-Un mes después-
*Narra Katherine*
Me desperté porque oí ruido en la cocina. Este tiempo había estado viviendo con mi padre en un pequeño apartamento, él había dejado por un tiempo su trabajo en Chicago y ahora trabajaba en un supermercado de cajero, era suficiente para matenernos.
Cuando me iba a levantar de la cama noté que la puerta de mi habitación se abría. Mi padré entró con un cacho de tarta y unas velas encendidas cantándome el cumpleaños feliz. Sí, hoy era mi cumpleaños, por fín hacía 18 años.
-Felicidades hija.- Me dijo mi padre dándome un beso en la frente.
-Gracias papá.
-Bueno, come que tienes que ir a clases.
-Gracias por estropearme mi cumpleaños.
-Venga, que llegas tarde.
Me comí el trozo de tarta y me fui a la ducha.
Después de casi una hora ya estaba de camino de la Universidad. Cuando llegué a la puerta mis amigas vinieron a mí corriendo y felicitándome.
-Gracias chicas, pero me gustaría respirar.- Todas se separaron del abrazo que me habían dado.
-Toma, para tí.- Me dijo Helen, dándome un sobre.
-¡Toma!- Dijeron las demás a la vez entregándome muchos sobres de distintos colores.
-Oh chicas, no hacía falta.
-Claro que hace falta, eres nuestra amiga, es lo mínimo que podemos hacer.- Me dijo Christina.
Entramos a clase, mientras que llegaba el profesor yo fui leyendo algunas cartas. Eran todas muy bonitas, me emocioné muchísimo ya que hacía tiempo que no tenía unos amigos así.
Cuando terminaron las clases, de camino a mi casa, un coche se paró al lado mío, miré disimuladamente y vi que era Harry. Me detuve en seguida y me acerqué.
-¿Subes?
Yo asentí y me subí al coche.
-Felicidades preciosa.- Me dijo dándome un beso.
-Muchas gracias.- Le dije.- Hoy estaba en clase y me acordé que dentro de unos días es el cumpleaños de Niall.
-Pasado mañana exactamente.- Ms dijo.
-¿Vamos a prepararle algo?
-Sí, hemos pensado en juntar vuestros cumpleaños en una sola fiesta. ¿Te parece bien?
-Claro.
Estuvimos un tiempo en el coche.
-¿A dónde vamos? Por aquí no se va a mi casa.
-Es una sorpresa.- Harry paró el coche en un espacio que había en la carretera y sacó un pañuelo negro de su bolsillo.
-Te tienes que tapar los ojos.- Me dijo sacando un pañuelo negro del bolsillo.
-Me gustan las sorpresas.- Cerré los ojos para que Harry me pusiese la benda y así hizo, la pasó delicadamente por mis ojos y la ató con cuidado de no tirarme del pelo. No veía nada.
-¿Ves algo?
-No, nada.
-Vale.- Volvió a arrancar el coche. Fueron diez minutos de camino, cuando llegamos Harry se bajó del coche y vino hacia mi sitio para abrirme la puerta ya que yo no veía nada.
-Cuidado no te vayas a caer.- Me dijo cogiéndome de la mano. Cuando ya estuve fuera, Harry cerró el coche y empezamos a andar, estábamos cruzando una calle. Al otro lado de la calle había un bordillo, lo subí y después de un poco de suelo sólido pisé algo blando, parecía ser cesped.
-Ya está, cierra los ojos que te voy a quitar el pañuelo.- Me quitó el pañuelo y abrí los ojos.
-Oh Hary...- Dije al ver lo que tenía en frente.
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