su pelo tan largo como tanto le gustaba.
Me encaminé al interior de la casa, hacia la cuna de nuestra pequeña Abigail, pero alguien ya se me había adelantado.
-Hola papá. - Dijo sin siquiera mirarme. Estaba demasiado ocupado meciendo a su hermanita para que dejara de llorar.
-Luca, ¿qué haces despierto? - Pregunté con asombro.
Nunca los llantos de su hermana habían logrado despertarlo, tenía el sueño demasiado profundo.
-El tío Cristian. El teléfono sonó. -Resoplé, resignado. Había olvidado mi teléfono en su habitación cuando la noche anterior había ido a darle las buenas noches. Genial.
-¿Qué quería? -Pregunté, intentando ocultar las ganas que tenía de darme una buena paliza a mi mismo.
Me acerqué y comencé a mecer yo la cuna. Luca se sentó a mi lado, se encogió de hombros y me entregó el teléfono.
Sus ojos estaban de nuevo en su hermana, con un brillo de adoración que no podría describir.
Tras unos minutos, la pequeña volvió a quedarse dormida y cogí al pequeño de la casa en brazos.
-Venga, pequeño, es hora de volver a dormir.
Una vez que él también se durmió volví a mi habitación, Helade estaba esperando despierta, en sus manos estaba su móvil y en su rostro lucían lágrimas, acompañadas de una sonrisa, lo que supuse que serían buenas noticias.
-¿Qué ocurre?
-Nos vamos de boda.-Nuestras miradas se encontraron.
-¿Quién se casa? - Pregunté, aunque tenía bastante clara esa respuesta.
-Como vuelvas a bromear me parece que tú no.-Reí y me acerqué a ella para volver a besarla. -Estoy curada, Ángel. ¡Curada! - Dijo más para creérselo ella que para que lo hiciera yo.
-No tenía dudas. - Volví a juntar nuestros labios y ahora fue el sonido de mi móvil el que interrumpió el momento, que estaba empezando a caldear el ambiente.
Gruñi y me lo llevé al oído sin dejar de besarla por mucho tiempo.
-¿Qué? - La besé.
-Soy Cristian. - Resople.
-¿Y bien? - Volví a besarla. Ella sonrió y se apartó. Mataría al inoportuno de Cristian por esto.-Más te vale que merezca la pena, hermano.
-¿Una boda es lo suficientemente importante? - No podía verlo pero pude imaginarlo sonriendo.
-¿Cómo te has enterado? - Pregunté, mirando con extrañeza a Helade.
Era imposible que él lo supiera, el médico acababa de llamar a mi futura mujer para confirmarle que estaba curada. Y solo ella y yo sabíamos que en cuanto eso ocurriera nos íbamos a casar.
-¿Quizá por que ya se lo he pedido?
-¿Qué? - Mi cerebro no procesaba la información correctamente. No eran horas para esto.
-Si, imbécil. Miguel ha dicho que si. - Y en ese momento lo comprendí todo.
Miguel era su novio desde hacía un año y con el que se había complementado desde el minuto 0. Al principio tenía miedo de contárnoslo por eso de que había estado con el difunto hermano de Helade, pero al final lo había hecho después de guardarlo en secreto 3 meses.
El caso es que ambos vivían en Madrid y habían abierto un pub hacia medio año que les iba bastante bien.
Al parecer, también iban a casarse.
-Enhorabuena hermano, pero no eres el único. - Sonreí y vi como mi chica se sonrojaba.
-¿Me lo estás diciendo en serio?
-Está curada, por fin. Es hora de ser felices. - Y no escuché nada más de lo que pudiera haber dicho, dejé a un lado el teléfono y me abalancé sobre mi futura mujer.

Años más tarde...

Narra Luca

Era mi décimo séptimo cumpleaños y llevaba más de 2 horas despierto. Eran las 9 de la mañana y estaba tan ansioso por recibir el regalo con el que llevaba tiempo soñando, que me había despertado mil veces durante la noche.
Mis padres me habían prometido comprarme una moto si ahorraba el dinero suficiente para pagarme el carnet y llevaba más de un año trabajando como ayudante en el pub de Xavier y Damian, incluso había estado trabajando como camarero durante un año en el restaurante que mis padres y el tío Alex habían abierto hacia 4 años.
Tenía dinero suficiente para pagarme el carnet y para irme de viaje a visitar al tío Marcos para conocer por fin a la que será mi nueva prima en cuestión de meses.
La puerta de mi habitación se abrió y un torbellino de pelo negro y 14 años se me echó encima al grito de felicidades imbeciiiiil.
Mucho amor en un solo insulto.
Reí mientras la abrazaba.
Abi era y había sido siempre luz, era muy raro verla triste y cuando lo estaba yo era el encargado de hacerla reír.
Había sido mi apoyo, y la razón más importante por la que pude superar la muerte de madre.
Aunque necesité también ayuda psicológica, fue gracias a ella, con su alegría y vitalidad la que hizo que cambiara mi forma de ver la vida.
¿Por qué martilizarme con algo que no puedo cambiar en lugar de disfrutar lo que puede hacerme feliz?
Esa, entre otras, había sido una de las lecciones que sin saberlo, mi hermana pequeña me había enseñado.

Se separó de mí y dejó sobre mi regazo una pequeña caja envuelta en papel amarillo con un gran lazo azul.

-¿Qué es esto? - Pregunté agitándola. Ella me detuvo.
-Para o lo romperás.
Sonreí y abrí la caja.
En su interior había una bola de cristal con una foto en la que aparecían 5 personas envueltas en nieve falsa que se movía y reboloteaba a su alrededor.
Me quedé sin aliento.
Era una foto que nos hicimos hacía unos meses los 4, pero había añadido con algún programa una foto sonriente de mi madre. De Fiorella.
Llevaba tiempo sin ver su rostro y en mi interior se revolvieron un montón de sentimientos, pero fue el amor hacia mi pequeña hermana el que prevaleció.
La abracé con fuerza una vez deje sobre la cama el regalo.
-Gracias enana.
Nuestros padres llevaban rato observando desde el marco de la puerta y pude ver como Helade se limpiaba una lágrima disimuladamente.
Mi padre sonrió y me lanzó unas llaves con un llavero de un pequeño pony, como el que una vez le había regalado a Julio. Sonreí ante el detalle y prácticamente salté de la cama para asomarme por la ventana.
Y ahí estaba, la moto que llevaba tiempo queriendo, pero no estaba sola. A su lado había una chica pelirroja con un pequeño sobre en una mano y una bolsa en la otra. Sonreí añ reconocer a la que llevaba siendo mi novia tres meses y tras agradecerle a todos bajé a encontrae con ella.
-¿Sheila? ¿Qué haces aquí? - Dije antes de darle un beso.
-Feliz cumpleaños, idiota.-Me devolvíó el beso y me entregó primero la bolsa.
Lo abrí y descubrí el último disco de mi grupo preferido. Sonreí y ella me entregó el sobre.
-Espero que no me odies por esto, pero ha sido cosa de tus padres. - Se encogió de hombros y yo achiqué los ojos.
Abrí el sobre y me encontré con dos billetes para Madrid con salida en 3 días.
Al parecer, iría a conocer a mi prima antes de tiempo, y disfrutaría de ello con Sheila.
No podía creérmelo del todo hasta que Sheila volvió a besarme para traerme de nuevo al mundo.
Subí en la moto y me puse el casco.
-¿Dónde vas? - Me dijo, un poco confusa y molesta.
Y no era para menos, después de venir tan pronto para darme mis regalos de cumpleaños yo me iba sin siquiera darle las gracias. Salvo que no era exactamente así.
-Vamos. La pregunta es dónde vamos.-Dije pasándole el otro casco que mis padres se habían encargado de regalarme también. Me conocían tan bien como para saber exactamente lo que haría en cada momento, lo que a veces me volvía loco y otras, como ahora, me encantaba. - Sube.
Me hizo caso, aún un poco confusa y arranqué.
-¿Dónde vamos? - Su voz estaba ahogada por el sonido del motor y por el casco, pero pude oírla. Era un paso importante que ella llevaba esperando un tiempo y que no me había atrevido a hacer, hasta ahora.
-Voy a presentarte a mi madre. - Pude ver cómo esto la puso nerviosa en el momento en el que sus manos se aferraron con fuerza a mi.

Puse en marcha la moto y nos alejamos hacia lo que sería el principio de un nuevo capítulo de mi vida.

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Hola!!
Pues aquí está el final alternativo con final feliz que prometí. No sé si estará a la altura de las expectativas, pero cumplí mi palabra.
Espero que lo disfruten y que la cuarentena no esté siendo muy difícil!

Xoxo😘😘💕💕

~Mi Lucifer~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora