CAPÍTULO 8- Las apariencias engañan.

243 26 0
                                    

Me pongo el pijama, si es que se le puede llamar así, me tumbo en la cama y rompo a llorar. Eres tonta, Adriana. ¿Vas a desperdiciar tu verano por una tontería? Ármate de valor y por lo menos pídele perdón. La chavala se está portando genial contigo. Me dice mi subconsciente a voces. 

No me lo pienso más, me pongo mis Airmax y salgo por la ventana dispuesta a cruzar el muro que separan mi casa y la suya. Apago la luz y salgo. Como me pillen Mari y Pedro, muero. 

Pego un arriesgado salto y me apoyo en su ventana, compruebo que está entreabierta y directamente salto, y paso. 

-¿Qué coño haces aqu...?- Me dice bastante enfadada desde la cama. Lleva un camisón slip de encaje precioso.

No puedo dejar de mirarla. 

-Mira, Paula, lo siento de verdad, me he rayado tontalmen...- Antes de terminar la frase, Paula se pone de pié y me empotra contra su armario. 

-Las niñas buenas como tú no hacen esas cosas. No se va a repetir más, ¿Verdad?- Me dice susurrando y mirándome a los ojos. 

No soy capaz de contestar. 

Apoya mi cabeza en el armario y se acerca suavemente a mi cuello, lo muerde y no puedo evitar gemir. Sube a mi oreja y noto su fuerte respiración. Empieza a besar lentamente el lóbulo de mi oreja. Da unas ligeras lamidas que hacen que un escalofrío recorra todo mi cuerpo. 

Se aparta para atrás y me vuelve a mirar a los ojos. Desprenden pasión y lujuria. Levanto ese camisón que me pone tan cachonda y acaricio su tatuaje. Paula se muerde el labio y suelta un pequeño gemido. Acerco mi boca a sus labios y los acaricio con mi lengua, abre la boca y jugueteo con su lengua. 

Mi pierna está entre las suyas y noto como se va humedeciendo. Mi mano baja despacito desde su abdomen. 

-La niña buena de ciudad va a resultar ser un poco zorra, ¿no?- Me dice con una mirada ardiente, y yo me pongo todavía más cachonda. 

Me enciende muchísimo que me digan eso...

-Las apariencias engañan, Paula-.

Estoy dispuesta a quitarle el camisón cuando de repente:

-¡¡PAULA,VEN, POR FAVOR!!- Se oye a Encarna desde abajo. 

Nos apartamos y Paula me pide que me vaya. Corriendo baja a la otra planta y yo salgo por la ventana y regreso a mi habitación. 

Cuando llego me descalzo y miro si Pedro y Mari están durmiendo ya.

Compruebo que si y me tumbo en la cama a reflexionar sobre lo que había pasado.

Mejor voy a leer un rato. 

-La niña buena de ciudad va a resultar ser un poco zorra, ¿no?-.

Pero no me saco de la cabeza esa maldita frase. 

Yo... Bueno, nunca he ido ni de angelito ni de demonio, pero la verdad siempre me han dicho que parezco un cachito de pan. 

Pasa el rato y decido mirar el móvil, 350 mensajes, nada importante, grupos de clase, de mis amigas, de la familia... Voy a escribirle a Paula, ¿Qué querría Encarna? Me estoy preocupando. Paula en otra situación seguro que habría entrado por la ventana y habría terminado la faena. 

Yo:¿Qué quería Encarna? Me estoy preocupando. ¿Va todo bien? Contesta en cuánto puedas.

Paula: Se ha caído de la cama,pero ya está aquí el médico. Se recuperará.Ya nos veremos.

Yo: Si necesitas algo me escribes.Descansa. 

Pobrecita Encarna...¿Me acerco a su casa? No, mejor no, tampoco quiero molestar. 

Las palabras de Paula me suenan vacías, me esperaba algo más. 

Tampoco me quiero rayar demasiado. Miro la hora, las 3 de la mañana, ya es tarde. Me voy a dormir. Mañana será otro día. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Desenfreno en el pueblo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora