CAPÍTULO 9- Casualidades.

213 28 0
                                    

Me despierto y son las 10 de la mañana. Tengo muchísimo sueño, e intento abrir los ojos. ¿Qué son esos ruidos? 

Me asusto. 

Pero en mi cabeza empieza a reproducirse como si de un vídeo se tratara todo lo que pasó anoche con Paula. ¿Cómo pudo pasar? Todavía recuerdo esa mirada de pasión y lujuria. 

Me muerdo el labio de pensarlo. 

Si no llega a ser por Encarna... Le habría quitado el camisón. 

¿Cómo me puede encender tanto? No lo comprendo, de verdad.

Mis tripas suenan pidiendo un buen desayuno. 

 Decido bajar a la cocina así conforme voy, con mi blusa que casi tapa mis rodillas.

-Ay, Adriana. Estoy muy nerviosa. He estado en casa de Encarna hace un rato llevándole unas magdalenas recién sacadas del horno y me encuentro a Paula organizando toda la casa ella sola y muy preocupada. Dice que Encarna se calló anoche de la cama. El médico nos ha comentado que le va a afectar bastante a la movilidad, y además siempre ha tenido los huesos fastidiados la pobre-.

-Las niñas buenas como tú, no hacen esas cosas. No se va a repetir más. ¿verdad?-.

Me viene a la cabeza la frase de Paula.

Uffff, no me la saco de la cabeza.

-¿No me digas, Mari?- Le digo muy preocupada disimulando que no sé nada. Si Mari se entera de algo, me mata. 

-Si, hija mía. Por lo tanto Pedro y yo hemos pensado una cosa. Encarna está muy mayor, y aunque no se ha roto nada necesita vigilancia las 24 horas por si se vuelve a caer o le pasa algo,y ya sabes que no voy a descansar tranquila sabiendo que el rato que no está Paula en casa, estará sola. Ella es una cría y aunque a mi no me gusta que salgáis mucho entiendo que tenéis que estar para aquí y para allá-.

-Yo os puedo ayudar en lo que necesitéis. Estoy estudiando para cuidar a personas en esa situación, ya lo sabes, Mari-.

 -Gracias cariño, sé que vas a ayudar en todo lo que puedas, pero si a ti te parece bien Encarna se vendrá a casa hasta que puedan venir sus hijos. Hemos pensado que dormirá en tu habitación, y tú te irás con Paula. Hemos visto que os lleváis muy bien, y si de verdad no te importa, lo haremos así-.

Me quedo blanca. No soy capaz de articular palabra. ¿Really? ¿Dormir en la habitación a la que me colé anoche? ¿Con una chica que conozco desde hace dos días y ya nos hemos liado? Esto es de locos. Y mi verano acaba de comenzar... Virgen María. 

-Si, me parece bien-.

Es lo único que soy capaz de articular. 

-Genial cariño, gracias por comprendernos. Cuando termines sube a recoger las cosas de tu cuarto- Dice Mari abrazándome. 

Termino de desayunar algo rayada, y subo corriendo a cambiarme y a guardar mis cosas. Mis fotos, posters, y luces que tenía en el cabecero de la cama volvían a una caja por segunda vez esta semana. 

Me pongo mis pantalones cortos, parecidos a esos que tan poco le gustan a mi madre (no, no son dónde me dejé el papel con el número del camarero,para mi desgracia), un top de flores y encima una camiseta amarilla que me encanta. Me calzo mis vans blancas y me hago una trenza. Ni me apetece maquillarme hoy. 

Guardo toda mi ropa y me paro a pensar en todas las veces que me dice mi madre que tengo demasiada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Guardo toda mi ropa y me paro a pensar en todas las veces que me dice mi madre que tengo demasiada. Alomejor lleva razón la mujer. 

-Gracias, Adriana por cederme la habitación. Las personas mayores no damos más que problemas y disgustos, hija mía- Dice Encarna cuando paso a su casa y está sentada en su sillón.

-No se preocupe Encarna, no me resulta ninguna molestia-.  

Le contesto acercándome y dándole un pequeño abrazo. 

Baja Paula las escaleras con una bolsita llena de medicinas y mala cara. No dice ni buenos días.

¿Estará enfadada aún? No creo... Parece que me perdonó.  

Instalamos a Encarna en mi habitación, y colocamos algunas de sus cosas más básicas, cepillo de dientes etc...

No abrimos la boca, pero nuestras miradas se buscan. 

Llega la hora de comer y todos colaboramos en hacer una riquísima ensalada y un pescado que a Paula le sale muy bueno. 

Todo son caras serias. 

Llega la tarde y Paula se va a dormir un rato. 

-No he descansado nada, cuando me despierte vengo y merendamos, yaya-.

Dice mientras sale por la puerta. 

-Si ya no me necesitáis, voy a cambiarme y me voy a hacer algo de deporte-.

Digo mientras termino de fregar los platos. Cuando voy a casa de Paula a por mi ropa,ella ya está durmiendo. 

Me pongo un top y unos pantalones cortos. Me calzo mis deportivas y conecto los auriculares a mi móvil. Nada mejor que la música para desconectar.

Doy un largo paseo por las frondosidades del pueblo, alterno andar y correr

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Doy un largo paseo por las frondosidades del pueblo, alterno andar y correr.

Rápido,brusco,violento de Juan Magan suena en mi móvil. Me encanta esta canción. 

Cuando comienza a anochecer decido irme a casa. 

Llego y todos están ya allí. 

La cena transcurre como la comida, y cuando terminamos Mari dice que ya nos podemos ir cuando queramos. 

-Oye, Paula, ¿Te pasa algo conmigo?- No puedo evitar preguntarle.

-No-.

-Paula, joder, cuéntamelo- Le digo enfadada. 

-Me asusté mucho, entiéndeme, es mi única abuela, y no sé que sería de mi sin los veranos en el pueblo sin su compañía, su alegría, sus anécdotas... Estoy todo el puto año deseando que llegue verano para poder venir, y vengo y pasa ésto...-.

-Lo entiendo, Paula, pero piensa que sólo ha quedado en un susto. Además, ten por seguro que con Mari y Pedro, y nosotras al lado, a tu abuela no le va a faltar de nada-.

-Lo siento si hoy he estado distante contigo, perdóname- Me dice con una pequeña sonrisa en la boca mientras entramos a su cuarto.

-Estás perdonada. Pero no lo vuelvas a hacer más, ¿vale?- Le digo guiñándole el ojo e intentando reproducir la frase que me dijo ella. 

-Oye...¿duermes en la cama conmigo,no? Me niego a que duermas en otra habitación, vamos- Me dice con cara de pícara. 

-Me has convencido. Va, ponte ese camisón que tan bien te queda-.

Se quita la ropa, quedándose en ropa interior y se pone el camisón. ¡¡Bfff, cómo me pone!! 

Nos metemos en la cama y no puedo dejar de pensar en terminar lo de la otra noche. 

Me tumbo de lado y Paula hace lo mismo. Se queda mirándome. 

-¿Las niñas buenas siempre ponéis esa carita cuando estáis cachondas?-.

Cómo sabe lo mucho que me pone que me diga esas cosas...

-¿Cachonda? ¿Yo? Para nada- Le digo riéndome. 



Desenfreno en el pueblo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora