Vah Naboris y la ira de Urbosa

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-Oye Link, no te quedes callado, ¿tan mal me queda?
-La miré y contuve la risa, le quedaba bastante grande.- Un poco grande para ti.
-Oh si, ya, lo he notado. -sonriendo se acomodó el casco y se apresuró a hablarme. -bien, he cogido algunas flechas bomba, no son muchas pero creo que nos servirán para frenar a Naboris y que tu puedas entrar. -me entregó las flechas y yo las guardé en mi alforja. -prepara lo que te haga falta, te voy a estar esperando en el puesto de vigilancia situado frente a la ciudadela. Desde ahí, iremos a por Naboris. -esta se marchó y yo me preparé sensatamente. Tras comprar flechas, alguna que otra comida y elixir para curarme fui rumbo al puesto de vigilancia. Parece que la morsa del desierto que anteriormente me llevó a los Yiga me reconoció ya que al terminar de cambiar mis ropajes vino a mí.
Busqué a Riju, vaya que estaba preparada, tenía un semblante muy serio y junto a ella se encontraba otra morsa de color azulado con cresta blanca.
-Así que este es tu verdadero aspecto. -oh, si, la túnica del elegido y los pantalones Hylianos, igual a hace 100 años. - bueno, no hay tiempo que perder. Link échate a un lado. -levantó sus brazos hacia el cielo. - Mi nombre es Riju, soy la legítima heredera de la casa real Gerudo. Es hora de confiar en nuestro antiguo tesoro para poner freno a la bestia divina Vah Naboris. ¡Oh antepasadas Gerudo, oíd mi plegaria! -unas pequeñas chispas se hicieron presentes en el casco, pronto lo que parecía un campo protector nos cobijó. -que poder... Link en este campo estaremos a salvo de los truenos que la bestia nos envíe. -asentí- ¿listo?
-Me preparé en la morsa y puse en el carcaj las flechas bomba. - Listo -emprendimos camino a la bestia. Se encontraba en movimiento y enseguida nos notó. De unos pilares creó cargas eléctricas para después mandar truenos como si se le fuera la vida en ello. El campo tragó tal energía y nos mantuvo protegidos.
-Link, es tu oportunidad, apunta a las patas. -asentí y apunté a las dos patas delanteras, se volvió a poner en movimiento y tuvimos que repetir el proceso otra vez. Tras dejar de lanzar truenos lancé flechas a sus patas traseras y enseguida la bestia se doblegó cayendo al suelo. -esto es todo lo que puedo hacer. Link, dejaré el resto en tus manos, ahora depende de ti.

Corrí en dirección a la bestia, saltando justo a tiempo para que empezara a ponerse en pie.Desperté el terminal de la entrada y enseguida la voz de Urbosa retumbó por el lugar.
-No sabes lo que me alegro de volver a verte, sabía que vendrías tarde o temprano. Si no me equivoco estas aquí para liberar a Naboris, ¿No? Primero debes encontrar el mapa de la bestia para ubicarte dentro de ella. La piedra guía que se encuentra ahí te lo proporcionará, ¡llega hasta ella!-
Frente a mí se encontraba un pequeño guardián con una lanza, acabé con el y subí unas rampas poco empinadas. Miré a mi alrededor y parecía haber un circuito eléctrico que podía montar o desmontar como quería, lo comprobé al obtener el mapa. Habían unas escaleras con unos salientes ir al exterior, algunos estaban tapados con piedras que rebenté con bombas. Abrí varios cofres y en su interior encontré armas y minerales. Decidí ir con cuidado, pues el clima era muy seco y electrificarme sería lo peor ahora mismo. Moví la 1ª rueda para encontrarme con el primer terminal. Me fui a por el segundo terminal que se encontraba en la cabeza de Naboris, al conectar todos los circuitos y mover imánes el cuello de la bestia se levantó y de ella apareció una plataforma que me ayudó a subir. El tercero lo activé moviendo unas manibelas y encender dos conectores. El cuarto terminal lo encontré metiéndome en una especie de cuarto que solo se abría en una posición, mirando hacia arriba. El quinto y último fue el que más tardé en completar, teniendo que llevar unas bolas de metal a su sitio, para que pasara la corriente eléctrica, tardé porque estaban desperdigadas en sitios diferentes. Cuando las encontré y puse en su sitio unas rejas se abrieron y pude activar el terminal. Ahora, un punto naranja brillante parpadeaba en la piedra Sheikah avisándome de lo que venía. Me senté un momento en las afueras de Naboris a descansar unos segundos, cuando me percaté que un cofre colgaba de una cuerda y que si la cortaba tal vez iría al vacío. ¿Cómo explicar la cara de subnormal que planté? Si había algo de utilidad ahí y caía el cofre me iba a cabrear. Miré los módulos de la piedra y me paré a pensar por una vez, ¿Qué tal si paralizo el cofre y luego lo traigo con el imán? Muy bien Link, misión cumplida, pero lo que había dentro me dejó extrañado, no sabía que era. Bah, para algo servirá. Queriendo acabar ya con esto me limité a beber agua y quitarme el sudor de la frente. Me adentré de nuevo en la mazmorra y activé el terminal central que siguió el mismo patrón que los otros tres. Detrás de mi apareció otro engendro de Ganon, traía un escudo además de traer un artefacto en forma de gancho. Era feo a rabiar, y me daba asco.
-¡Ve con mucho cuidado! Es un engendro creado por el mismísimo Ganon. Hace 100 años no logré hacerle ni un rasguño, fue el quien me eliminó. Sé que no caerás en este lugar, saldrás victorioso ¿A que sí? -pues claro que sí Urbosa- Ve con cuidado, es muy rápido no lo pierdas de vista. -bien, la primera en toda la cara, era tan veloz que ni predecí su patrón y me llevé el primer golpe. Se alejó y comenzó a lanzar rayos que yo trataba de evitar. Otra vez hizo el movimiento rápido y no se me ocurrió otra cosa que bloquear el golpe con el escudo, acierto, pues comencé a atacarlo fácilmente. Tras ver que así si le hacía daño seguí haciendo lo mismo hasta que chilló. Ahora lanzaba palos de metal que se electrificaban, pero esta vez no me salió bien la jugada, uno de ellos me electrificó la pierna izquierda y tuve que soltar mis armas, momento que aprovechó para golpearme. No quise pensar en el dolor, cuando cayeron otra vez los metales se los acerqué con el imán haciendo que se electrificara a el mismo, cayendo al suelo y terminando con su vida bajo el filo de mi espada.
Miré mi pierna y verifiqué que no me hubiera pasado nada para después encender la unidad central y encontrarme a Urbosa bajando las escaleras, con su sonrisa de siempre.
-Sabía que lo conseguirías, gracias a tí mi espíritu vuelve a ser libre ¡Y además hemos recuperado a Naboris! Al fin, podré desempeñar la labor que me habían encomendado... que no es otra que ayudarte. -quedó unos segundos mirándome- Estoy deseando que llegue el momento en el que te enfrentes a Ganon en el castillo. Ya va siendo hora de que le de su merecido con la ayuda de la bestia divina. Por cierto, hay algo que quiero entregarte. Se trata de mi poder, la temible ira de Urbosa. Estoy segura de que te será de gran ayuda. -de su mano apareció una esfera amarilla que se coló en mi pecho de forma suave. Al chasquear los dedos aparecieron muchos rayos, quedé impactado ante tal poder.- Sé muy bien que tanto la princesa como tu habéis sufrido por lo que nos ocurrió. Pero era imposible que las cosas resultasen de otro modo. Dile, por favor que no ha sido culpa vuestra... y que no debe seguir torturándose por ello.Al contrario, puede sentirse muy orgullosa de su poder y valentía. -comencé a desvanecerme.- Cuida de ella por mi ¿quieres? -una suave risa resonó en la bestia.- De paso encárgate de Hyrule también. -me guiñó un ojo, suficiente para que yo me sonrojara un poco ¿sabía ella de mi relación con Zelda? ¿tan obvios eramos? Me desvanecí del lugar.


Llegando de nuevo a la ciudadela la tierna voz de mi princesa hizo que me quedase estático.
- Link... has logrado recuperar a las Bestias Divinas y has liberado las almas de lo elegidos. Ahora, están listos para ayudarte a luchar contra Ganon, al igual que yo. Te estaré esperando. -sonreí tontamente para después entrar y encontrarme con Riju. Ella me dio el escucho y cimitarra de Urbosa. ¿Que es lo siguiente que haría? Recuperar mis preciados recuerdos.

𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐬𝐮𝐞𝐥𝐭𝐞𝐬 • (𝑻𝒍𝒐𝒛)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora