𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐬𝐮𝐞𝐥𝐭𝐞𝐬 • (𝑻𝒍𝒐𝒛)

La plegaria de Mipha.

Al llegar, activé un interruptor con la piedra Sheika. A continuación, se me fue informado que me podría teletransportar si yo quisiera salir en cualquier momento. La voz, de la que se supone es Mipha, me explicó que debía conseguir el mapa de la bestia que se encontraban tras unas rejas, después se quedó en silencio. Nada mas entrar, se encontraba un ojo con la esencia de Ganon el cual reventé con un tajo. Acabé con un mini-guardián y conseguí el mapa. Por lo que sabía, había unos cuantos interruptores que debía activar para poder encender la unidad central y volver a Ruta a la normalidad. Lo primero que hice fue mover unos engranajes con el imán para sacar un terminal, lo activé y fue momento de llegar arriba. Tuve que estar haciendo maniobras con el paralizador y activar otro terminal. Se me estaba haciendo eterno, y estaba cansado, pero no queria parar. Casi siento desfallecer cuando llegue al terminal del final de la trompa. ¡Qué tortura! Mover tantas veces la trompa del elefante me estaba jodiendo. Terminé con el último terminal y se me fue informado de que bajara a la primera planta.

El terminal central brillaba esperando a que la encendiera, al posar la piedra sobre el ojo todo se rodeó de un aura rosa y negra. Detrás de mi apareció un monstruo con una gran lanza azul. Gritó fuertemente mientras Mipha suplicaba porque fuera precavido. Estuve esquivando la lanza de el engendro de Ganon que estuvo a punto de chocar contra mi cuerpo un par de veces. Estuve lanzándole flechas bombas justo en su punto débil. De pronto el nivel del agua empezó a subir junto a unas plataformas. Seguí con mi plan hasta acabar con el. Ahora si, activé el gran terminal.

-Mi héroe, gracias a tus esfuerzos, mi espíritu es libre al fin. -me eché hacia atrás y ahí estaba la bella Zora que apareció en mi recuerdo, la miré desconcertado.-sin embargo, nunca podremos... volver a jugar juntos.-entrelazó los dedos de sus manos y me miró tímida.-desde que soy un espíritu, no puedo usar mi poder curativo, yo no lo necesito. Es por eso, que he decidido encomendartelo. -formó un triángulo con sus manos.-Aquí tines, la plegaria de Mipha. -una bola de luz se coló en mi pecho, era azul, tal y como la luz que me curó. Levante un poco mis brazos y comencé a levitar.-hasta ayer mismo, no podía dejar de llorar, pensé que me quedaría aquí, sola para siempre. Un alma en pena atrapada en este lugar...Pero hoy, gracias a ti vuelvo a ser libre, al fin nos hemos reencontrado. -soltó una tierna risa que me hizo sonreír un poco. -Es hora de irme, he de cumplir con la misión que me fue encomendada, ayudarte en el castillo cuando estes luchando contra Ganon. -ví que me estaba desvaneciendo- ¡Link! Te lo suplico, salva a la princesa Zelda. -y así, desaparecí del lugar-