Fin de la aventura.

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Fui devuelto al santuario de la vida. Aquella extraña moto hyliana se había añadido a la piedra sheikah como un nuevo módulo. Corrí a los brazos de mi amada reina, quien me esperaba sonriente fuera del santuario. Nos abrazamos y besamos con gran cariño. 

-Sabía que podías hacerlo, héroe... Mírate, esa mirada en tus ojos... -se acercó a mi y reí un poco cuando capturó mis labios en un beso. Nos separamos poco a poco cuando el sonido del acordeón se escuchó no muy lejos. 
-¿Es impresión mía o habéis cambiado desde la última vez que nos vimos? Vuestra determinación parece mayor. ¿Os acordáis de la balada inacabada de mi maestro? ¡Al fin he logrado terminar los versos clave! Esta ubicación, con el castillo de Hyrule en la lejanía, es el escenario ideal para cantar el último verso que quedaba. Relata los hechos que acontecieron hace cien años en ese mismo castillo. En concreto, habla sobre la ceremonia de nombramiento de los seis elegidos. Prestad atención, pues voy a interpretar la parte final de esta tonada tan especial titulada... La Balada de los Elegidos

Zelda y yo cerramos los ojos al escuchar las finas notas que salían de ese característico acordeón. Afianzamos el agarre en nuestras manos, sonriendo cuando un dulce recuerdo regresó a nuestras mentes.

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En primer plano, el gran castillo se veía. Dentro de la sala del trono, seis elegidos escuchaban al rey. Fueron entregadas las prendas azuladas hechas a mano por la propia princesa. Su padre, el rey, dejó en ella la misión de guiar a tan valientes elegidos. Fuegos artificiales dieron por terminada la ceremonia. 
Las seis figuras principales se reunieron en un hermoso parque dentro del castillo, donde Revali examinaba con curiosidad la tableta Sheikah. Entonces a la menuda princesa zora se le ocurrió hacerle una petición a la, aquel entonces, princesa de Hyrule. La dulce zora quería una foto grupal, para recordar ese momento tan especial. Por Daruk, la seriedad de aquella foto no duró mucho, terminando en risas, tropiezos y corazones rebosantes de felicidad. 

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-Tras la ceremonia, todos fueron conocidos para siempre como <<los elegidos>>. Mi maestro decía que las canciones han de transmitir a quien las oye su historia como si la estuviesen presenciando. Por cierto, hallé esto entre las notas de mi maestro. Vuestros valerosos ímpetus me recuerdan a los de aquellos elegidos. Espero que sus almas, que siempre velan por Hyrule, reposen en paz. -con eso el orni echó a volar. Nosotros dimos un vistazo a aquella foto que nos entregó. Grandes lágrimas cayeron de nuestros ojos: tristeza, alegría, promesas que no se pudieron cumplir, sueños que no llegaron a lo que tuvieron que llegar... Todo había terminado, ¿no?

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Una semana había pasado, una semana donde descansamos, pusimos el castillo en condiciones... La foto entregada por Nyel descansaba en la mesilla al lado de nuestra gran cama de matrimonio. El día había llegado, una gran fiesta se organizaría en el pueblo, queríamos celebrar el fin de una era amarga y estar con nuestros amigos. 
En medio de la celebración, Zelda tuvo que ser examinada por Impa, llevaba días con náuseas y mareada. ¿Una nueva luz llegaba a Hyrule?


                                                                                 FIN. 

𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐬𝐮𝐞𝐥𝐭𝐞𝐬 • (𝑻𝒍𝒐𝒛)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora