Parte 14

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Marzo.

Estábamos en marzo, exactamente el 21 de marzo, ósea que hoy es mi cumpleaños.

– Hey Kay ¿Hoy es un buen día para suicidarme?

– Ajá – respondí distraída pero frunci me ceño y la voltee a ver cuando procese la pregunta. – ¿Qué?

– ¡Te estoy hablando! ¿Podes dejar el celular y ponerme atención? – segundos después una almohada se estampó contra mi rostro – ¡Te vengo a ver por tu cumpleaños y así me pagas!

– Lo lamento – reí – Estaba leyendo los saludos en Twitter.

– Eso o estabas esperando el mensaje de alguien – levantó sus cejas repetidas veces.

– Él no sabe que cumplo años hoy, además hace días no hablamos, seguro ya se olvidó de mi – encogí mis hombros restándole importancia.

Aunque la verdad, una parte de mi estaba esperando un mensaje de él.

– Sabes que está ocupado con su álbum y no hablan hace dos días, no seas exagerada – rodó los ojos – Estuvieron hablando todos los días desde noviembre, ya no los aguanto.

Solté una risa.

– En fin ¿Que me estabas diciendo?

– Oh si – se levantó de mi cama y se dirigió a mi armario – ¿Que te vas a poner hoy?

– No lo sé, siempre me decido a último momento – dejé mi celular a un lado y me acerqué a mi amiga.

– Deberías ponerte este short negro – habló levantando la prenda ajustada del cajón y entregándomela, la tomé en mis dedos y la lancé a la cama – Y arriba... – dudó varios segundos pero al final se decidió por una blusa azul ajustada también al cuerpo – Ésta.

– Supongo que está bien – se la quité de las manos y la coloqué junto al short.

– Luego del boliche me quedaré a dormir acá, no tengo ganas de ir hasta mi casa – me informó Mía tirándose nuevamente a la cama.

– Bien – respondí tirándome junto a ella, igualmente ya me imaginaba que vendría de nuevo a mi casa. – ¿Ya sabes que te vas a poner vos?

– Yep – asintió – Está en mi bolso.

– ¿Podemos ir a comprar comida? Tengo hambre – resongue, Mía no quería salir de mi casa y no entendía porqué.

– No Kay, no tengo ganas – se estiró tranquilamente.

– Eres una vaga – bufé – Entonces iré sola.

– No – tiró de mi brazo para que no pudiera levantarme – Vamos en un rato.

– Pero...

El sonido de mi celular se escuchó por toda la habitación y prácticamente me abalancé hacia él sin terminar la frase.

– Se nota que no te interesa que te mande un mensaje – escuché la risa de mi mejor amiga.

Desbloqueé el celular y me encontré con el mensaje de una amiga deseandome feliz cumpleaños y que nos veríamos esta noche.

Suspire frustrada, no se porqué me hago ilusiones, después de todo Shawn Mendes nunca se fijaría en mí.

Me giré a Mía y ella se encontraba tecleando algo en su celular.

Me dispuse a volver a mi cama pero el timbre retumbó por toda la casa interrumpiendo mi caminata.

– ¡Kay es tu cumpleaños, atendé vos porque a mi no me vienen a ver! – el grito de mi mamá se escuchó desde la cocina.

– ¡Ya voy! – contesté corriendo las escaleras hasta abajo.

Me acerqué hasta la puerta y observé por la pequeña ventana junto a la puerta para saber de quien se trataba.

Mi corazón saltó de mi pecho y no sabía como reaccionar.

No sabía si extrañarme o ponerme feliz, si sonreír o fruncir mi ceño.

Abrí la puerta y me quedé observando sorprendida a la persona que tenía frente a mí.

– ¡Feliz cumpleaños! – sonrió y luego me rodeó con su brazos.

– Shawn – solté aún sorprendida.

Fama » shawn mendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora