11. Te quiere, papá.

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¿En serio? ¿Había oído bien? ¿Es que acaso estaba empezando a tener problemas auditivos? o simplemente ¿Ángel se había vuelto loco? Esto era como traicionar a la única persona que nos había ayudado, aunque no sabía exactamente por qué nos íbamos a reunir con ella sabía que no era una buena idea.

Si Giorgio se enteraba de esto tendríamos que lidiar con otro mafioso más que quiere vernos muertos, y no considero eso como la idea del año, ni mucho menos.

-¿Estás seguro de que es una buena idea?- Pregunté con cautela.

-No. Pero tampoco me fío al cien por cien de Giorgio, ya lo sabes.

-Yo tampoco.- Reconocí.

El hecho de que apareciera así de la nada y prometiera ayudarnos, siempre me había tenido mosca, y cuando Ángel me confesó que su objetivo era su ex...bueno, no veo por qué tiene que matar a alguien porque su relación no saliera bien. Así que, por decirlo de alguna manera, confiaba tan poco en uno como en otro.

-Hey, chicos.-La cabeza de un Julio despeinado apareció por la puerta que anteriormente nosotros habíamos cruzado.- Tenemos un problema.

-¿Otro?-Ángel se puso de pie y entró en la casa, yo lo seguí junto a Julio.

Una vez en la cocina nos encontramos con los demás, que al parecer se habían despertado mientras conversábamos. Todos parecían haber sido sacados de la cama, o del sofá en el caso de Xavi, puesto que tenían una cara de dormidos que no podían con ella. Salvo Marcos, él no estaba allí. Así que deduje que había sido él quien los había despertado.

-¿Dónde está mi hermano?- Al parecer, no fui la única en percatarme de su ausencia. Me paré junto a Ángel y rodeé su cintura con mi brazo, él hizo lo propio con mis hombros.

-Buena pregunta.-Y esa voz hizo que todo mi cuerpo se inundara de alegría.

-¿Miguel?-Corrí hacia las escaleras, donde el padre de mi mejor y difunta amiga estaba. Lo abracé como si de mi propio padre se tratase y sonreí cuando me aparté.- ¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que habías huido después de todo lo que pasó...

Después del funeral de Carol no había vuelto a saber nada de él, ni siquiera lo había visto en el de mi padre. Lo cual no significaba que no hubiera ido, era yo la que ese día había estado totalmente ida. Pero fuera cual fuese su paradero hasta ahora había permanecido en secreto, supongo que el tener una deuda con un Baggio no se elimina si se elimina a este.

-Vengo a advertiros, no quiero que nadie más muera, Hélade.- Acarició mi rostro y recordé a todos aquellos que habían muerto; mi padre, mi hermano, su hija, la familia de Alex, los padres de Ángel...demasiados muertos. Era una lista demasiado larga, no deberían añadirse más nombres a ella y lo sabía.

-¿Qué pasa? ¿Por qué tanto jaleo?-La voz de Marcos me hizo girarme hacia la puerta, al menos sabía que él estaba a salvo. Por ahora.

-Estás bien.-La voz aliviada de Ángel me confirmo que, de nuevo, no era la única que pensaba que le había pasado algo.

-Claro que estoy bien, ¿qué hace él aquí?-Señaló a Miguel con la cabeza.

-Eso es lo que queremos averiguar.-Aclaró Damián, quien se había sentado en una de las sillas de la cocina.- Este tipo nos ha sacado a todos de la cama buscando a la señorita aquí presente.-Me señaló con un gesto dramático.

-No podéis fiaros de un Baggio. Siempre quieren algo a cambio.-Miguel ignoró al pelirrojo y me miró de una manera tan profunda que no supe interpretar, lo que me hizo tener miedo por un momento.

-Claro que quiere algo a cambio. Estamos "trabajando" para él. Somos sus perros asesinos.-Dijo Marcos. Miguel lo miró con desaprobación.

-Confía en mi, muchacho. No es lo único que te obligará a hacer.

-¿Cómo nos has encontrado?-Esa pregunta, que en realidad no se me había pasado por la cabeza, vino de Julio. Y me sentí orgullosa de que estuviera tan alerta, pero dudaba que esta visita fuera un problema como él había afirmado anteriormente.

-No sois los únicos que tienen contactos.-Sonrió. -Elisabeth me lo dijo.-Y bum. Eso sí que no me lo esperaba.

No me esperaba que él conociera a la ex de Giorgio, y mucho menos que ella supiera dónde estábamos. Cristian y Alex habían jurado no decir dónde nos estábamos quedando, así que esa tía debía ser buena en lo suyo. O simplemente se llevaba bien con los dueños de la casa, al igual que Giorgio. En fin, no tenía relevancia el cómo lo sabía, sólo que lo sabía. Y si quería venir a matarnos podría hacerlo cualquier día. Luego; tendríamos que aprovechar muy bien la reunión con ella.

-¿Sólo has venido a decirnos eso?-Insistió Ángel.

-En realidad...-Sus ojos volvieron a los míos.-Tu padre me hizo llegar esto antes de morir.-Sacó un sobre y me lo entregó.

Lo miré unos instantes y me fui al jardín sin esperar nada más. No quería que nadie me siguiera, necesitaba leer esto sola. Recordar a mi padre en la intimidad.

Y por supuesto quería saber qué contenía el sobre, necesitaba saberlo. Así que una vez que me aseguré de estar sola lo abrí y las lágrimas cayeron a mares al reconocer la letra de mi padre.

Esperaba una carta llena de amor y de cosas bonitas, de disculpas por haberse ido, por haber decidido morir sin esperar una solución...Pero ni de lejos me esperaba lo que la carta contenía realmente.

Querida Hélade,

si estás leyendo esto es probablemente porque estoy muerto, ya que tengo pensado entregarme a Giovani mañana mismo, pero me encargaré de que esta carta llegue a buenas manos antes de hacerlo.

Siento que tengas que enterarte de esto así, de verdad que lo siento. Pero nunca he tenido el valor de decírtelo en persona. Y no culpes a tu madre, ella no sabe nada de lo que voy a confesarte.

El día en que naciste también nació otra bebé, pero esa niña murió en el parto. Tu madre biológica no podía hacerse cargo de ti, nadie podía saber que tú eras su hija. Que eras nuestra hija. Así que decidió que entregarte a tu actual madre sería lo mejor. Ella no tendría por qué enterarse de que su hija había muerto ni de que su esposo le había sido infiel.

Lo que quiero decirte es que Esther no es tu madre biológica, sino la ex-cuñada de Stefano; Elisabeth.

No mentí cuando os confesé a tu hermano y a ti que había sucumbido al soborno, que había trabajado para Stefano. De hecho así conocí a Elisabeth, y de verdad que siento si esto te hace odiarme. Yo solo quería que fuerais felices. Amo a tu madre, pero no puedo negar que no me alegro de haberla engañado. De lo contrario no estarías aquí.

Espero que algún día puedas perdonarme.

Te quiere, papá.

Las lágrimas habían pasado de ser de alegría a pura impotencia y dolor.

Mi único familiar vivo no era realmente un familiar de sangre, sino que había sido engañada para no sufrir por la muerte de su hija. No sé si era algo bonito u horrible. Pero lo que si sé es que era terriblemente doloroso.

Y extraño. Muy extraño.

Acababa de descubrir que el hombre para el que trabajaba mi novio quería matar a mi madre biológica.

Madre con la que tenía una reunión en cuestión de horas.

~Mi Lucifer~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora