CAPITULO 7-¿Dónde me he metido?

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-Bonjour beauté- Dice Mari abriendo las cortinas, demasiado para mi gusto. 

-Buenos días Mari, ¿Qué hora es?-.

-Las 8:30 de la mañana-.

¿Really? Pienso para mis adentros. ¿Estamos locos? ¿Qué no entienden de la palabra vacaciones?

-Lo siento petite, pero al tito Pedro le hace muchísima ilusión que le acompañes al huerto-.

-Está bien, voy a cambiarme. En 10 minutos bajo-.

Me acabo de levantar y no me saco de la cabeza a Paula. ¿Me compensa echarme amigos aquí? No sé yo...

Miro mi gran armario lleno de ropa y elijo un peto vaquero monísimo, ya me lo dijeron mis amigas, hasta al campo hay que ir guapa, así que ni me lo pienso y me planto el peto, sin lugar a duda acompañado por mis Nikes. Me hago una coleta bien alta. O no, mejor una trenza, y me pongo rímel en los ojos. Se van a reír de mi en cuánto baje. 

Antes de salir por la puerta me acerco corriendo a la ventana, ni rastro de Paula. 

Adriana, no te obsesiones. Me grita mi subconsciente. 

Bajo y efectivamente, sólo escucho carcajadas. 

-Qué mona va esta chica siempre, hasta a plantar tomates y pepinos- Comentan Mari y Pedro al verme. 

-Ja ja ja- Es lo único que les contesto. 

Desayunamos y cuando terminamos Pedro y yo vamos a el huerto en su kia. Menudo cochazo para ir al huerto todos los días...

A las dos horas ponemos rumbo a casa, después de una larga mañana de siembra. Para mi sorpresa, cuando entro por las puertas del patio me encuentro a Paula y a Mari metiendo tomate en botes. 

-¿Qué mona te has puesto tú para ir al campo no?- Dice Paula y Mari y Pedro le ríen la gracia. 

-Nuevo look campestre primavera verano- Sigue bromeando Paula mientras Mari y ella imitan desfilar en una pasarela. 

-Si fueras igual que de maja que graciosa, serías la polla, Paula- Digo algo molesta. 

-No te enfades tonta- Me dice mientras me agarra de la cintura y me besa en la mejilla. 

Vuelvo a flipar. ¿Dónde me he metido? ¿Esto me está pasando a mi? Menudas confianzas...

Pasamos a la cocina y Paula se quita el mandil. 

-Yo me marcho ya, que tengo que acompañar a la yaya al médico e ir a la farmacia, hacer la comida... Vamos, lo de todos los veranos- Dice Paula.

-Ten paciencia, cielo, ya sabes como está la abuela- Le contesta Mari. 

-Esta tarde a las cuatro te recojo, iremos a echar un futbolín y unas cervezas. Chao preciosidad- Me dice Paula mientras sale por la puerta.

Preparamos carne a la brasa para comer y cuando terminamos los tres nos echamos en el sofá. Me encanta ver saber y ganar, y por lo que veo a Pedro y Mari también. A las 15:30 decido subirme. Hemos quedado a las 16:00 y me tengo que duchar. 

Me ducho, me depilo bien y me seco el pelo a toda velocidad. No está seco del todo, pero he pensando en hacerme un buen moño, y además me voy a poner un lazo. Me encantan y se llevan mucho. Me coloco una camiseta con encaje blanca y unos pantalones largos. Me pongo algo de colorete y rímel. Ya es la hora y Paula no ha salido. La esperaré en el banco que hay en su fachada.

Desenfreno en el pueblo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora